Por la ventana de la cocina se filtra la luz arrolladora
hasta el fondo del recinto, hasta el fondo del alma.
Hay siete moscas malditas, siete granos en el corazón,
en el corazón de fuego que ya empieza a calentar la mañana.
En el corazón rusiente de ideas y proyectos
que amenazan el descanso.
Dame el hielo benefactor de tu amor
que quiero controlar el ansia y el recuerdo
que quiero honrar el ocio
y apagar los motores de mi mente.
Que quiero dedicarte el tiempo
que tu alma y tu cuerpo se merecen.
Y quiero hablar de trucos de la vida y la muerte.
De la vida, cómo alargarla con amor, gozo
y un poco de suerte.
De la muerte, cómo engañarla uniendo tu ingenio y el mío,
cuidando, un poco, la salud,
mostrando, a la maldita, que nuestro empeño de vivir
es aún más fuerte.
Y cuando, con ayuda del tiempo, nos derrote
será falsa victoria...
tu ternura quedará flotando en el ambiente
buscando la mía
y se encontrarán continuamente
en la memoria leal de nuestra simiente.