Diego López Garrido, portavoz del PSOE en el Congreso, ha
asegurado que la Ley de Memoria Histórica está en
disposición de seguir su trámite en el Congreso, en el
Senado y ser aprobada antes de final de año.
Un año lleva el PSOE claudicando y quitando comas y puntos
al proyecto de Ley semi dormido. Un año de entregas y
regalos a los de siempre: izquierdosos y separatistas. Un
año en el que otras cosas han importado más a determinados
intereses, cosas terribles y flagrantes como pactar con
asesinos, o enseñar a la ciudadanía a ponerse de rodillas
frente a unas siglas sin hacerlo, jamás, ante un dios.
Ahora, con un puñado de asesinos en la cárcel gracias a un
juez que de nuevo dice sí señor, ahora que parece que todo
está controlado, otra vez se remueve la mierda.
Yo no se si las derechas, que ganaron la guerra iniciada por
las izquierdas, son siempre los malos, o si, por el
contrario, los malos son aquellos que iniciaron y perdieron
una guerra que se les escapó de las manos y se convirtió en
una excusa para masacrar a gentes de ambos bandos,
cobrándose, el que así lo quiso, facturas pendientes y odios
vecinales. No sé, como decía, si unos u otros son los malos
(A estas alturas prefiero pensar que… malo, malo, ninguno)
Sí sé, en cambio, o creía saber, que de aquellos barros hace
tiempo que se limpiaron sus lodos.
Cuarenta años sin dictadura son muchos años. Cuarenta años
sin rencores, debían dar para mucho pero, sobre todo,
cuarenta años de democracia, deberían haber sido suficientes
para que ningún mindungi, por mucho que tuviese un abuelo
republicano, nos enfrente de nuevo, nos coloque a uno u otro
lado de la raya que tanto le interesa trazar, dividiendo
otra vez al País. Enfrentándolo. Rompiéndolo. Pero ay de él
si el odio se rebrota, como algunos dicen que está haciendo.
Ay de él si nuestra España, esa a la que de repente sí
podemos nombrar, se rompe y se parte y (de nuevo Machado)
nos hiela el corazón.
Es notorio, porque se nota, y así lo dicen otros mucho más
sabios que yo, que la dichosa Ley ha sido concebida para la
ruptura con el PP, para su aislamiento, para mayor
complacencia de (otra vez aparecen) izquierdosos y
separatistas.
Parece mentira que un estadista tan preclaro como lo es
nuestro Presidente, no alcance a ver (o sí) las
consecuencias de su eterno amor a las autonomías
periféricas. Tanto dar, tanto regalar y tanto asentir, que
no sabemos que queda para los demás. Bueno sí, basta con
leer, aunque sea línea sí, línea no, los presupuestos del
Estado, y hacer con sus cifras dos columnas tituladas:
Dotación para amigos y dotación para enemigos, y veremos con
qué desigualdad se reparten los euros claro que, con esos
titulillos que me han salido, no podía ser de otra forma.
No creo que así se pueda gobernar cuatro años más. De
espaldas a todo y a todos, negociando con quien no merece
sentarse a más mesa que a la del tribunal, dando la espalda
a quien más manda en el orbe, mintiendo en lo que se refiere
a las guerras, y negando honores a los que mueren sin culpa
alguna, ya sean inocentes ciudadanos o valientes soldados.
Otros siguen muriendo en la carretera pero ahora, al fin,
nos meterán en la cárcel por ir más de prisa de lo que
indica una señal que no es precisamente la que anuncia unas
obras de mejora. La autovía de El Duero, ni por asomo. El
control del IPC, que lo hagan otros, y los demás seguiremos,
por los siglos de los siglos, con los problemas de siempre.
Llegó la hora de la pregunta. ¿Los de enfrente, lo harán
mejor?