La sociedad contemporánea, es caracterizada por la complejidad
de las relaciones que se establecen en ella, la educación es uno
de los canalizadores en donde se evidencia la complejidad con
las diversas relaciones, y el currículum, es donde existe, desde
dentro, la posibilidad de realizar modificaciones de fondo a la
sociedad. Si se parte desde esta base, se hace comprensible la
idea que el Arte es uno de los medios que posibilita generar un
aporte crítico y propositivo para hacer de la sociedad un lugar
mejor. Es él, quien aporta a la dinámica “guiadora” de la
educación, que al día de hoy relee sus relaciones con el medio
transformándose en respuestas a necesidades integradoras y
constructivas del medio y nación, la posibilidad concreta de
renovación y entendimiento. No obstante, qué significa educar,
etimológicamente educación, hace referencia a la idea de guiar o
encauzar, por tanto, puede ser entendida como un proceso
formador, en donde se realiza una estructuración bajo los
parámetros de la normativa social (Dewey, 1998: 21). Dentro de
ésta línea, Beltrán y San Martín (2002), señalan que sería
interesante cuestionarse los contenidos, procedimientos,
criterios y tipo de cultura que se transmite. Siendo este
aspecto fundamental del hacer pedagógico y de los actores
involucrados.
El proceso colegiado facilita la pertinencia de los ámbitos
formativos para el escolar, caracterizado por una clara
“orientación social”, construida desde la memoria, lo legal, la
cultura y costumbres entre otros. Estas se remiten a lo
particular, lo regional y situaciones de carácter étnico
geográfico, “pero no así los principios que la fundamentan, para
los que ya existe un amplio consenso democrático” (Beltrán y San
Martín, 2002).
Son los acuerdos acerca de lo que es educar, en donde se
encuentra la coherencia de un centro escolar (Beltrán y San
Martín, 2002), estamos enfrentados a capacidades de los
docentes, tales como: empatía, carácter propositivo, innovación
y relaciones con los estudiantes desde sus improntas,
determinando no sólo la efectividad de las labores emprendidas
para la consecución de los objetivos sino, significativa para el
mejor ambiente de trabajo.
La metodología para este caso (La coherencia escolar), precisa
delimitación de sus dimensiones, por tanto el recurrir a la
epistemología convendrá en dejar de lado expectativas irreales o
irrealizables, cuando resulta común escuchar predisposiciones
mesiánicas como respuestas frente al desempeño escolar y
docente, como por ejemplo, las bondades del, “autoaprendizaje”,
en la denominada sociedad del conocimiento (Beltrán y San
Martín, 2002). El analizar las dificultades por quienes las
sobreviven significa un grado de certeza mayor al
dimensionarlas, reconocer su profundidad y dónde y cómo estas se
han expandido o encontrado espacio para su crecimiento, la
coherencia radica en un lugar para ser parte más tarde del
sistema escolar (Beltrán y San Martín, 2002), aunque el diseño
escolar nace de las coordenadas que el centro lleva es necesario
integrar a él, el carácter gregario o correr el peligro de
convertirse en un estado aislado incluso aún no resueltas
algunas dudas de carácter estructural (ruralidad, urbano, mas o
menos recursos).
El carácter global de la economía tiene igualmente connotaciones
políticas y educativas, bajo el nuevo escenario que propone con
una disminución cada vez mayor del papel del Estado, en la
pretensión de que el mercado regularía una distribución
equitativa del ingreso y la calidad de la educación, pero como
hemos visto esta no es la característica de la economía de
mercado. El afecto al rol mínimo del Estado, dice relación con
el carácter cualificador del individuo, se oculta a la vez que
estos no parten del mismo lugar con las naturales diferencias en
la calidad de la educación producto de la desigualdad del
ingreso y sus posteriores resultantes, en este momento el Estado
viene en ser un articulador de las necesidades de oficio que la
economía neoliberal demanda (Beltrán y San Martín, 2002).
Los autores se preguntan acaso… ¿Es posible continuar con
principios organizativos alejados de la denominada sociedad
global?, o, ¿Cómo contraponer las tendencias desde lo local con
lo global?, ¿Cómo afecta a la convivencia interna y si caso es
labor de los docentes discutir asuntos de esta naturaleza en los
centros? (2002). Éstas interrogantes ratifican las presiones a
que está sometida la escuela no ya desde la educación, sino
afectada por relaciones macroeconómicas donde no ha sido
consultada. La situación por su delicadeza demanda
transformaciones pero realizadas por todos, lo contrario, no
asegura que si estas provienen de directrices ajenas tendrán
efectividad haciendo naufragar en un mar de incertidumbre
programas y propuestas educativas dispersas y probablemente
carentes de pertinencia frente a los escolares y docentes que
resultan en operadores informáticos. La situación demanda un
acercamiento de los agentes escolares acerca de los contenidos
propositivos de la necesaria coherencia, tres ámbitos en los
cuales debe centrar la atención la educación, serían: a) En
relación a los otros, b) En relación a la naturaleza y c) En
relación al conocimiento y la cultura (Beltrán y San Martín,
2002:17).
En relación a los otros, referido al reconocimiento de las
diferencias individuales, simetrías y asimetrías
homogeneizadores y más aún al reconocimiento del otro como
legítimo otro.
En relación a la naturaleza, enfatizar en el reconocimiento de
lo natural y artificial, con lo que ello involucra (renovación,
herencia, creación y sus respectivos antagonistas). Es decir, la
escuela, debe incorporar la conciencia y responsabilidad social
a los espacios escolares. Idea que es compartida por Morín
(1999) donde establece la complementariedad entre el ambiente y
los seres humanos.
En relación al conocimiento y la cultura, la escuela es uno de
los agentes encargados de transmitir el saber, la ventaja
comparativa es el diálogo comprensivo que se debiera dar entre
profesores y estudiantes.
Los autores muestran las interrogantes que surgen desde la
evolución que observa el estado frente a la educación, al
liberarse de responsabilidades que signifiquen la totalidad de
los estudiantes y el mercado como nuevo proveedor de la misma.
Al no establecer lineamientos claros de lo que significa esta
división, se han generado graves problemas de socialización y
segregación entre los mismos escolares (proveniencia, calidad de
la educación y de vida, expectativas laborales, salarios). No
obstante, el currículum efectivamente contiene la posibilidad de
ser construido desde el establecimiento pero con una clara y
compartida fundamentación social. Frente a esta autonomía ¿es
factible asumir que los contenidos del currículum escolar por
establecimiento tiendan efectivamente a la comprensión e
integración social? El currículum está compuesto por los
conocimientos producidos en momentos y ámbitos diversos que
luego separados y reubicados por áreas, son puestos en una
dinámica para la apropiación por sus receptores en un medio
diferente de donde fueron originados. Éste da identidad a las
organizaciones, como un camino que conduce a un lugar, es decir,
la escuela articula conocimientos diversos que son facilitados
para su exposición y reproducción posterior, demanda paralelos
de acuerdo a la complejidad y secuencia en la entrega de los
mismos como en la infraestructura necesaria.
Un planteamiento como éste no resiste el avance de las nuevas
condiciones, con mayor razón cuando los participantes no tienen
claro conocimiento de dónde van, para qué y cómo, debido a que
la producción de conocimientos se encuentra caracterizada por su
reelaboración y su exigencia es cada vez mayor como el que las
personas destinen cada vez más tiempo a la educación significa
nuevos contextos de elaboración y difusión. De acuerdo a las
condiciones antes mencionadas, el currículum debe convertirse en
un proceso permanente de indagación relativa a las
transformaciones que vienen operándose en los ámbitos de la
producción, a las nuevas exigencias planteadas por los contextos
productivos emergentes y a las mejores condiciones para
facilitar su interconexión” (Beltrán, San Martín, 2002:41). Las
nuevas propuestas han de asumir conscientemente la pluralidad
existente y contradicciones relativas a los fenómenos que
habitan en los conocimientos. Al respecto la institución ¿Es el
medio de difusión frente a estas exigencias?, las instituciones
surgen del seno de unas normas que sus integrantes validan, y lo
que se dice y hace en este marco está relacionado con esto,
producto del acuerdo de ajustarse a pautas para la existencia de
la misma, determinando estructuras de orden que orientan las
relaciones de sus componentes. Aunque la estructura resta
flexibilidad a la institución, no resulta contradictorio.
Significa igualmente la capacidad de lograr mayor solidez,
cuando en las organizaciones existen orientaciones propias y
naturales de quienes las componen, mas deben tener una tendencia
a la unificación más que a la diversificación a riesgo de su
debilitamiento progresivo influido en exceso por la perspectiva
personal. Al igual que el currículum, la estructura contiene
contradicciones, a partir de criterios observados con lógicas
diferentes. Debido a que las instituciones son una resultante de
intereses y convenciones amparadas no sólo en quienes la
componen sino de normas que las establecen impidiendo, no en
pocos casos, transformaciones que pudieran incluso activarlas
cuando éstas inicien una fase lejana de sus propósitos
originales. El acceso universal y sin restricciones a los
establecimientos, homogeneiza de tal forma que no incorpora lo
diferencial como forma de solucionar determinadas dinámicas, las
perspectivas que colaboran con las compartimentaciones sólo
manifiestan el interés sectario de las mismas, contribuyendo a
aislarse de aspectos importantes relacionados con el ser humano
y la sociedad.
Como se ha visto, el currículum, entre sus características,
encuentra la flexibilidad, la que no sólo es la capacidad de
adaptarse para la mejor consecución de unas fundamentaciones que
luego se objetivan, es también una posibilidad de articulación
desde la especialidad; a continuación Eisner (1998), comenta
aspectos del currículum para el Arte donde incorpora la mirada
de los estudiantes, señalando que en la medida que las escuelas
sigan siendo el vehículo social principal por medio del cual se
ofrece la educación formal, resulta vital distinguir entre
currículum y enseñanza. Postula que currículum, hace referencia
al conjunto de actividades de aprendizaje elaboradas de acuerdo
a las características de los estudiantes con los cuales se
trabaja, destaca además que la educación de Arte puede
desarrollarse en tres dominios: el productivo, el crítico y el
cultural. Éstos parámetros nos proveen de posibilidades para
realizar este objetivo, como que la vida de un individuo está
atravesada por la de otros en una relación sinérgica
interdependiente. El adiestramiento a partir del estímulo –
respuesta, resulta igualmente una fórmula para el logro de
actitudes y convencionalismos; mas, los aprendizajes adquiridos
por este medio al perder el condicionamiento se olvidan y las
conductas que se deseaban cambiar, se repiten. Esta orientación
tiende, como hemos dicho, al adiestramiento para asegurar
hábitos que sean de utilidad.
El lenguaje, por su profusión en el uso y las posibilidades
metodológicas, es una contra-respuesta al fenómeno comentado
anteriormente. Éste presenta infinitas posibilidades (no verbal,
gestos, corporales, plásticos, tridimensionales, audiovisuales,
perfomanticos, entre otros), que contribuyen a su diversidad
expresiva. Dewey (1988), señala la importancia del lenguaje para
fomentar la adquisición de conocimientos indicando además que es
el ambiente social el que conforma emociones y estados mentales
proyectados en lo conductual los que, a su vez, son orígenes de
sus consecuencias.
En una mirada objetiva y formal, el ambiente, al que todos y el
que todos construimos incluso destruyéndolo, otorga una
adicional carga sensible y de conformación de una normalidad que
por atávica o por desinterés se internaliza reafirmando nuestras
percepciones de la misma.
El acto educador conviene en esta muestra seleccionada de
certezas y experimentaciones en el entendido de la sinergia a
que ambas conducen, a modo de ejemplo, Dewey (1998), señala que:
“El efecto de un ambiente chabacano, desordenado y recargado,
destruye el buen gusto, así como una vecindad miserable y
estéril devasta el deseo de belleza. Contra tales obstáculos, la
enseñanza consciente difícilmente puede hacer más que
suministrar una información de segunda mano respecto a lo que
piensan los demás. Tal gusto no llegará a ser nunca espontáneo y
personalmente maduro, sino que seguirá siendo un recuerdo
elaborado de lo que piensan aquellos a quienes se ha enseñado a
mirar…“Raramente reconocemos la medida en que nuestra estimación
consciente de lo que es y no es valioso se debe a normas de las
que no tenemos conciencia en absoluto” (pág. 26)
La educación, se realiza controlando el ambiente en que actúa;
éste se vuelve casual en la medida en que no se lo dota o no se
le regula deliberadamente, sin embargo, las escuelas siguen
siendo el lugar donde el ambiente está formado con la finalidad
expresa de influir en las actitudes de carácter mental y moral
de sus partícipes, los estudiantes. La convención del constructo
escuela en su dinámica recopiladora y extensiva de lo acumulado
(el conocimiento), asegura y concibe el acto transmisor ocupando
los códigos para estos efectos (tecnologías, escritos), de tal
forma, resulta que una de las certezas que la valida es ser un
lugar de continuidad para los grupos que observan allí el
encuentro y aceptación cultural de sus propias propuestas de
crecimiento e integración. La escuela es un modo de asociación
que encauza y conduce idealmente desde un programa que debiera
estar abierto a las propuestas pertinentes, como que el mismo
tenga una clara compenetración con la sociedad en que se
desenvuelve.
Dewey (1998), al hablar acerca del carácter asociativo de la
escuela, destaca que al encontrarse inserta en una sociedad
compleja este órgano, discrimina lo fundamental de lo accesorio,
y elabora un orden para entregar a los estudiantes. El aspecto
muestra una de las características de la escuela y, guardando
las proporciones, de la educación, acerca de la gradualidad de
los contenidos y las posibilidades para las elecciones
posteriores relativas a los estudios específicos previos a las
relaciones laborales. El ambiente escolar resulta en un espacio
donde el estudiante debiera relacionar conocimientos y
discriminación sobre los mismos como de los aspectos
perjudiciales que la sociedad, en este caso tecnocrática,
muestra, de tal forma lo mejor de la sociedad se ve reforzado en
la escuela. Observar una cortapisa frente a lo anterior es sólo
limitar el radio de acción, en el entendido que el aprendizaje
abraza igualmente lo ajeno al mismo tiempo para su conocimiento
y tratamiento, motivando e incentivando la experimentación que
coopera al acto cognoscitivo del aprendizaje, de manera que:
“A medida que una sociedad se hace más ilustrada, comprende que
es responsable no sólo de transmitir y conservar la totalidad de
sus adquisiciones existentes, sino también de hacerlo para una
sociedad futura mejor. La escuela es el agente principal para la
consecución de este fin” (Dewey, 1998: 29)
La concreción de una mejor sociedad, por medio del proceso
educativo, y la escuela, como una de sus dinámicas formales, es
igualmente una resultante directa del conocimiento adquirido
previamente, enfrentar esta situación es de suma importancia
pues mediante esta interacción de lo que se trae con lo que se
aprende componemos un ejercicio cotidiano aunque introductor, en
búsqueda de espacios más elevados. Cabe preguntarse ¿Las
escuelas realizan consultas acerca de los conocimientos
adquiridos más allá de lo puramente educacional?
Como se ha visto, los impulsos emanados desde las existencias
jóvenes deben ser conducidos, mas, no se trata de una cuestión
limitante o conductista sino, por el contrario, de un fenómeno
que tiende a centrar los esfuerzos para guiarlos en un fin
específico, caracterizado por un orden y una continuidad que
asegure su trascendencia. Relacionarse suele ser un hecho que
resignifica el estar en el mundo. La escuela con las
convenciones aún más conservadoras no evita la dinámica, de
manera individual o colectiva, mas puede retraerla, privando al
estudiante de todo lo que ésta puede darle. Las escuelas
requieren más posibilidades para las acciones que emprenden a
partir y como convergencia de sus proyectos educativos. Quienes
pertenecen a ésta en condición de educandos resultando en ellos
un mayor compromiso social en el uso de sus facultades como de
los materiales y recursos.
El constructo escuela, con las características o funciones que
hemos observado es, en los tiempos de la aldea global, la
formulación, la reunión de voluntades, afectos y objetivos que
asegura un ser humano socializado y socializante, Parsons,
señala que:
“la socialización es la integración progresiva del individuo en
un sistema social complejo, del que la escuela es un subsistema,
en cuyo marco referencial el educando interioriza las
habilidades y las pautas que avalan el éxito futuro, mediante el
proceso específico cognitivo y mediante el dominio tecnológico
profesional” (citado en Fermoso, 1994:203).
Acerca de los objetivos y funciones de la socialización escolar
para Fend (citado en Fermoso, 1994:204), ésta supone una doble
función “cualificadora”, cuando proporciona al estudiante
“habilidades y conocimientos” para la futura profesión, y
“legitimadora” que adentra al estudiante ante el “sistema
político social”.
La socialización comparte en su composición las posibilidades
que las percepciones de una sociedad demandan, como que ésta
determina la secuencia y procesualidad y lo que los componentes
de la sociedad, han determinado como pertinentes y necesarios al
amparo de una organización estructurada para estos fines,
mientras se espera el suceso unificador, promueve que la
enseñanza genere una sinergia en las especialidades existentes
con respecto a la condición humana determinando a la psicología
con una orientación acerca del destino universal y subjetivo del
ser humano así como la “sociología el destino social”, la
economía el económico, las religiones mitos ideologías, deben,
según el autor, ser consideradas por la capacidad de influir
“sobre las mentes humanas y no como superestructuras”(Morin,
1999).
La historia está sujeta a cambios y destrucciones de lugares y
poblaciones, no existen normas o “leyes” históricas, sino un
diálogo caótico de fuerzas como la reunión de ámbitos entre lo
económico, sociológico, técnico, mitológico e imaginario, sólo
la convergencia de las ciencias naturales y las ciencias
humanas, pueden efectivamente dirigirse a la condición humana.
Una de las dinámicas que propone Morin para el estudio de la
condición humana es observar “el aporte de la cultura de las
humanidades”, el lenguaje en primer término a partir de sus
formas más acabadas, la Literatura y la Poesía. En palabras de
Yves Bonnefoy, “las palabras nos distinguen de la condición
animal” (Bonnefoy, citado en Morin (1999).
Morin (1999), poéticamente, establece una fundamentación del por
qué el Arte debe estar, existir, golpear y amar a quien lo
examina, además de posibilitar el investigar, releer y
construir, permite ver, escribir y hablar lo que no vemos y
portamos, señala, que el Arte, permite la inmersión en la
dimensión estética, posibilitando apreciar el mundo desde
diferentes puntos de vista, haciendo notar que en cada obra de
Arte, a la base se encuentra un pensamiento acerca de la
condición humana.
Un ejemplo de ello está en Shelley, Kyats, Novalis, Huerlderlin,
Nerval, Rimbaud, Beethoven, Schubert quienes a decir de Morin,
cantan el sufrimiento de los humanos que soportan la crueldad
del mundo y de la vida, ofreciéndonos un dolor que, sin dejar de
ser dolor se transfigura en lo sublime (1999:48).
Morin (1999), desde su mirada compleja de la enseñanza, provee
de algunas finalidades de los niveles:
Enseñanza Primaria: al interrogarse acerca del ser humano,
mundo, verdad; se descubre en toda su magnitud a la persona, se
reconoce la igualdad en la diferencia, el aporte de cada una de
las ciencias del conocimiento, se aumenta la comprensión del
lenguaje y la cultura, se facilita la comprensión del mundo,
enfrentando de mejor manera la complejidad.
Con respecto al aprendizaje de la vida, propone dos caminos el
interior y el exterior. El camino es acerca de lo necesario que
resulta comenzar con reconocer en la autocrítica, el autoexamen
una posibilidad cierta de conocerse a sí mismo desde el comienzo
de la educación y su curso, y frente a una medialidad cada vez
más presente y nuevas tecnologías al servicio de los
estudiantes, enseñar y educar respecto de construcción como
utilizarlas para el proceso educativo.
Enseñanza Secundaria: en ella, se debiera reafirmar los nexos
entre las distintas disciplinas de las “humanidades y las
ciencias”, donde literatura e historia, dan cuenta de las
complejidades humanas. Propone internalizarse en la evolución de
la existencia como adolescente, generando interacciones
positivas entre el mundo exterior sus ofertas y el mundo
intelectual.
Enseñanza Universitaria: dado que el conocimiento es concebido
como una “herencia cultural”, que se conserva, regenera y
genera. Lo hereditario concede la capacidad del viaje al pasado,
el presente y el futuro en diferentes momentos y es, a la vez,
universal pese al carácter específico y conservador que hoy se
observa (lo regional, lo específico en los ámbitos de estudio).
Acerca de la evolución de la universidad que se encuentra en la
reforma de Humboldt, uno de sus momentos principales es cuando
ésta se vuelve laica y abierta convirtiéndose en trans-secular y
transnacional integrando a las culturas no europeas, aunque
introduce las ciencias modernas no permite que las humanidades y
éstas coexistan, Morin sostiene que esto origina la actual
universidad, un lugar para nuevas profesiones, adaptarse a
nuevas tecnologías y, a la vez, proporcionar una enseñanza
“meta-profesional, meta-técnica, es decir, una cultura”. Frente
a las demandas de la sociedad de la comunicación, la
productividad y la cultura, a que tiene que adaptarse esta
convención:
“La universidad tiene que adaptarse, simultáneamente, a las
necesidades de la sociedad contemporánea y llevar a cabo su
misión trans-secular de conservación, transmisión,
enriquecimiento de un patrimonio cultural sin el cual no
seríamos más que máquinas que reproducirían y consumirían”
(Morin,1999:87).
El siglo XX ha puesto en la universidad una serie de propuestas
como que aquélla debe estar al servicio del mercado, coartando
todo lo que desde la investigación pudiera surgir, al mismo
tiempo, la separación o disyunción entre los saberes y
disciplinas, produciendo consecuencias negativas entre ambas.
Bibliografía
· BELTRÁN FRANCISCO Y SAN MARTIN ALONSO. Diseñar La coherencia
escolar, Madrid, Morata, 2002.
· DEWEY JOHN, Democracia y Educación, una introducción a la
filosofía de la educación, Madrid. Ediciones Morata. 1998.
· MORÍN EDGAR, Introducción al Pensamiento Complejo. Barcelona:
Editorial, Gedisa, S.A. 1999a.
· MORÍN EDGAR, La cabeza bien puesta. Buenos Aires. Nueva
Visión. 1999b.
· FERMOSO PACIANO. Pedagogía Social. Fundamentación Científica.
Barcelona: Herder, 1994.
· Autor. Fulvio Fernández M.
EDUCACIÓN ARTÍSTICA EN LA ACTUAL POLÍTICA CURRICULAR CHILENA.
Una expresión en el currículum prescrito de enseñanza media.
Trabajo de Graduación para optar al grado de Magíster en
Política y Gestión Educacional enero 2007. Universidad de Talca,
Chile.