Son estos mis últimos párrafos en Arena y Cal del casi
acabado 2007 y, obligado a cambiar de argumento -pues nada
de lo que voy a decir, quería decir- los escribo con un nudo
en la garganta y una insoportable presión en el pecho. De
nuevo el asesinato.
Nada importan las contradictorias informaciones que nos
llegan desde los medios, unas veces como flashes y otras,
como ráfagas de metralla o prolongados bombardeos: Que si
les esperaban… Que fue un encuentro fortuito… Que si hubo
tiroteo, o sólo un par de tiros por la espalda… A mí que más
me da. Uno, a sus veintitrés años, y el otro, de
veinticuatro, están muertos.
Mañana llegarán las manifestaciones, pero, esta vez, nos
comunican que todos juntos, que debemos unirnos para decirle
a ETA que se esté quietecita y que deje las armas… como si
no lo supiesen, como si nunca se lo hubiésemos dicho y como
si sirviera para algo.
Me van a perdonar, pero si el Estado de Derecho, con todo su
Derecho, no es capaz de solucionar algunas cosas, pues a
paseo el estado de derecho. Lo siento, ya lo dije, y lo dije
como lo siento.
¿PCTV? ¿ANV? ¿Amigos, colaboradores, simpatizantes, asesinos
en nómina? Y que más da si todos son de la misma calaña,
aunque, al parecer, no hay pruebas suficientes…
¿Y eso quién lo dice? Lo dice el Ministro de Justicia que,
según veo, sigue alimentándose del odio y del rencor que le
producen “las derechas”, aunque, a decir verdad, últimamente
ha estado algo más calladito y eso hemos ganado todos.
Yo no cuestiono a los políticos por ser de una u otra
tendencia, ustedes lo saben porque lo he dicho muchas veces,
les cuestiono por ser políticos, en todos los casos, y por
su trayectoria personal en algunos otros muy concretos, pero
cuando se trata de combatir al terrorismo, de acabar con los
asesinos etarras, o parecidos, cuando de recuperar el orden
constitucional y la recta aplicación de la Justicia,
entonces sólo cuestiono a esas figuras insignes, pedantes
ellos, vanidosos ellos, chulos al fin, que desde los
micrófonos oficiales o desde las páginas de alguna prensa
cercana, se complican la vida con disertaciones que a ellos
mismos acaban traicionando.
En los últimos tiempos se han sucedido las detenciones y
encarcelamientos de terroristas, y sus socios libres han
vuelto a matar. Es una señal. Ese es el camino. Cuando se
ven acorralados, perseguidos, acosados y detenidos… siempre
que pueden, matan. Ciertamente es una señal, y me alegro por
ello (no me mal interpreten) y me alegra que mi Gobierno,
sea del color que sea, haga entonces su trabajo y se deje de
chulerías y de cambios de cromos que sólo conducen al
crecimiento de ilegales aspiraciones.
Dé un paso más, señor Presidente: no lo dude y renuncie a la
autorización del Parlamento para negociar con ETA y su
entorno. Regrese al redil de la mayoría cierta (no a la
mayoría de las minorías independentistas) y trabaje por
España, por la Libertad y la Justicia. Así puede que acabe
con ETA y pase a la historia como el presidente que lo
logró.