A Borges y Cortázar los une la condición argentina, ella los ha
llevado a morir lejos de su tierra, en Europa, como siglo y
medio atrás el padre de la patria, don José de San Martín. Tal
vez quisieron recuperar tardíamente el Viejo Mundo de sus
antepasados, y allí descansar para siempre. Del argentino, en
efecto, se dice que no desciende del mono sino de los barcos:
aquellos que hace muchos años llevaron a los inmigrantes
europeos al puerto de Buenos Aires para ser afincados en las
ciudades y en las pampas.
De esa nostalgia incurable dan cuenta muchas expresiones
argentinas, como el tango; y en quienes fuimos arrojados al
exilio y luego optamos por el trastierro, la nostalgia se
acentuó. En ella se inscriben las tumbas de los dos escritores,
Borges en Ginebra, Cortázar en París.
Cortazariana
El 26 de agosto se cumplirán 88 años del nacimiento de Julio. El
día siguiente será también su aniversario: se cumplirán 88 años
y un día. El 28 de agosto serán dos días, y así de seguido. En
una palabra ¿por qué los aniversarios han de contarse por años y
no cada 24 horas? ¿Se acuerdan de aquel personaje estrafalario,
El Sombrerero del libro Alicia en el país de las maravillas? Con
sus amigos, grandes tomadores de té, festeja los cumpleaños en
ciertas fechas y en las demás... ¡feliz no cumpleaños! Y todos
brindan gozosos con las tazas en alto. La ventaja práctica, a
más de pasársela de fiesta en fiesta, es la siguiente: no hay
cómo equivocarse, todos los días del año se cumplen aniversarios
de cuanto se quiera, sea el nacimiento de Julio o del lector, el
triunfo en una batalla o un descubrimiento científico. A elegir.
Está en la voluntad de cada uno, claro, los cumpleaños pasan a
llamarse cumpledías; eso sí, cumplehoras me parece una
exageración.
Estoy seguro que Julio, padre de los cronopios, estaría de
acuerdo con estas reformas. Y también que uno de sus fans
decidiera hacerle un regalo de cumpledías, a saber: un texto
escrito a su manera, que divido en Introducción, Desarrollo y
Conclusiones. Ahí les va.
Introducción. Del paso por la secundaria, el lector recordará
haber estudiado los doble-u y los doble-v, tipologías humanas
del tipo cronópico pero actualizadas a los tiempos que corren.
Así, el mundo no se divide, como creíamos, entre izquierda y
derecha (con su inevitable centro) ni entre ricos y pobres,
ganadores y perdedores, buenos y malos, mujeres y hombres (con
su inevitable centro) gordos y flacos, locos y menos locos,
montescos y capuletos. No, ninguna de esas divisiones tiene hoy
vigencia, sino la de doble-u y doble-v, según se explica a
continuación.
Desarrollo. ¿Que quiénes son? Veamos. Un doble-u va al cine y
compra palomitas a la entrada. Por el contrario, un doble-v se
niega a ser verde.
Un doble-u canta y canta. Por el contrario, un doble-v nunca
aprueba su examen de inglés.
Pero sería un error considerar que uno se define por la
positividad y el otro por la negatividad.
Pues, y en esto reside la diferencia, un doble-u no tiene la más
remota idea de la teoría de la relatividad; en cambio, si es
doble-v, recibe devueltas por el correo todas las cartas que
remitió a Albert Einstein.
Y a ambos les gustan los helados de fresa.
En una palabra, iba a decir: se parecen como dos gotas de agua,
pero no, daría una imagen errónea; más bien se parecen como las
esferas de dos relojes: una marca las doce del día y la otra las
doce de la noche.
Así son los doble-u, así son los doble-v.
Conclusiones. Y bien, reciba Julio el homenaje de estas líneas;
hoy, en su nuevo cumpledías, el cual coincide con su nuevo
aniversario luctuoso o cumplemuerte.
Borgiana
Con don Jorge Luis es otra cosa. Un aire metafísico nos empuja
por bibliotecas sin fin y pone candados a la pasión. Además de
ser impropio a su personalidad, no tiene caso recordar que cada
día se cumplen sus aniversarios pues 1999 fue año borgiano por
excelencia en cada hora y en cada minuto: se conmemoró el
centenario de su nacimiento. Con don Jorge Luis caben travesuras
pero pocas, como el inventar una referencia de fuente en nota de
pie de página, aparentemente histórica. Pero el conjunto de su
obra es tan adusto como su porte, invariablemente de traje, así
le vemos en las fotos. Donde don Jorge Luis es metafísico de lo
absurdo, Julio es cotidiano de lo absurdo. Y desde esa
plataforma, ambos disparan la ironía. Julio juega con ella, don
Jorge Luis la traduce en escepticismo. Y bien, en esa ironía me
apoyo para declarar a la vista de todos:
- Soy superior a Borges.
Parece que el lobo hubiera entrado al gallinero, tal el alboroto
que se produce.
- Jo, jo, jo - las carcajadas son tan fuertes que la vecina se
asoma a espiar entre la ropa tendida a secar en la azotea.
- ¿Cómo es posible, cómo es posible que exista un tipo tan, tan
infatuado?
No me dejan explicar, no escuchan. Finalmente puedo decir algo:
- Cada uno de ustedes también lo es, es superior a don Jorge
Luis.
Más risotadas y alguien acota:
- ¿Cuál es el número de teléfono del manicomio?
Y otro:
- Se trata de un locus demagógicus, ahora nos quiere hacer
cómplices con eso de que nosotros...
Interrumpo a los gritos:
- Hay una razón, Borges está muerto y todos nosotros estamos
vivos, por eso somos superiores a él.
Estupor.
Aprovecho para agregar:
- Soy, somos superiores a él, a Napoleón, Bogart, Chaplin,
Cantinflas y tantos otros famosos...
- Pero ¿qué estás diciendo? La obra de Borges no muere, es
perdurable.
- No lo niego, soy su admirador. No dije que soy superior a su
obra ni osé comparar mis pobres escritos de tinterillo con los
suyos. Pero Borges, la persona, se nos adelantó. Not dead, but
gone before, reza, según Amado Nervo, "el proloquio inglés": no
muerto, se nos adelantó.
Desconcierto, sigo aprovechando la situación para echar mi
rollo:
- Lo siento, es así. Ninguna página escrita, ninguna batalla,
ninguna hazaña del pasado iguala la posesión de la vida, don
Jorge Luis estaría de acuerdo. Y la memoria viva de su obra no
le sirve para regresar a las calles de su Buenos Aires, y
tomarse un cafecito con Bioy Casares mientras el argumento de un
relato le ronda la cabeza; y sentir la admiración de los
lectores como olas rompiéndose contra esa roca que fue él mismo,
ni agregar una línea más a su obra, cerrada para siempre. No, no
puede. Y tal vez tampoco lo deseara, cansado, como escribió, de
ser Borges. Pero, claro, es ya otra historia, una historia del
jardín de los senderos que se bifurcan. ¿O de los Borges que se
bifurcan?
Otro diría: universos paralelos donde habitan plurales Borges:
1. pierde su madre tempranamente, se casa, tiene hijos y
amoríos, no pasa de ser un escritor entre tantos;
2. se da a la bebida, escribe un par de cosas geniales, muere
muy joven;
3. recibe el premio Nobel;
3a. recibe el premio Nobel y el día de la ceremonia es asesinado
por alguien que se apellida Chapman;
3b. recibe el premio Nobel y el día de la ceremonia pronuncia un
discurso incendiario y lleno de insultos, gran escándalo;
3c. recibe el premio Nobel y el día de la ceremonia pronuncia un
discurso incendiario y lleno de insultos, indiferencia general,
es juzgado como vulgar recurso publicitario;
3d. recibe el premio Nobel y el día de la ceremonia pronuncia un
discurso incendiario y lleno de insultos, indiferencia general,
es juzgado como vulgar recurso publicitario; desesperado, Borges
se suicida, dejando una breve nota: "soy valiente".
Pero no es todo, tengo algo especial para don Jorge Luis a
partir de nuestro universo, el terrícola; ni que de encargo, a
su medida:
4. no se han inventado la tele ni el futbol, tampoco el premio
Nobel; toda ceguera es curable; puede carecerse de pájaros pero
no de libros; no existen las esquinas azules, todas son rosadas;
la política se ha extinguido. Y ya se sabe: el eterno retorno,
todo regresa a la vida infinito número de veces, -hipótesis
sostenida por Platón y otros griegos, por Nietzshe, Blanqui
(¿así que Engels también, che?)- el eterno retorno se ha
convertido en religión ¡Volveremos! Por mucho que se tarde,
volveremos a pisar el planeta y todo será igual. Volveremos
desde el infinito, él lo posibilita y, qué curioso, él es
nuestro enemigo, no el mal. Así pasa. Allí... allí donde todo se
bifurca, se desdobla sin cesar. Allí -aquí- donde un río nos
otorga la inmortalidad y otro nos la quita. Y donde se puede
contemplar el universo en el reloj pulsera, así la metafísica de
siempre, así las tecnologías de hoy; mientras Daniela Romo, la
conocida cantante mexicana, al ser preguntada por su escritor
favorito, declara: Borges.
Así, don Jorge Luis.
Final
Borges, Cortázar, se nos adelantaron y en algún momento -no
desesperar- les daremos alcance. El pasado les pertenece, el
presente continúa en nuestras manos. El futuro nos echará a
todos sobre la misma mesa como piezas revueltas de dominó.
Llegará, más tarde o más temprano, don Olvido, dos veces vestido
de muerte.
Y bien, éstos son mis homenajes cortazariano y borgiano.
Descansen en paz, uno en París, el otro en Ginebra. Como Rulfo,
García Márquez, Neruda, son latinoamericanos universales, están
aquí y allá, sus obras vivas en los lectores y cuentan con
lectores por el mundo entero. Y el ser universales acentúa su
derecho a morir y yacer donde quieran, allí estarán en su patria
bajo el murmullo de hojas que caen en otoño y de hojas de papel
que la mirada encendida da vuelta de una en una.