“Yo tan sólo veinte años tenía”
Yo tan sólo veinte años tendría
y no aflojó
-mi segunda puta
aquella merodeadora del Once-:
le tuve que pagar
Hablamos largamente en la plaza
como un levante común, sin estipendio
de Nicolás Olivari, más tarde
entre polvo y polvo
lavándose
Y nunca
más
la ví:
lo mío
no daba para tanto.
El canto de la rana
Rana ranita
adivináme la suerte
dónde me estaquearon
en qué intemperie ventarrosa
cómo de otro modo
con las alas borradas
suelo ser un hombre
Yo te contagio el zumo de mi levedad
vos la sonrisa
pero no me basta
casi
crecí ayer
estuve cerca de tu canto.