Para cambiar en algo en la entrada de este año electoral,
pido permiso para hacerme eco de tres noticias que afectan,
y muy directamente, a esta Soria de mis amores.
¿Cómo han dicho? ¿Permiso concedido? Gracias, queridos
amigos, allá voy:
Al cierre de la campaña de Navidad, y en lo que a tráfico se
refiere, nos dicen, imagino que conscientes de que la
información no es del todo veraz, que ha descendido el
número de muertos en carretera por accidentes de tráfico
—espero que a esos muertos en carretera se les haya sumado
la cifra de aquellos que mueren, por la misma causa, en los
hospitales, sino, vaya lío— y a continuación, en la prensa
local, leo que han muerto (les hablo de la provincia de
Soria, ya lo dije) catorce más que en el año pasado.
Pero claro, es en Soria y por eso no importa. Soria y Teruel
o Teruel y Soria, qué más da. Tierras olvidadas, pueblos
vaciados y gentes… sin importancia que discurren por
carreteras apenas asfaltadas, sin autovías ni nada que se le
parezca y cruzando travesías que dividen a los pueblos hasta
el punto de jugarse la vida para comprar el pan apenas a
ocho metros, ahí enfrente.
La segunda noticia, también local, sí refleja una bajada en
Soria. Y no se si creerlo porque en algún lugar, menos
oficial, he leído que ha sucedido lo contrario gracias a la
inmigración que, aunque escasa, por la Gracia de Dios, ha
venido bien.
Habrán supuesto que la noticia se refiere al descenso de la
población en esta provincia. Unos ochocientos vecinos han
desaparecido de los censos y eso lleva a Soria a perder un
diputado nacional que, miren por donde, según todos los
estudios políticos de encuestas y a la alargada sombra de
Hondt, correspondía y/o correspondería al PP. Sin embargo, y
es parte de la magia política, en otras listas y estudios
aparece un ligero crecimiento de la población censada.
No es el caso que planteo una cuestión de elecciones ni de
resultados previsibles en el próximo mes de marzo, ni mucho
menos era mi intención andar por esos caminos, mi intención
era, al hilo de la noticia anterior, preguntarme: Si ahora
nadie nos ampara, ni defiende, ni representa apenas, en
cosas de suma importancia como… la construcción de
infraestructuras, por poner un ejemplo, ¿Quién lo hará si
vamos perdiendo diputados?
Y la tercera.
Aún es más local, y pido perdón por ello, pues se refiere
muy directamente a este pueblo catedralicio y Villa
episcopal que es El Burgo de Osma, desde donde escribo.
Resulta que nuestro Instituto de Educación Secundaria ha
recibido el premio nacional de Buenas Prácticas para la
Dinamización e Innovación de las Bibliotecas Escolares (casi
nada el titulillo)
El premio, que es de doce mil euros, reconoce el esfuerzo
del centro para la difusión de la cultura entre los más
jóvenes, poniendo a su alcance no ya los avances de Internet
y un fácil y dinámico sistema de préstamos, sino una enorme
cantidad de títulos de gran calidad literaria y que en
ningún centro de enseñanza deberían faltar.
Pero no quedan ahí sus méritos para hacerse con el premio,
aún hay más pues el Centro promueve y convoca,
periódicamente, el conocimiento de las novedades literarias,
los concursos de escritura en sus diversas formas, talleres
literarios y ciclos de cine forum.