Christo Javacheff y Jeanne Claude son, quizá, una de las parejas
más conocidas del mundo. Ambos nacieron el 13 de junio de 1935.
Él en Bulgaria y ella en Marruecos, pero por esas cosas extrañas
que tiene la vida se conocieron en Paris en 1958, cuando Christo
pintaba un retrato de la madre de Jeanne. Se enamoraron
locamente y Jeanne Claude se convirtió en su futura esposa,
compañera de trabajo y administradora de sus proyectos. Desde
entonces han trabajado juntos.
Christo estudió tres años en la Academia de Artes en Sofía.
Durante su vida estudiantil, fue escogido para trabajar en el
campo. Así de esta manera, entró en contacto con los campesinos,
ayudándoles a sembrar, a exponer sus tractores de varias formas,
a poner murallas de alambre alrededor de los corrales, a cubrir
enormes paisajes con lona, etc.
Eran trabajos que no le rendían mucho placer que digamos, pero
posteriormente confesó que fue, precisamente, en ese tipo de
tareas, donde aprendió a tener una visión más exacta de los
espacios geométricos de un paisaje y a pensar en función de
líneas, curvas y figuras caprichosas. Desde muy joven se destacó
por su talento artístico. A principios de 1957, decide abandonar
Bulgaria y tras una corta estancia en Praga logra llegar a
Paris.
Christo y Jeanne son artistas que realizan proyectos gigantescos
y, por lo tanto, es fácil de perderse en cifras y cálculos
matemáticos. La geometría euclídea, que describe la teoría de la
estructura de espacios, cumple una función importante en el arte
de esta pareja. Por lo tanto, las superficies, los puntos,
triángulos, rectas, contornos, ángulos, etc. van tomando fuerza
para sorprender al sistema sensorial de cada persona que se
encuentra frente a esa belleza creada por estos artistas.
Con paciencia y tenacidad han logrado cubrir enormes espacios
con telas de distintos colores y cuerdas de nylon. El mensaje
que lleva cada trabajo, según la pareja, es ocultar el objeto,
realzar sus cualidades internas y el simbolismo que representa.
En consecuencia, el objeto adquiere una nueva expresión ante la
fantasía de quienes admiran la transfiguración que manifiesta su
arte, en un tiempo y espacio determinado.
Sin embargo, no admiten que su arte sea calificado como una
simple envoltura de objetos, de monumentos, de paisajes o de
edificios en diferentes espacios. Por el contrario, han
desarrollado un proceso conceptual muy particular. Durante más
de 40 años, pese a las enormes dificultades jurídicas que exige
cada proyecto, han dado vida a su arte, trocando la percepción
del espacio.
Las obras de estos dos artistas, se expresan en términos de
proyectos que aparecen y desaparecen. Es decir, es un arte en
función del tiempo y del espacio en todo el sentido de la
palabra. Es precisamente en este aspecto que sus proyectos se
diferencian al trabajo de un escritor, poeta, escultor o
cualquier otro artista, cuyas obras permanecen para siempre.
Cada proyecto, de Christo Javacheff y Jeanne Claude, se lleva a
cabo en un lugar público, en un paisaje o una plaza de un país
que los artistas escogen. Esto implica lógicamente hacer una
serie de tramites que toman mucho tiempo, a veces años, para
obtener el permiso necesario de parte de las autoridades.
Sus trabajos involucran a obreros, estudiantes de arte,
abogados, ingenieros, arquitectos, gente entendida en el medio
ambiente y otras autoridades.
Una vez conseguido el permiso, se prosigue con el encubrimiento
del objeto, edificio, monumento o terreno escogido.
Las instalaciones se exponen a la vista del espectador durante
un tiempo limitado. En 1995, después de 24 años de esfuerzos y
papeleos con las autoridades alemanas, lograron cubrir con
100.000 metros cuadrados de tela brillosa color plata y cuerdas
de nylon el Parlamento en Berlín.
Este fue uno de sus proyectos más espectaculares, ya que
generaba muchas controversias, especialmente antes de que el
Parlamento Alemán pasara a ser un símbolo de unión entre las dos
Alemanias divididas después de la Segunda Guerra Mundial. La
realización de este proyecto descansaba, en última instancia, en
la decisión de dicho Parlamento. Se debatió mucho este asunto,
hasta que finalmente recayó una mayoría de votos en favor de los
artistas. Quizá los procesos políticos y sociales, que se dieron
con el advenimiento de la caída del Muro de Berlín,
repercutieron positivamente para que este trabajo se lleve a
cabo. Los medios de comunicación difundieron, ante los ojos del
mundo, esa gigantesca obra que nadie lo esperaba.
Christo y su esposa, aseguran que cada proyecto tiene un amplio
grado de libertad, ya que nadie puede comprar ni ser dueño de su
arte. Ni ellos mismos poseen los objetos o espacios que
utilizan, lo cual los sitúa en una posición única. En efecto,
ponen en tela de juicio una nueva forma de romper los
convencionalismos y bordean, de esta manera, los más recónditos
límites del arte.
Otro aspecto asombroso de Christo Javacheff y Jeanne Claude es
su capacidad de financiar sus proyectos que cuestan millones de
dólares. En este mundo cada vez más globalizado, es
extremadamente difícil vivir del arte. Muchos artistas
talentosos, no tienen los mínimos recursos económicos para hacer
conocer sus trabajos. En cambio Christo y Jeanne se dan el lujo
de rechazar donaciones, porque va en contra de la esencia misma
de su arte, afirman.
Para ellos su gran obra es "un grito de libertad". Nadie posee
nada, nadie necesita pagar un solo centavo para observar ese
arte poético del espacio. Su arte es realmente una estatua a la
libertad en diferentes puntos del mundo.
Los artistas venden dibujos, posters, litografías y cosas por el
estilo de sus trabajos que se han realizado. Con ese dinero
financian sus nuevos proyectos y pagan a la gente que trabaja
junto a ellos.
Entre sus trabajos más destacados podemos citar:
En 1967, lograron cubrir con 2.430 metros cuadrados de tela el
Museo de Arte (Kunsthalle) en Suiza.
La llamada "Costa cubierta" (Wrapper Coast) en Australia 1969.
Durante diez semanas cubrieron con tela 2,4 kilómetros a lo
largo de la costa australiana.
En 1970, en las cordilleras de Colorado, hicieron una
instalación, una especia de incendio artificial. Con 12.780
metros cuadrados de tela color naranja cubrieron un enorme
espacio, dándole un aspecto de cascada de fuego.
El proyecto "Murallas corredízas" (Running fence), se llevó a
cabo en Estados Unidos, en 1972. Se levantaron, en California,
unas vallas de 5,5 metros de altura en 39,5 kilómetros
cuadrados. Luego se cubrió la instalación con 200.000 metros
cuadrados de tela blanca transparente.
En 1980, logran realizar su proyecto "Las islas rodeadas" (Surrounded
islands). Con 603.850 metros cuadrados de tela rosada,
amurallaron unas islas a las afueras de Miami.
En 1991, se realizó el proyecto "Los paraguas" (The umbrellas),
en Estados Unidos y Japón. En 29 kilómetros cuadrados, se
instaló 3.100 enormes paraguas azules alrededor de avenidas,
iglesias, parques, escuelas y viviendas.
En 1995, el Parlamento de Berlín fue cubierto con 100.000 metros
cuadrados de tela brillosa color plata y cuerdas de nylon.
Las puertas (The Gates), un sueño que se hizo realidad después
de 26 años. El 12 de febrero del 2005 instalaron, en el Parque
Central de Nueva York, 7.503 puertas de 5 metros de alto,
forradas con una tela de color naranja.