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Pentagrama de Letras
Poetas y escritores en Estocolmo
por Javier Claure Covarrubias
Estocolmo recibió a poetas y escritores de todo el
mundo.
Del 29 de junio al 2 de julio se celebró, en La Casa del Pueblo
de Estocolmo (Folkets Hus), El Congreso Internacional de
Escritores y Traductores de Obras Literarias (Writers and
Literary Translators International Congress) denominado WALTIC.
Durante cuatro días Estocolmo acogió a poetas, escritores,
traductores de obras literarias, investigadores de la palabra
escrita y periodistas de todas partes del mundo. Bajo el lema:
“el valor de las palabras” (The Value of Words) se abordaron
temas sobre bilingüismo, digitalización, diversidad,
analfabetismo, sobre la defensa de la libertad de expresión y la
propiedad intelectual. Varias veces se recalcó la importancia de
la lectura y la escritura como un camino para salir de la
pobreza.
En el solemne acto de inauguración, se escucharon voces sobre el
compromiso de la literatura como un idioma global. La poetiza
keniana y artista de teatro, Shailja Patel, deslumbró al publico
recitando una poesía sobre la mujer africana. Luego se
escucharon melodías y canciones laponas como si fuese parte de
la tradición oral.
Mats Söderlund, presidente de la Asociación de Escritores
Suecos, indicó que la literatura es como un corazón enorme donde
fluye una circulación de sangre que une a las personas con sus
respectivos trabajos. Al mismo tiempo, señaló que muchos poetas
y escritores han sido asesinados y perseguidos. Algunos
escritores no llegaron al Congreso por causas desconocidas.
Haciendo alusión a estos atropellos, dijo: “el sistema está
sangrando”.
En un ambiente internacional y lleno de calor humano se dieron
seminarios y conferencias de prensa, en forma paralela, desde
las nueve de la mañana hasta las cuatro y media de la tarde. El
escritor Mia Couto (Mozambique) y la escritora Nawal El Saadawi
(Egipto), fueron personas claves en el Congreso, cuyos nombres,
además, se barajan en el momento de escoger al Premio Nobel de
Literatura.
Nawal El Saadawi, Jamaica Kincaid y la moderadora del panel
Fataneh Farahani (Irán) conversaron, en mesa redonda, sobre el
tema de la emigración como una experiencia de las escritoras que
viven fuera de su país.
El Saadawi y Kincaid comparten el mismo destino: ambas viven en
Estados Unidos y sus libros, en un momento determinado, fueron
censurados. Cuando la moderadora les pregunta cómo ha influido,
en su escritura, el hecho de ser escritoras emigrantes, surge
una pequeña discusión respecto al significado de identidad que
se alude a una persona. Para Nawal, la palabra identidad es algo
político, una especie de racismo que se utiliza para diferenciar
a los seres humanos. Confiesa que se molesta cuando alguien le
dice que viene de Medio Oriente, y se pregunta: ¿Donde está
Medio Oriente? Cuando viajo a Londres, suelo decir que estoy
viajando a Medio Occidente y, pues, nadie me entiende. Entonces,
eso de la palabra “identidad” es una etiqueta que nos ponen a
nuestras espaldas.
Mientras que Jamaica dice no tener identidad, ya que ese
concepto es muy sospechoso y, en el fondo, está cargado de
abusos. O sea, la identidad de una persona sería, entonces,
impuesta por los sistemas políticos y económicos bajos los
cuales vivimos.
¿Podrían los escritores y poetas, que han recibido el Premio
Nobel de Literatura, formar un “canon literario”? El secretario
de la Academia Sueca, Horace Engdahl, se refirió a este tema y
dijo que los Premios Nobel de Literatura representan únicamente
su creación. Reconoce que, a veces, el Testamento de Alfred
Nobel se ha interpretado de una forma idealista, dependiendo del
tiempo en el que vivimos. A veces, se hacen elecciones que
después pueden parecer un poco extrañas, agregó. También recordó
que Emile Zola no recibió el Premio Nobel porque era “cínico”.
Tampoco recibió Henrik Ibsen porque era “un hombre perturbado” y
Thomas Hardy porque era “inmoral”. A Sigmund Freud se le negó el
Premio Nobel porque tenía una “fantasía enfermiza”.
La poetiza y novelista puertorriqueña, Giannina Braschi,
radicada en Nueva York, habló sobre la realidad de vivir en un
país ajeno y escribir en otra lengua. Con un humor irónico, pero
certero comentó que la libertad de expresión es lo más
importante para un escritor.
Cuando uno cruza una frontera, a veces, te dicen:
- How are you amiga, bienvenida! O en su caso
- Go back de donde has venido.
O sea, las reglas del juego no son iguales para todos. Pero no
necesitamos crear slogans porque: “todos los partidos están
partidos y son unos partidos”. Si yo fuera una mendiga, lo cual
es una posibilidad para una escritora o un revolucionario, al
menos sé lo que tengo que hacer, cuando me hable algún acusador,
acotó. Además entabló el siguiente diálogo entre la lengua
materna y Hamlet:
- Lengua Materna: Quita tus pies de mi sofá!
- Hamlet: ¿Perdón?
- Lengua Materna: Mi lengua materna es nativa, pero hablo una
lengua extranjera. Y tú aquí me estas intimidando para
relacionarte conmigo.
- Hamlet: No sabía que mi lengua materna es mi madre. No creo
que mi lengua materna me defienda del enemigo. ¿De cuál enemigo
me ha protegido? Y ahora que te hablo con mi lengua materna, no
entiendes el idioma de mis sentimientos. Y por lo tanto, jamás
me entenderás.
- Lengua Materna: Cállate Hamlet! ¿Por qué me torturas con “english”
cuando mi lengua es nativa? ¿Por qué tendría que hablar en
inglés contigo?
- Hamlet: Nunca me imaginé hablar dos idiomas y con uno de ellos
controlarte. Es decir, darte órdenes para que rías, trabajes,
despiertes, cocines o te laves las manos después de haber
entrado a un baño público.
¿And where were you? pendejo que te dejaste colonizar!
- Lengua Materna: Sí yo te colonizaría a ti y no entendiera tu
idioma, aprendería tu idioma y te hablaría como un nativo.
Entonces controlaría tus pasos y tus recursos naturales. Bebería
la sangre de tu economía. Controlaría la política local y
exterior de tu país. Y de esta manera te cortaría el discurso
para que seas inútil. Serías, entonces, una lengua sin casa. En
otras palabras, te haría un mendigo para que pierdas el control
de la realidad. No creo que me estés entendiendo ahora, pero
nunca lo hiciste tampoco. ¿Y a quién interesa eso?
Este diálogo refleja el encuentro o, quizá, el “choque” entre
dos culturas; la anglosajona y la hispánica.
Braschi escribió la novela “Yo-yo Boing”, utilizando un juego
lingüístico entre el español y el inglés. Es decir, un juego de
palabras colindantes entre esos idiomas. El denominado
“spanglish” que, muy a menudo, se escucha en las calles de las
ciudades de Estados Unidos.
Rosa Montero, periodista y novelista española; cuyo último libro
titula “Instrucciones para salvar el mundo”, leyó un capitulo de
unos de sus libros. Y acotó: “tu obra no siempre es todo lo que
eres, sino que también está tu idioma, tu estado físico, tus
deseos, sueños, progresos, frustraciones etc. Recordó que
durante la época de Franco, España era un país prohibido e
ilegal. Pero que a ella, con solo 17 años en ese entonces, no le
afectó tanto como a su hermano mayor y a sus contemporáneos que
vivieron machacados por la dictadura. Lo que sí viví mucho, fue
la transición y era fascinante, pero al mismo tiempo peligroso.
No olvidemos que España ha sido un país que ha vivido en una
horda, en una tribu. Durante mucho tiempo perdimos el tren de la
historia, el tren de la evolución cultural de nuestro entorno
geográfico. Con toda esta historia trágica a la muerte de
Franco, hubo una especie de gracia en la sociedad española y
dijimos: “estamos hartos de ser lo que somos, estamos hartos de
estar fuera de la historia, estamos hartos de ser bárbaros y
matarnos unos a los otros”. A partir de ese momento construimos
un futuro que fue muy difícil, señaló.
Clara Janés (España) leyó algunos poemas acompañados de
imágenes. Poemas que fueron inspirados en paisajes, esculturas y
la mitología persa. La escritora mexicana Elena Poniatowska
también leyó dos de sus cuentos, como por ejemplo, el cuento
inspirado en la toma de tierra de gente muy pobre en México.
El público tuvo la oportunidad de escuchar a un puñado de poetas
y escritores a partir de las seis de la tarde en La Casa de la
Cultura (Kultur Huset), La Biblioteca Municipal (Stockholms
Stadsbibliotek), Biblioteca Internacional (Internationella
Bibliotek) y el Instituto Cervantes (Cervantes Institut).
En suma, el Congreso fue un éxito rotundo y se ha especulado que
el siguiente Congreso será en 2010 en otro país. Los
organizadores, con Mats Söderlund a la cabeza, están contentos
por este evento que reunió, en una sala familiar, a miles de
personas comprometidas con la palabra escrita. Varios escritores
tomaron la palabra en el acto de clausura. El invitado de honor,
el gran poeta sueco Tomas Tranströmer, se hizo presente en silla
de ruedas ante un público que aplaudió de pie como símbolo de
respeto.
Una voz femenina leyó uno de sus poemas titulado "estación". El
escritor inglés Philip Pullman (ganador del Premio que se da en
memoria de la escritora sueca Astrid Lindgren) tomó el micrófono
y subrayó que el acto de escribir y de leer es fundamental para
las democracias, pero también es cierto que las democracias se
olvidan del arte de leer, puntualizó irónicamente.
Por su parte, el escritor sueco, Henning Mankell, en su discurso
hizo alusión a una anécdota que le habían contado en le
extranjero:
El ser humano tiene dos orejas y una lengua. Por lo tanto,
deberíamos escuchar el doble y hablar menos.
Mats Söderlund recordó el nacimiento de la idea para llevar a
cabo el Congreso, su proceso de gestación y finalmente la
cristalización de este evento. Entre ramilletes de flores, el
excepcional entusiasmo y calurosos aplausos del público; dijo:
"En un principio todo me parecía un sueño, pero ahora después de
haber concluido este Congreso, quiero decirles que este sueño lo
compartimos juntos, muchas gracias".
Los participantes fueron, entre otros:
Turker Armaner (Turquía), Gamal-al-Ghitani (Egipto), Antonia
Arslan (Italia), Karin Barder (Gran Bretaña), Abdelkader Benali
(Marruecos/Holanda), Charles Vernstein (USA), Calixthe Beyala
(Camerún/Francia), Alfian Bin Sa’at (Singapore), Giannina
Braschi (Puerto Rico), David Brookshaw (Gran Bretaña), Mircea
Cartarescu (Rumania), Mia Coutom (Mozambique), Mauro Covacich
(Italia), Tsitsi Dangarembga (Zimbabwe), Assia Djebar ( Francia/Algeria),
Nawal El Saadawi (Egipto), Horace Engdahl (Suecia), James F.
English (USA), Filip Florian (Rumania), Jean-Claude Guédon (Canada),
Josef Haslinger (Austria), Jonas Hassen Khemiri (Suecia), Ho Anh
Thai (Vietnam), Uzodinma Iwela (Nigeria), Clara Janés (España),
Eileen Julien (USA), Jamaica Kincaid (Antillas), Antjie Krog
(Sudáfrica), Leevi Lehto (Finlandia), Henning Mankell (Suecia),
Ana Menéndez (USA), Gcina Mhlope (Sudáfrica), Wu Ming (Italia),
Mayra Montero (Cuba/Puerto Rico), Rosa Montero (España), Nancy
Morejón (Cuba), Bharati Mukherjee (USA/India), Herta Muller
(Alemania/Rumania), Simone Murray (Australia), Sonia Nimr
(Palestina), Saliha Paker (Turquía), Elena Poniatowska (Méjico),
Philip Pullman (Gran Brertaña), Laura Restrepo (Colombia),
Rodrigo Rey Rosa (Guatemala), Hans Rosling (Suecia), Dava Sobel
(USA), Muniz Sodré (Brasil); Gayatri Spivak (USA/India), Sasa
Stanisic (Alemania/Bosnia), Krister Stoor (Suecia), Farzaneh
Taheri (Irán), Shaun Tan (Australia), Yoko Towada
(Japón/Alemania) Tie Ning (China), Dubravka Ugresic (Croacia),
Ludmila Ulitskaja (Rusia), Leonardo Valencia (Ecuador),
Binyavanga Wainaina (Kenia), Frank Westerman (Holanda), Alexis
Wright (Australia).