Existen libros de poesía que no presentan dificultades a la hora de ser entendidos desde una posición de tendencia y estilo. Es el caso de Vulnerable a la luz de Ricardo Bermejo Álvarez. Pero, para que el conocimiento sea fructífero, hemos de comenzar por el principio.

Desde el comienzo de su andadura por los caminos de Erato, la intención de Bermejo ha estado bien clara: no pactar con la lengua literaria al uso. Es más, siempre ha mostrado un afán de revolver los baúles del idioma para encontrar lo que su instinto poético le ha sugerido, y es lo que Roman Jakobson denominó la “función poética”. Desde Hégira nocturna, Erosfobia, Silencios que contarte (donde el poema que abre el libro, ”Bajo a la noche rota de los escarabajos...”, es un espécimen muy logrado del surrealismo literario), su propósito de ruptura ha sido permanente. Su intuición le ha colocado en esa línea de poesía que el Formalismo ruso consideró como “desvío”, incluyendo en ello una percepción de la realidad a través del lenguaje fuera del empleo automatizado de muchos otros poetas.

En Vulnerable a la luz la búsqueda de una expresión que se distancia de lo convencional llega a extremos en que el discurso poético toca lo desconcertante por lo que tiene de sorprendente y que podemos comprobar, sobre todo, en poemas de la primera parte del libro: ”comparece la ausencia / y aunque eres / versátil anfitrión / no estás para una noche de soliloquio / para bailar sin música o beber / de un grial derramada / tu desabrido ponche de certezas / mejor así no estar / cuando la ausencia comparezca y tantas / palabras se descorchan en su honor / de este silencio tuyo siempre en ciernes / del que aún no eres dueño en absoluto”.

Si situamos la terminología en este contexto poético, podríamos decir que Bermejo procede a una especie soterrada de deconstrucción, al margen de Jacques Derrida, su representante filosófico. Deconstrucción que es desmontaje de una concepción tradicional de la semántica en la que está en trance de que desaparezca una lógica empedernida que el poeta actual, consciente de los tiempos que corren y descorren velos, acribilla con versos desmitificadores que llevan a la poesía a un plano, tal vez para iniciados en el arte exquisito de partear del Sistema saussureano combinaciones paradigmático-sintagmáticas que llaman la atención al lector, pero que también emocionan al que las escribe, y que es su mayor ganancia. Temáticamente el libro se instala en una discrepancia con lo estereotipado, de ahí que su vehículo expresivo sea fiel a esa “heterodoxia” y rompa los márgenes de una lógica “burguesa” contando con la metáfora, la sinestesia y la imagen surrealista en ocasiones.

Libro, a mi entender, importante en la trayectoria del autor, por lo que tiene de avance en su desmitificación de un registro poético que va contra el lenguaje de confesión ideológica o sentimental y emprende con ello una hermosa aventura con el fin de arrancar los quilates de la lengua creadora, labor que el autor lleva a cabo en el presente texto. En Vulnerable a la luz, como en otros libros suyos anteriores, Ricardo Bermejo, realiza el ideal de los vanguardistas: liberar la herramienta lingüística de todas las oxidaciones que se le pegan del uso del habla cotidiana y práctica, que será necesaria para el entendimiento social de los hablantes, pero que en la poesía no tiene un rendimiento creativo.







 

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