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Y con el mazo dando...
PARA LOS BANCOS, DISFRAZ DE CAMUFLAJE
por Carlos Robredo Hernández-Coronado
Para empezar, y situarnos, copio de noticias publicadas el
29 de octubre de 2008 en Internet:
El consejero delegado de BBVA, José Ignacio Goirigolzarri,
subrayó hoy que el hecho de que se publiquen los nombres de
las entidades que acudan a las medidas puestas en marcha por
el Gobierno para aumentar la liquidez en el mercado no debe
ser un motivo para que "nos cebemos" con ellas, dijo, porque
"para eso están las medidas".
"La publicidad de las entidades que vayan a acceder a las
ayudas públicas no tiene que ser motivo de que nos cebemos
con ellas, porque para eso están, y porque además no es
bueno para las entidades, para el resto del sistema
financiero ni para los consumidores".
Su homólogo en el Banco Santander, Alfredo Sáenz, se mostró
ayer contrario a la publicación de los nombres de las
entidades por el "efecto reputacional negativo" que llevaría
consigo.
Que no, que nadie tiene que saber a quién, ni a qué bancos
le da el Gobierno sus regalos de Navidad.
Total unos cientos de millones de euros para que tapen sus
vergüenzas no tiene demasiada significación y nosotros, los
tontos del pueblo, que somos todos los demás, y entendiendo
como pueblo a toda España, a jorobarnos sin saber quienes
son los malos, quienes lo hicieron mal y quienes, por tanto,
ganaron su dinero y espléndidos beneficios a base de
marrullerías que a más de uno -del pueblo- han arruinado
mientras ellos, responsables de tales ruinas y de algunas
crisis financieras, se embolsan por arte del gobierno,
cantidades millonarias para tapar sus agujeros.
Agujeros los nuestros después de ir a la compra y medio
llenar la cesta.
¿Saben que toda entidad financiera, ya sea banco, caja de
ahorros o sociedad de préstamo, publica listas en las que
relacionan, a diario, los nombres de aquellas personas que
no pueden pagar el recibo de la luz, o el alquiler del piso,
la factura del teléfono móvil, las letras del piso, del
coche o de la reforma de la cocina? ¿Saben que cualquier
banco, sociedad o comercio tiene acceso a ellas? ¿Saben que
nos la pasaran por la cara si en ella estamos y pretendemos
comprar cualquier cosita a plazos. ¿Saben lo difícil que es
conseguir que, después de pagar, le borren de esas listas?
Casi imposible. Y todo por un apurillo pasajero.
Los bancos no. No consienten, como hemos podido leer al
principio, que se les nombre ni en corrillos de amigos. Nada
de decir que esta o aquella entidad financiera tiene un
problema. Ni hablar, y eso que cuando los nuestros son
problemillas de, a lo sumo, algún millar de euros, los
suyos, los agujeros financieros que hacen tambalear a un
país y a un continente y hasta al mundo entero, son agujeros
espaciales, Big Bang domésticos que explotan en nuestra
economía. Pero de decir sus nombres, nada de nada.
Y así seguiremos teniendo lo poco que nos va quedando en la
cuenta de alguno de esos bancos perniciosos, pero sin
saberlo, hasta que otro día de estos les explote de nuevo la
economía y volvamos a perder los pobrecitos del pueblo —ver
aclaración anterior— como siempre.
GOLFOS, más que GOLFOS.
Los que pagamos tenemos derecho a conocer el nombre de
aquellos que no atendieron sus obligaciones porque, aún
siendo malo que les den nuestro dinero para seguir
estrenando trajes y yates y acudir a cacerías y comprar
apartamentos de lujo... malo es que escondan su
responsabilidad y se rían, sí, se rían, y mucho, de todo
nosotros desde sus casas cuando debían hacerlo desde la
cárcel.
¿Donde está la Fiscalía? ¿Dónde la justicia? Ah, ya,
abriendo tumbas y enemistando a paisanos.