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ALIMENTACIÓN Y ARTRITIS REUMATOIDE
¿Cómo empezar el Régimen?
por Alfonso Estudillo
Si Vd. ya se ha mentalizado de que la única forma de curar su
enfermedad es cuidar su alimentación, y quiere comenzar a
curarse, debiera seguir a rajatabla todo cuanto se aconseja en
el Régimen Ancestral y recomendamos en nuestros
artículos, pero, si aún no ha podido enterarse a fondo de todo
lo recomendado, y quiere comenzar ya mismo de una manera
efectiva, aquí le exponemos en una opción más resumida todo
cuanto es indispensable que lleve a cabo en su dieta y cómo se
desarrollará el proceso.
Comenzaremos por los cuatro puntos más importantes y que son
fundamentales para obtener una rápida mejoría. Luego, seguiremos
con los que, a pesar de tener una importancia menor, también son
necesarios para la definitiva erradicación de las principales
causas que han provocado o favorecido la aparición de nuestra
enfermedad.
ACEITES Y GRASAS
1º. Fundamentalísimo, más importante que todos los demás puntos,
es el de los aceites o grasas usados en nuestra cocina. El mejor
aceite que podemos utilizar, tanto para la fritura como para
aderezar los guisos o su consumo en crudo, es, con diferencia,
el Aceite de Oliva Virgen EXTRA. Resalto lo de "extra" porque es
el único obtenido de la forma llamada "primera presión en frío",
o lo que es lo mismo, no refinado, y, por tanto, no sometido al
calor ni a los diversos procesos químicos con que son obtenidos
todos los aceites denominados "refinados". Puede ser más caro, o
más difícil de conseguir en algunos países o regiones, pero
merece la pena conseguirlo e incorporarlo a nuestra dieta. Y,
¡atención!: si bien en los guisos o en crudo no hay el menor
problema en su consumo, si lo utilizamos para freír pescados,
patatas, carnes, etc., debemos tener un cuidado total y absoluto
de que no alcance temperaturas muy altas (más de 180 º, siendo
lo ideal entre 140º y 160 º). Si lo usamos varias veces para
freír, no debemos usarlo más allá de cuatro o cinco veces. Y,
por supuesto, si se nos pasa de temperatura y humea (quemado),
tirarlo sin contemplaciones, pues se habrá convertido en un
potente tóxico que dañará nuestro organismo. Las grasas de
cocinar las rechazamos de pleno. Todas, pues, sean animales o
vegetales, han pasado por procesos físico-químicos para su
elaboración que las aparta de los alimentos saludables. Respecto
a los demás aceites, tanto de oliva como de semillas (soja,
colza, girasol, cártamo, maíz, palma, etc.), siempre que en su
etiqueta conste lo de "refinado", deberían ser descartados de
nuestra dieta.
LECHE Y PRODUCTOS LÁCTEOS
2º. En orden de importancia le sigue descartar la leche y todos
los productos lácteos. Está demostrado por numerosísimos
estudios científicos que la leche es nociva para una amplia
mayoría de la población humana. Y para esa mínima parte para los
que, aparentemente, no es nociva, de ninguna forma le
proporciona las muchas virtudes con que siempre nos la han
vendido en sus campañas de publicidad, pues ni su calcio ni sus
proteínas ni su carbohidrato (la lactosa) son aprovechables por
el organismo humano en la misma medida que lo son los de otras
fuentes como la carne, pescados, vegetales, frutas, etc.
CEREALES
3º. Descartar todos los cereales y en todas sus formas, pan,
pastas, galletas, dulces, etc. Principalmente, deben ser
descartados el trigo y el maíz, debido a la estructura de sus
proteínas y al hecho de que siempre se consumen cocinados
(generalmente, a muy altas temperaturas), aunque también debemos
apartar de nuestra dieta otros cereales, tales como la avena, la
cebada, el centeno, el sorgo, etc., en todas sus formas y
presentaciones. Las únicas excepciones son el arroz y el
alforfón o trigo sarraceno, cereales que han conservado su forma
salvaje prehistórica y que han demostrado en numerosas
experiencias clínicas que son bien tolerados por nuestro
organismo. Como alternativa, busque productos (o hágalos en su
propia casa) elaborados con harina de arroz, garbanzos,
castañas, etc.
COCCIÓN DE LOS ALIMENTOS
4º. Y, aunque este punto lo hemos dejado para el cuarto, en
realidad es tan importante como el primero y los otros dos
juntos, o sea, que debemos darle una importancia fundamental si
queremos disponer de una buena salud. Y este punto no es otro
que las formas y temperaturas con que cocinamos nuestros
alimentos. La primera norma a tener en cuenta es que "deberíamos
comer todo crudo", incluido las carnes y pescados. Pero, como
nuestras costumbres puede impedirnos regresar a esta forma de
alimentación -que es la que ha seguido el hombre desde la
aparición de los primeros homínidos hace algunos millones de
años-, debemos procurar darle a nuestro cuerpo una alimentación
lo más parecida posible a la que siempre tuvo, es decir, lo más
cruda posible. Huyamos de los guisos con mucho tiempo al fuego y
cambiémoslos por carnes, pescados y hortalizas hechos en un
salteado de unos pocos minutos y temperatura no muy alta. Las
legumbres como las alubias y garbanzos -que es bueno comerlas de
vez en cuando-, las elegimos de primerísima calidad, las tenemos
12 horas en remojo y las cocemos (con sus demás ingredientes) en
olla normal y fuego moderado durante un máximo de 1 hora.
Las lentejas sólo necesitan unos 20 minutos. Otras leguminosas,
como los guisantes y las habas, y la mayoría de las hortalizas,
podemos consumirlas cocidas al vapor, salteadas o con una
cocción de unos pocos minutos en olla normal (las patatas están
en su punto en apenas 15 minutos).
CONOCER QUÉ COMEMOS
Naturalmente, debemos ampliar estos cuatro puntos con las demás
recomendaciones que el Dr. Seignalet hace en su Régimen -y que
comentamos en la sección Los Alimentos a examen-, pero,
entendiendo que los fundamentales son éstos, vamos a comenzar
nuestra nueva dieta aplicando estos cuatro puntos. Eso sí, no
olvide comer también bastante frutas frescas -del tiempo- cada
día. También podría ser recomendable la toma de algunos
fermentos lácticos, probióticos, y, si hubiera carencias, algún
complejo de vitaminas y minerales (lea
Además del Régimen). Si sigue fiel y
meticulosamente estas recomendaciones su cuerpo comenzará a
desintoxicarse, sus células irán perdiendo el ensuciamiento a
que se vieron sometidas durante años de mala alimentación y su
organismo irá volviendo a la normalidad perdida. En unas pocas
semanas (dependiendo de los años padeciendo la enfermedad y la
severidad de la misma) los dolores y síntomas irán perdiendo
intensidad hasta su desaparición completa.
Durante este tiempo de pre-remisión es aconsejable -pero siempre
de acuerdo con el médico- ir dejando la medicación que se esté
tomando de forma gradual, sobre todo los antiinflamatorios
(AINEs), Metotrexato, inmunosupresores, etc. Lo que es muy
posible que no se pueda dejar son los corticoides, pues, si se
han estado tomando dosis altas y durante mucho tiempo la
producción endógena de hidrocortisona estará bloqueada. Esta
hormona, la hidrocortisona, la produce la corteza suprarrenal y
es indispensable para diversas funciones del metabolismo. La
ingesta diaria de los corticoides reduce o inhibe totalmente su
producción y produce lo que se llama insuficiencia
corticoadrenal secundaria. Y esta insuficiencia, aunque quizás
con mayor tiempo pueda ser recuperable (los expertos no se ponen
de acuerdo), hace indispensable la continuidad -rebajándolos
poco a poco- en la toma de corticoides.
Siga todo lo dicho y comience a curarse.
* * * * *
Nota:
En La Web de la Artritis Reumatoide, además de
un consultorio on line, dispone de infinidad de
artículos sobre los alimentos, pruebas realizadas sobre estos,
el Régimen Ancestral estudiado y comentado por Alfonso Estudillo
y descripciones de
muchas patologías comprendidas entre las reumatológicas,
neurológicas y autoinmunes en general.