Hace un tiempo atrás, visité una exposición de fotografías
acerca de la vida de Jesucristo, evento que se llevó a cabo en
la Casa de la Cultura de Estocolmo. Una colección de 60 fotos,
en escala mayor, del libro “Revelación, Representaciones de
Cristo en fotografías” (Revelation, Representations of Christ in
photography), de Nissan N. Perez (Israel); donde fotógrafos de
todo el mundo exponen retratos de Jesucristo. Aunque a decir
verdad, no todas las fotografías hacían alusión a la vida de
Jesús de Nazaret.
Estos retratos fueron reproducidos por el Museo de Israel, en
Jerusalén, y prestados a Suecia para que se exhiban en
Estocolmo.
La exposición estuvo a cargo de Margareta Zetterström y ha
provocado una serie de críticas y protestas de algunos miembros
de la Iglesia Sueca. En efecto, el párroco Hakon Långström
renunció a su cargo en un gesto de reproche contra esas
fotografías que, a su parecer, causan enormes molestias a
personas creyentes. Anne Louise Eriksson, que también pertenece
a la Iglesia Sueca, es más amplia en su análisis y comenta: “...
Estas fotografías se están exponiendo en un lugar neutral y cada
persona tiene derecho a interpretar a su manera. La Iglesia y
sus fieles tienen que expresar su fe por Jesucristo en
interacción con la sociedad que nos rodea. La Iglesia no es
dueña de la imagen de Jesucristo...”
Al parecer, estas polémicas suscitadas en la sociedad sueca, han
originado la atracción de mucha gente. Un cierto día, en tan
solo 15 minutos, se registraron 300 visitantes.
La mayoría de los retratos que fueron expuestos al público,
revelaban interpretaciones de la vida de Jesucristo por parte de
los fotógrafos, a través de diferentes épocas y sociedades. Sin
lugar a dudas, la exposición fue una provocación a ciertos
grupos de las sociedades modernas donde existe la hipocresía,
doble moral, racismo, opresión y donde la Iglesia ejerce un
poder absoluto frente a sus seguidores. Una vez más, vemos cómo
la manifestación de la creatividad traspasa las fronteras
impuestas por una sociedad. Así pues, las fotografías despiertan
controversia, sacude el pensamiento de cada espectador y muestra
la imagen de Jesucristo desde otra perspectiva.
La fantasía y realidad hacen una fusión entre el tiempo pasado y
el presente. En tal sentido, la colección lució cuadros desde
1853, como por ejemplo la crucifixión de Jesucristo (de Eugene
Durieus) y descripciones actuales de la vida de Jesús de Nazaret
por los fotógrafos Annie Leibovitz, Andres Serrano, Rauf Mamedov,
Freddy Alborta etc. Es precisamente aquí donde surgen preguntas:
¿Quién era Jesucristo? ¿Cómo se veía físicamente?
Cuando Jesucristo preguntó qué se decía a cerca de su persona,
un discípulo respondió: “ hay diferentes opiniones sobre tu
persona”.
Algunos autores de estas fotografías también se han tomado la
plena libertad de interpretar a Jesucristo a su manea. La
existencia de ciertas personas que han luchado con un humanismo
desbordante en su paso por la Tierra, ha hecho que imágenes
tomadas hace muchos años se hayan convertido en cuadros que
hacen alusión a Jesucristo.
Algunos fotógrafos, que incluyeron sus trabajos en esta
colección, sorprendieron al público con su arte. Uno de las
fotografías que me llamó mucho la atención fue el cuadro de La
Última Cena de Rauf Mamedov (Azerbadjan), donde los 12 apóstoles
y el mismo Jesucristo son representados por personas que padecen
del síndrome de Down. Jóvenes con rostros que expresan una
personalidad inocente, miradas sorprendentes y pacíficas. Es
decir, rostros libres de todo pecado y de las cicatrices que
deja la mala vida. Jesucristo al centro acaba de quitarse los
lentes frente a un plato vacío, mientras los apóstoles comparten
el pan y el vino.
Andres Serrano (USA) aportó con una imagen de la Virgen María,
una mujer blanca, y a su lado un hombre negro de barba con una
corona de espinas en la cabeza.
No
podía faltar, en esta colección, la famosa imagen del Che,
echado sobre una camilla rústica y rodeado de militares y
agentes del Servicio Secreto de Bolivia (como se puede observar
en la foto). Esta foto fue tomada el 10 de octubre de 1967 por
Freddy T. Alborta (Bolivia).
Otras fotografías que seguramente provocaron malestar al
espectador creyente son por ejemplo: la de un mono crucificado
de Joel-Peter Witkin (USA), y lleva como título “salvador de los
primates”, un hombre entrelazado en una cruz esvástica de John
Heartfield (Alemania), Supermán crucificado de Dana y Boaz
Zonshine (Israel), un esqueleto crucificado en una cruz
esvástica de Paul Strand (USA) etc.
En consecuencia, la Iglesia Católica no tiene el monopolio de la
imagen de Jesucristo ni puede censurar las ideas artísticas.
Como acotación a este artículo quisiera citar a Salvador
Freixedo, que fue encarcelado, en Venezuela, por la publicación
de su libro “Mitos religiosos en las relaciones humanas”.
Freixedo perteneció durante 30 años a la orden de los Jesuitas.
Es profesor de Historia de la Iglesia en el “Seminario
Interdiocesano” de Santo Domingo (República Dominicana),
fundador del Movimiento de Juventud Obrera Cristiana en Puerto
Rico y del Instituto Mexicano de Estudios del Fenómeno
Paranormal. Es autor de más de quince libros. Además, estudió
humanidades, filosofía, teología y psicología.
En su libro “Interpelación a Jesús de Nazaret”, hace un ajuste
de cuentas con Jesús y le habla de hombre a hombre: “... ¡ Cómo
te gustaba, oh Cristo, dejar vagar tu imaginación y meterte en
el mundo del mito! Te aferrabas a tus delirios mesiánicos, y
aunque para esta vida no prometías muchas cosas, para la otra
llenabas de esperanzas las cabezas de los pobres diablos que te
seguían y que no entendían bien lo que decías...” p. 19. Cuando
se refiere a la evangelización de los pueblos de América dice:
“... Tanto en Norteamérica como en Centro y Sudamérica, so capa
de cristianizar y hasta culturizar, se destruyó concienzudamente
no sólo lo referente a las religiones autóctonas, sino
monumentos que contenían la esencia de aquellas culturas y
documentos en los que se expresaban su filosofía y sus ideas
acerca de esta vida y del más allá...”