241. No se es libre porque se pueda hacer lo que se quiere, sino
porque se quiere lo que se cree que se debe hacer.
242. Vivir por sobrevivir es más honroso que vivir por vivir.
243. La desoladora soledad de un creador o un descubridor
mientras viven es sólo comparable a la grandeza envuelta en aura
mitológica que le dan generaciones posteriores, que los imaginan
como a partir un piñón con sus contemporáneos.
244. Hay quienes renuncian al uso de la libertad y la ponen a
los pies de un credo o de una ideología, como el que pone sus
riquezas en manos de un asesor financiero.
245. Acude a la ruleta de la vida pensando que los jugadores que
concurren contigo tienen, como tú, más miedo a las trampas que
ilusión en la fortuna.
246. La envidia solamente se redime de su propia vergüenza
cuando reconvierte el odio en legítima y fecunda emulación.
247. Todos queremos vivir en el gozo de la eternidad, pero nadie
sabe retener un momento de alegría para eternizarlo.
248. Querer acaparar lo que nos excede con los brazos demasiado
abiertos, nos impide abrazar lo necesario.
249. A medida que la marea de la experiencia crece, se hace más
oscura y ya no deja ver el fondo claro de las aguas de nuestra
inocencia.
250. Al pueblo indocto le llega la gloria de sus hombres y
mujeres gracias al ruido que hace el aparato de la propaganda
oficial. Pero ese mismo ruido nos da una idea de qué clase de
gloria se merecían realmente los homenajeados.
251. En la báscula de la vida debiera pesar más el amor, pero
siempre le falta platillo al sufrimiento.
252. Le tenemos miedo a la astucia, pero es mucho más peligrosa
la estupidez, sobre todo cuando está convencida de su inocencia.
253. Las metáforas originales son como las monedas en cuyo
troquel leemos inmediatamente su significado y valor, mientras
que las metáforas lexicalizadas son como monedas en las que no
se ve nada más que el metal desgastado.
254. Los verdaderos entorpecedores del sexo no son los
moralistas, sino los malos olores.
255. Se arrastra con un andador de convenciones y todavía busca
el camino de la verdad. ¡Qué inmodesta es la vida humana!
256. Incapaz de afrontar su propia desnudez, el mundo se pone el
taparrabos de la mentira o de la hipocresía.
257. Combatimos por nuestras ambiciones cuando no somos más que
catapulta de los deseos sobre los muelles del inconsciente.
258. Luchar contra el destino es como querer desviar la
dirección del viento.
259. La risa habla todos los idiomas.
260. Quienes quieren vivir mejor, a menudo no saben vivir bien.