Algo comenzó a moverse a la hora de la siesta. La mecedora donde
dormitaba, claro. Sin embargo, se mueve también el librero, se
caen los libros... ¡es un temblor! No puede ser. No lo tengo
agendado, luego no existe. A ver... de un brinco me hice de la
agenda. Hoy es 15. Acá está, 15 de junio. 7horas, levantarse, 8,
regaderazo, 9, tener hambre, 10, desayunar, 11, comprar el
periódico, 12, leerlo... 4 de la tarde: siesta. Dice siesta, no
temblor. Siesta, lo que yo estaba haciendo y voy a continuar
desde la mecedora, y ya no interrumpan.
Tuve suerte, me dijeron en el hospital. Pero no quisieron saber
nada de mis historias. Claro, ellos tampoco estaban agendados.
UN LADRÓN TODO UN CABALLERO
¡No te muevas! Esto es un bolsazo psicológico ¿qué, no has oído
hablar de bancazo psicológico, cuando llegas a la ventanilla del
banco y anuncias a la cajera que has secuestrado sus chamacos,
que los pondrás en libertad sólo a cambio de la lana, toda sin
trampitas, y ella no sabe si le están haciendo el cuento o si de
verdad sus chamacos...? Y por las dudas te da hasta su... su
alma? Bueno, ahí tienes un bancazo psicológico, te digo, y esto
es lo mismo: un bolsazo psicológico en plena calle. Me das tu
bolsa o no respondo por tus chamacos… Bueno, bueno, nada de
llantos, p’a que veas, soy una gente a todo dar, un profesional,
te doy a elegir: ¿la bolsa o un secuestro express? ¿No sabes de
qué se trata? Pues me alzo con la bolsa y su dueña, que por ti
pague rescate el novio o el papacito, no te conviene, venga la
bolsa, ahhh ¿no que no? ya ves, mejor portarse como una niña
educada. Ahora, yo me las tomo, tú te volteas contra la pared y
en cinco minutos no te mueves, baaai, mi reyna.