Durante el período Paleolítico el territorio de lo que
actualmente es Cataluña ya se encontraba poblado. Entre los años
30.000 y 8.000 antes de Cristo la población aumentó con
población proveniente de Asia a través de Europa. En el
Neolítico se inician en la agricultura y entre los años 1800 y
650 antes de Cristo se introduce la metalurgia con la llegada
del bronce.
Los griegos fundan la colonia de Emporien (Ampurias) alrededor
del año 600 antes de Cristo. Esta ciudad fue uno de los centros
mercantiles más importantes de la costa peninsular. Mas adelante
en el siglo IV antes de Cristo fundarían Rhode (Rosas). En el
siglo III antes de Cristo pidieron protección a los romanos ante
la amenaza de los cartagineses y fue el pretexto para que los
romanos desembarcasen en Ampurias el año 218 antes de Cristo.
Estaban comandados por Cornelio Escipión. Los romanos
permanecieron en la Península desde aquel año hasta el siglo IV.
La conquista de Cataluña por parte de los romanos se alargó
hasta el año 195 antes de Cristo. La romanización configuró un
nuevo país. Crearon diversas ciudades, la más importante de las
cuales fue Tarraco (Tarragona), fundada el año 218 antes de
Cristo. César le otorgó el título de colonia y en el año 27
antes de Cristo Augusto la elevó al rango de capital de
provincia.
La segunda ciudad más importante era Ampurias y otras ciudades
fundadas alrededor del año 100 fueron Bètulo (Badalona), Iluro
(Mataró), Gerunda (Gerona), Iesso (Guissona), Aeso (Isona) y
Ilerda (Lérida). Más adelante fundarían también Dertosa
(Tortosa) y Barcino (Barcelona).
También fundarían villas rurales como Torre Llauder (Mataró),
Els Munts (Altafulla) y Centcelles (Constantí). Todas las
ciudades estaban separadas unos cincuenta kilómetros como
mínimo. Crearon una gran red de comunicaciones. Por Cataluña
pasaba la Vía Augusta que iba de Roma a Gades (Cádiz). Las más
principales de Cataluña eran Barcino-Ilerda y Tarraco-Ilerda.
Como los griegos, los romanos eran buenos comerciantes y
cultivaban cereales, aceite, viña y frutas. El vino catalán era
consumido en Roma.
El año 25 antes de Cristo, Tarraco se convierte en la capital de
la Tarraconense, que sustituía a la Hispania Citerior. A partir
del siglo I experimentó un espectacular crecimiento.
El Imperio Romano entró en crisis en el siglo III. Esta crisis
duró hasta el siglo IV cuando los pueblos germánicos comienzan a
dividir Europa y a crear los futuros estados de la Edad Media
entre ellos Cataluña.
Las comunidades cristianas comienzan a asentarse en lo que hoy
es Cataluña alrededor del siglo III, siendo perseguidas como en
todo el territorio romano hasta el siglo IV cuando son
reconocidas. Los casos más destacados de esta persecución son
los de San Fructuoso en Tarragona quedado junto a sus diáconos
el año 259 y los de Sant Cugat y Santa Eulalia en Barcelona y
Sant Feliu en Gerona.
Con el fin del Imperio Romano llega la época visigoda. Ataulfo
fija su residencia en Barcelona el año 415. Su sucesor Walia
traslada la capital a Tolosa en Francia. Entre el 450 y el 470
Eurico ocupa toda la Tarraconense, así como toda la península
Ibérica. En el 573 trasladan la capital a Toledo, creando un
reino con este nombre que pervivirá hasta la invasión musulmana
el 711.
Lo más importante para Cataluña durante la época visigoda fue la
organización eclesiástica creándose las diócesis de Lérida,
Tortosa, Tarragona, Barcelona, Tarrasa, Gerona, Ausona, Urgel y
Ampurias.
Los musulmanes invaden la Península Ibérica el 711 y entre el
713 y el 720 ocupan el territorio catalán, acercándose al
mediodía de la Francia actual hacia el 725. Son vencidos por
Carlos Martel el 732. En el 759 los francos recuperan el
Rosellón y entre el 785 y el 789 también liberan Gerona. En el
801 Luis el Piadoso libera Barcelona, conquistando los francos
también todo el territorio catalán hacia el 1148-1149 con la
conquista de Tortosa. Es cuando se configura el Principado de
Cataluña. Se crean diversos condados que dependían
administrativamente de la monarquía carolingia.
A partir del siglo IX estos condados comienzan a independizarse
y son la base de la independencia de Cataluña. Una ley del 877
autorizaba la sucesión hereditaria de los condados.
Guifredo el Velloso consiguió unificar los condados de
Barcelona, Gerona, Osona, Urgel y Berguedà. El año 988 comienza
la independencia de Cataluña al negarse el Conde de Barcelona
Borrell II a dar vasallaje al rey franco.
Este proceso se consolida durante el reinado de Ramón Berenguer
I, Conde de Barcelona, al ser reconocida su supremacía por los
Condes de Urgel, Ampurias, Besalú y Cerdaña. En el siglo XII ya
se habían consolidado los términos catalán y Cataluña en las
tierras gobernadas por Ramón Berenguer III.
Los hechos que posibilitaron esta conciencia fueron: origen
común, territorio, vida política, estructura social, comunidad
de cultura, lengua. En 1137 el compromiso matrimonial de Ramón
Berenguer IV con Peronella, heredera del reino de Aragón, forma
el núcleo inicial de la Corona de Aragón: diversos reinos
independientes con el mismo soberano.
Durante los siglos XI y XII los condes de Barcelona emprendieron
una política de dominio sobre un amplio territorio del mediodía
de la Francia actual. En 1067 Ramón Berenguer I compra Carcasona
y Rades y adquiere derechos sobre Narbona, Tolosa y Beziers.
Ramón Berenguer III adquiere por matrimonio con Dulce de
Provenza derechos sobre Provenza, Gabaldà, Millau y Carladès en
1112. En 1196 se produce la separación de los dominios catalanes
y provenzales.
Esta presencia política catalana se cierra en 1213 con la
derrota y muerte del rey de Aragón Pedro el Católico, que acaba
produciéndose definitivamente después de la firma del Tratado de
Corbeil por parte de Luis IX de Francia y Jaime I.
Cataluña orienta desde entonces su política exterior hacia el
Mediterráneo y hacia la Península. La primera se manifiesta con
las conquistas de Mallorca y Sicilia en el siglo XIII, de
Cerdeña, Atenas y Neopatria en el siglo XIV y del reino de
Nápoles en el siglo XV y con importantes bases mercantiles al
Norte de África, Egipto y Siria.
La expansión peninsular se centra en la conquista del Reino de
Valencia entre 1232 y 1245, organizado como unidad política con
las mismas condiciones que Cataluña y Aragón reino
independiente, con un mismo soberano, condiciones que también
disfruta Baleares.
Cataluña era entre los siglos XIII y XV un estado-nación
moderno. En este tiempo toman forma definitiva las instituciones
que hasta el siglo XVIII gobernarían el país. Algunas de estas
instituciones son el Consell de Cent, el Consolat de Mar, les
Corts y la Diputació del General, conocida también como
Generalitat.
Con el final de la Edad Media, Cataluña vive un período de
crisis. Fue una época de guerra con Castilla y los dominios de
Cerdeña y Sicilia. Padeció la peste negra de 1348 produciéndose
una pérdida de población del cincuenta por ciento.
En 1391 comenzó la persecución de los judíos, comunidad muy
activa en el orden económico y artesanal, que tuvo consecuencias
muy negativas. Ocasionó también la caída de entidades bancarias
en Barcelona, Gerona y Perpiñán. El año 1401 se creó la Mesa de
Cambio un banco público para que las autoridades municipales
pudiesen disponer de dinero sin necesidad de recurrir a
entidades privadas.
Con la muerte en 1410 sin descendencia de Martín el Humano, el
escogido Fernando I implantará la dinastía castellana de los
Trastámara, hasta Fernando II. Todos se integraron en el orden
constitucional catalán basado en el pacto entre la monarquía y
las clases dirigentes catalanas.
Después de la Guerra Civil de 1462 a 1472 en la que la
Generalitat y el Consell de Cent quisieron desprender de la
Corona de Aragón a Juan II, Cataluña perdió las riendas
económicas en beneficio del Reino de Valencia.
El matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón en
1469, no respondió a ningún proyecto de conseguir la unidad
política de los reinos sino a los intereses políticos de Juan II
ante la falta de apoyos en la guerra con la Generalitat, y de
los partidarios de imponer en Castilla como reina a Isabel en
lugar de a la heredera legal de Enrique IV, su hija Juana.
Aunque en principio este matrimonio se había pactado nada más
que como unión personal, la muerte de Enrique IV en 1474, hizo
que el poder de Fernando en Castilla aumentase. Aunque han sido
nombrados muchas veces como reyes de las Españas, ellos nunca
utilizaron este título.
Desde el punto de vista constitucional, la Corona de Aragón fue
la gran triunfadora. Ante el centralismo uniformador de Castilla
que no había respetado nunca las instituciones ni la identidad
histórica de los reinos de León, Galicia, Navarra y el País
Vasco, todo lo contrario que Aragón que si respetaba las
instituciones e identidades de sus reinos.
Con esta unión, la Corona de Aragón consiguió que se mantuviese
la concepción de estado confederal, conservando así sus
dirigentes, sus instituciones, su lengua oficial. Entre Castilla
y Aragón había fronteras políticas, militares y económicas bien
definidas.
Castilla y Aragón serán así dos reinos o confederación de reinos
independientes con un mismo soberano. Esta solidez se perdió con
la derrota en la Guerra de Sucesión entre 1705 y 1714 y que hoy
día todavía se continua pagando las consecuencias.
La aparición del Virrey en 1479 y del Consejo Supremo de Aragón
en 1492 erosionaron las competencias ejercidas por las
autoridades catalanas.
Carlos I fue el primer monarca en recibir la doble herencia y el
primero en gobernar según los principios constitucionales y el
primer rey de la Casa de Austria, que dirigió los destinos del
país durante casi dos siglos.
Cataluña fue a lo largo de este período un estado soberano, pero
a medida que iba aumentando el absentismo real y la corte se iba
castellanizando, los conflictos entre la administración real y
las autoridades catalanas lograron una acritud cada vez más
grande.
Esta lucha por la conservación del orden constitucional
atraviesa por diversas etapas a lo largo de los dos siglos
mencionados. Los reinados de Carlos I y Felipe II se
caracterizaron por el equilibrio entre Castilla y Cataluña.
Carlos I no tuvo preferencia entre las dos Coronas. Convocó
Cortes en Cataluña en siete ocasiones, pero se le identificó con
Castilla al dar este reino apoyo a sus empresas imperiales.
El reinado de Felipe II ya fue más conflictivo. Aumentaron los
enfrentamientos entre la Inquisición y la Generalitat y entre el
Virrey y los Diputados. También había temor a que por Cataluña
se introdujesen los aires heréticos de los hugonotes y los
luteranos prohibiendo a los habitantes de la Corona de Aragón
que fuesen a estudiar a universidades extranjeras.
En la segunda mitad del siglo XVI comienzan a sentirse en
Castilla voces favorables a poner fin a la independencia de
Cataluña. Las relaciones entre Cataluña y Castilla comienzan a
cambiar a las postrimerías del siglo XVI. Una disputa por
motivos de competencia judicial hizo que la Inquisición apresase
a los tres Diputados de la Generalitat. Esta institución no
podía permitir que el Santo Oficio se ocupase de cuestiones
civiles.
En 1591, el mismo pueblo de Barcelona evitó la detención de un
Diputado ordenada por el mismo Felipe II. El rechazo de las
autoridades catalanas al poder arbitrario de la Inquisición
produjo un sentimiento popular. El ataque a la independencia de
Cataluña acababa de comenzar.
Avanzado el siglo XVII, aunque Cataluña mantenía su
independencia, comenzó a cambiar la situación. El pactismo
comienza a resentirse durante los gobiernos de Felipe III y
Felipe IV. La represión del bandolerismo por parte del Virrey
provoca agrios conflictos entre aquel y las autoridades
catalanas.
Un nuevo paso en el intento de erosionar las instituciones
catalanas fue cuando Felipe IV vulneró las Cortes celebradas en
1626. El pactismo molestaba a los monarcas. Los brazos uno de
los estamentos políticos de las Cortes, resistieron ferozmente
con éxito la acometida anticatalana de la monarquía.
La ruptura del orden constitucional no se pudo evitar durante el
reinado de Felipe IV y dio lugar a la Guerra de los Segadores
entre 1640 y 1652 que tuvo origen en el intento del Conde-Duque
de Olivares de controlar las finanzas catalanes.
La Paz de los Pirineos que supuso el fin de la guerra de España
contra Francia, trajo como consecuencia para Cataluña la pérdida
del Rosellón. Durante el reinado de Carlos II las relaciones
entre Cataluña y Castilla fueron menos conflictivas. Su muerte
abrió un proceso político de trágicas consecuencias hasta hoy en
día.
En los casi 200 años de reinado de la Casa de Austria nada más
se reunieron las Cortes en doce ocasiones. El único rey que
cumplió con dignidad su papel fue Carlos I que convocó Cortes
los años 1519, 1529, 1533, 1537, 1542, 1547 y 1552. Felipe II
nada más las convocó los años 1564 y 1585. Felipe III lo va a
hacer nada más en 1599 al comienzo de su reinado. Felipe IV lo
hará en 1626 y en 1632 y tuvieron lugar en un clima de abierto
enfrentamiento.
Las Cortes catalanas habían muerto en vida del sistema
constitucional que hacía de Cataluña un país soberano. Durante
el reinado de Carlos II no se convocaron ni una sola vez. La
política de la monarquía contra las instituciones catalanas nada
más necesitaba un pequeño empujón para acabar de matar el orden
constitucional y este empujón fue una guerra a vida o muerte
entre 1705 y 1714 que acabó con el régimen político catalán
milenario y cuyas consecuencias todavía estamos pagando.
Carlos II cuando murió dejó testamento donde otorgaba la
sucesión a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, casado
con una hija de Felipe IV. En principio los catalanes aceptaron
a Felipe V, y este reunió Cortes en Barcelona y jura las
Constituciones de Cataluña en 1702.
Pero bien pronto la situación se deteriora por el absolutismo
del rey que chocaba con las Constituciones de Cataluña, y por la
política represiva de su virrey. Esto dio lugar a la aparición
de grupos favorables a Carlos de Austria.
En 1705, emisarios clandestinos firman un pacto con Inglaterra,
Holanda y Austria, con el objetivo de proclamar al archiduque
Carlos rey de la Monarquía Hispánica. Era la ruptura entre la
Generalitat y Felipe V. En el mes de agosto desembarcaron 17.000
soldados ingleses, austriacos y holandeses en la costa del
Principado. El 7 de noviembre, el archiduque Carlos entraba en
Barcelona, y celebraba Cortes en 1706, las últimas hasta que en
1932 se reúne el Parlament de Cataluña.
Valencia y Aragón se ponen al lado de Cataluña, que tienen el
apoyo de los aliados. Felipe V disfruta del apoyo del poderoso
ejército francés.
La guerra fue muy dura para Carlos de Austria y la Corona de
Aragón. La derrota de Almansa de 1707 significó la pérdida de
Valencia y Aragón. En 1711 se produce la caída de Gerona y nada
más quedan por la causa del archiduque Vich, Cardona, Tarragona
y Barcelona.
Este mismo año, muere el emperador José I, hermano de Carlos.
Entonces el archiduque se convierte en emperador del Imperio
germánico, además de Austria, Bohemia, Moravia, Hungría,
Cerdeña, Nápoles, Milán y Flandes. Las potencias que daban apoyo
a Cataluña no estaban dispuestas a consentir que se
reconstruyese el Imperio de Carlos I y se retiran de la lucha.
Con el Tratado de Utrecht de 1713, Cataluña se queda sola
delante del ejército franco-castellano de Felipe V. Las
autoridades catalanas, deciden continuar la lucha contra Felipe
V. Barcelona será asediada y bombardeada desde julio de 1713. La
resistencia dio lugar a una autoafirmación nacionalista que
apelaba a la defensa de los derechos nacionales y
constitucionales de Cataluña.
La noche del 11 al 12 de septiembre se produce la capitulación
sin condiciones dando lugar a una de las mas duras represiones
padecidas por Cataluña.
La represión tuvo como objetivos liquidar la independencia
política de Cataluña y el resto de los reinos de la Corona de
Aragón y ejecutar o exiliar a aquellos que habían tenido un
papel relevante en la dirección de la guerra.
En sustitución del gobierno catalán se creó una Real Junta
Superior de Justicia y Gobierno y se disolvieron la Generalitat,
las Cortes y el Consell de Cent. En Barcelona se construyó una
ciudadela militar con el objetivo de tener controlada la ciudad.
Cataluña pasó a ser un país ocupado militarmente. Felipe V contó
con el apoyo de numerosos catalanes civiles y eclesiásticos. La
obra maestra del uniformalismo y del absolutismo castellano fue
el Decreto de Nueva Planta que modificaba la estructura judicial
y administrativa del Principado. A lo largo del siglo XVIII,
nuevas órdenes surgidas tendrían como objetivo aniquilar los
hechos diferenciales de Cataluña y de la lengua que poco a poco
se prohíbe.
A pesar de la política represiva borbónica, Cataluña experimenta
un notable crecimiento económico en el siglo XVIII. La
agricultura se especializa en el cultivo de productos como el
arroz, la viña, el cáñamo y los árboles frutales. En los años
treinta comienzan a aparecer industrias de algodón. Al acabar el
siglo había en Cataluña un centenar de empresas textiles.
La Guerra de la Independencia arruina una industria maltrecha.
La burguesía consolida una mentalidad más liberal y moderna.
Aparece la primera generación burguesa capitalista, germen de la
burguesía industrial y financiera que al siglo siguiente hará
cambiar la trayectoria del país.
En contraste con este progreso surge el problema de la pérdida
de identidad. Las clases pudientes debilitan el uso de la
lengua, pero los estamentos populares no siguen este camino y
continúan empleando el catalán.
Durante los siglos XVIII y XIX los gobiernos españoles van
desmontando aquello que quedaba del Estado Catalán: derecho
penal catalán, obligatoriedad de enseñar en castellano,
legislación mercantil catalana, moneda catalana, implantación
del sistema tributario español, prohibición de escrituras y
obras de teatro en catalán.
Pero a la vez se producen unos fenómenos políticos, económicos,
ideológicos y culturales que reactivan el hecho diferencial
catalán. El siglo XIX está marcado por la lucha entre liberales
y absolutistas, y entre moderados y progresistas y a partir de
la Restauración Monárquica de 1875, entre liberales y
conservadores. Durante el corte período de la I República, se va
a elaborar una Constitución que no va a llegar a entrar en
vigor, que reconocía las diferentes naciones hispánicas, algo
que no ha contemplado hasta ahora el resto de las Constituciones
Españolas.
De la mano del gran movimiento de la Renaixença aparecieron los
primeros diarios en lengua catalana en 1879 y diversas
organizaciones culturales, cívicas y políticas que reivindicaban
los derechos del pueblo catalán.
El fin del siglo XIX vio la eclosión de un movimiento artístico
y cultural conocido como Modernismo, cuyo máximo representante
era Antoni Gaudí. Con la pérdida de Cuba y Filipinas se
comienzan a organizar los primeros partidos eminentemente
catalanes como la Lliga Catalanista de Francesc Cambó i Enric
Prat de la Riba.
Entonces logra la mayoría de edad el hecho de que los catalanes
tenían que intervenir en la vida política española a través de
partidos de estricta disciplina catalana.
En 1906, se crea Solidaridad Catalana que aglutinaba todos los
partidos del país, obteniendo en 1907 41 de los 44 diputados
catalanes. En 1914 se constituye la Mancomunidad Catalana, que
era una única administración de las cuatro diputaciones. Era la
primera vez desde la constitución de las provincias en 1833, que
se reconocía Cataluña como una unidad.
En 1918 presenta a las Cortes de Madrid el primer proyecto de
Estatuto de Autonomía, que no tirará adelante por la oposición
de los partidos españoles. En 1922 surgirá Estat Català de signo
independentista encabezado por Francesc Macià. Tenía como
objetivo la proclamación de la República Catalana. El mismo año
surgía Acció Catalana y al año siguiente Unió Socialista de
Catalunya.
En 1923 el General Primo de Rivera con el apoyo de la Monarquía
y de la derecha española implanta una dictadura que se alargará
hasta 1930. Reprime con dureza los movimientos nacionalistas y
el sindicalismo obrero y suprime la Mancomunidad en 1925.
Además prohíbe el uso del catalán. El mismo Alfonso XIII critica
con dureza el nacionalismo. La dictadura cae en 1930 y deja como
herencia una profundización del divorcio entre Cataluña y la
Monarquía.
El Pacto de San Sebastián en 1930 entre representantes de
partidos republicanos españoles, gallegos y catalanes, pone las
bases para la construcción de un Estado Español donde Cataluña
pueda disfrutar de autonomía política. Era la primera vez que
los partidos españoles reconocían el derecho de Cataluña de
autogobernarse.
Las elecciones municipales del 14 de abril de 1931 dan la
victoria a los partidos republicanos tanto en Cataluña como en
España. Alfonso XIII abandona el país. En Cataluña triunfa
Esquerra Republicana de Catalunya, partido fundado el año 1930.
Como consecuencia de eso Francesc Macià proclama la República
Catalana y llama al resto de naciones españolas a crear una
Confederación de Pueblos Ibéricos Independientes de la misma
manera que estaban constituidos hasta 1714.
Por presiones de tres ministros, da marcha atrás y acepta un
régimen de autonomía. El 14 de julio de 1931, representantes de
la Generalitat acaban un proyecto de Estatuto elaborado a Núria.
Fue aprobado masivamente antes de presentarse en las Cortes
Españolas.
Con una dura oposición de la derecha española y de algunos
medios de comunicación de izquierda y de sufrir una fuerte
retallada de las Cortes Españolas, el Estatuto de Cataluña fue
aprobado el 9 de septiembre de 1932.
El Estatuto comportó una transformación de la estructura
política y administrativa de Cataluña que volvía a tener un
Presidente, un Gobierno y un Parlamento. El régimen autonómico
hubo de hacer frente a numerosas dificultades. El traspaso de
competencias del Estado a la Generalitat fue lento.
La victoria de la derecha republicana en las elecciones de
noviembre de 1933 produjo la parálisis del proceso autonómico.
Por este motivo el Presidente Lluís Companys proclamó el Estado
Catalán el 6 de noviembre de 1934 convidando a los otros pueblos
de España a formar una Confederación de Pueblos Ibéricos.
Como consecuencia de esto fue dejado en suspenso el Estatuto de
Autonomía y Lluís Companys y los miembros del Gobierno Catalán
apresados. Con el triunfo del Frente Popular el 16 de febrero de
1936 se liberó al gobierno de Cataluña y se reinstauró el
Parlament. Pero no durará mucho la normalidad ya que el 17 de
julio se produce la rebelión militar.
Entre esta fecha y el 1 de abril de 1939 se produce la Guerra
Civil que da lugar al triunfo de los fascistas encabezados por
el General Franco y que constituye el inicio de una larga
dictadura que no finaliza hasta la muerte de este el 20 de
noviembre de 1975.
Cataluña se pone al lado de la República, pero sectores
anarquistas fuera del control del gobierno de la Generalitat,
cometen numerosos asesinatos de personas de derechas y de la
Iglesia Católica.
Al esfuerzo militar centrado en el frente de Aragón, se sumó la
pugna entre aquellos que defendían la necesidad de aprovechar el
acontecimiento para hacer la revolución social y aquellos que
consideraban prioritario ganar primero la guerra.
La Guerra Civil fue desde el primer día desfavorable al bando
republicano. A partir de 1938 se decanta de manera muy negativa
para Cataluña. El 3 de abril las tropas de Franco ocupan Lérida
y el 5 de abril un decreto de Franco liquidaba el Estatuto.
La batalla del Ebro acabó con la defensa de la República
teniendo Franco así las puertas abiertas para ocupar Cataluña.
Tarragona y Reus caen el 15 de enero de 1939 y Barcelona el 26
de enero. El 5 de febrero caía Gerona.
La pérdida de Cataluña tuvo consecuencias negativas para la
República. El 28 de marzo las tropas de Franco entraban en
Madrid, el 29 en Valencia y el 30 en Alicante.
El primero de abril de 1939, Franco hacía público el comunicado
que anunciaba el fin de la guerra. Comenzaba una dictadura
basada en una represión de extrema dureza. La experiencia de
aquello que había sucedido en las poblaciones ocupadas por el
ejército rebelde, impulsó a miles de republicanos a exiliarse a
Francia.
El exilio español se alargó durante todo el franquismo. Los
catalanes crearán centros en diversos países europeos y
americanos donde mantendrán viva la llama de la catalanidad.
El drama de los exiliados en Francia se acentuó con la ocupación
nazi. Muchos de ellos fueron deportados a los campos de
concentración. Tuvo consecuencias muy dolorosas para Cataluña.
La represión representó formas diferentes. Se crearon unos
doscientos campos de concentración. Unas siete mil personas
malvivieron y murieron en estos campos. En las prisiones había en
1940 270.719 reclusos, aunque realmente habría más.
En Cataluña entre 1939 y 1953 fueron fusiladas 3.386 personas.
En Gerona durante la postguerra fueron fusiladas 500 personas.
Entre las fuerzas de Orden Público destaca la Brigada de
Investigación Social, que torturaba a los detenidos hasta
provocarles la muerte.
La oposición al régimen fascista tuvo diversos signos. Franco
mostró una atención especial a reprimir cualquier muestra de
catalanidad, tanto de la lengua como de los símbolos. Por eso en
Cataluña la oposición al franquismo arraigó más.
La fundación de Comisiones Obreras el 20 de noviembre de 1964 y
de la Asamblea de Cataluña el 7 de noviembre de 1971, fueron dos
hechos importantes de la oposición.
La Asamblea introdujo entre sus puntos programáticos: amnistía,
libertad, estatuto de autonomía y coordinación con las otras
organizaciones del Estado Español. En 1973 fueron detenidos 113
miembros de la organización y al año siguiente 67.
Organizaciones como el Front Nacional de Catalunya, el PSUC, el
Moviment Socialista de Catalunya, Unió Democrática de Catalunya
y las entidades vinculadas a Jordi Pujol mantuvieron viva la
llama de la lucha contra el franquismo. Se habrían de sumar
organizaciones como Omnium Cultural creada para mantener viva la
lengua y la Unió de Pagesos creada en diciembre de 1974.
Al estar vinculado al nazismo y al fascismo italiano, se pensaba
que la caída de estos movimientos seria el final del franquismo.
Franco se declara neutral en la Segunda Guerra Mundial. La ONU
deja fuera a España en 1945 y condena el régimen el año
siguiente. El gobierno francés cierra la frontera pero es
nuevamente abierta el 10 de febrero de 1948. La ONU recomienda
la retirada de embajadores.
Todo eso no mueve al régimen de sus posicionamientos
dictatoriales y represivos. En noviembre de 1950, los Estados
Unidos encuentran en el dictador un aliado en el enfrentamiento
con la Unión Soviética y comienza la instalación de bases
militares.
En 1953 se firma el Concordato con el Vaticano y los acuerdos
militares y económicos con los Estados Unidos. Poco a poco es
reconocido por los países democráticos y en 1955 se produce el
ingreso de España en la ONU.
Con la llegada del turismo, España experimenta un importante
crecimiento económico. La creación de nuevas industrias en
Cataluña generó una numerosa inmigración de personas
provenientes de las regiones menos desarrolladas del Estado
Español.
Franco murió el 20 de noviembre de 1975. A pesar de los intentos
de algunos sectores de la derecha por hacer sobrevivir el
régimen franquista se abrió un período de transición hacia la
democracia.
Fue posible por muchos factores como: la presión popular, de los
partidos políticos clandestinos, de los sindicatos, de la
voluntad de Juan Carlos I, la situación internacional.
En julio de 1976, el rey nombra Jefe de Gobierno a Adolfo
Suárez, un antiguo franquista dispuesto a traer la democracia.
La ley para la Reforma Política aprobada en diciembre de 1976,
estableció la celebración de elecciones libres, que tuvieron
lugar el 15 de junio de 1997 y ganadas por la Unión de Centro
Democrático. En Cataluña triunfó el Partit dels Socialistes
Catalans seguido de Convergència Democràtica de Catalunya.
Josep Tarradellas, presidente de la Generalitat en el exilio,
vuelve a Cataluña en octubre de 1977 y se restablece la
Generalitat provisional cuyo primer gobierno se constituye el 5
de diciembre de 1977.
En diciembre de 1978, se aprueba la nueva Constitución que
dedica importantes capítulos a la organización territorial
española constituida por nacionalidades y regiones y que les
permitía organizarse en autonomías.
El Estatuto de Cataluña es aprobado por las Cortes Españolas en
agosto de 1979 y ratificado por el pueblo catalán el 25 de
diciembre de 1979. Regulaba la distribución de competencias
entre el Estado Español y la Generalitat de Cataluña. Las
primeras elecciones autonómicas fueron ganadas por Convergència
i Unió que permanecieron en el poder hasta 2003. Dotó al país de
una estructura institucional y de servicios propios de un Estado
soberano y trabajó también en la normalización de la lengua
catalana, hecho que está costando más de la cuenta, producto de
la llegada masiva de inmigrantes en tiempos en que el catalán
era prohibido.
La Generalitat ha logrado un importante despliegue del
autogobierno y Cataluña disfruta de un tejido de organismos que
son propios de un Estado con plena soberanía: Presidente,
Gobierno, Parlamento, Consejo Consultivo, Sindicatura de Greuges,
Comissió Jurídica Assessora, Sindicatura de Comptes, Tribunal de
Defensa de la Competència, Consell de l´Audiovisual, Agència
Catalana de Protecció de Dades y Tribunal Superior de Justicia
de Cataluña.
Después de las elecciones de 2003, fue escogido Presidente de la
Generalitat Pasqual Maragall, que impulsó la aprobación de un
nuevo Estatuto de Autonomía con mejoras competenciales, aprobado
en referéndum por el pueblo catalán en 2006 y recurrido al
Tribunal Constitucional por la derecha española, que
tradicionalmente se ha opuesto a que Cataluña adquiera autonomía
y más autogobierno.
Desde finales de 2006, ejerce de Presidente de la Generalitat
José Montilla, hombre proveniente de la inmigración y que es el
ejemplo más importante de que quien quiere se integra en
Cataluña, tiene el reto de desplegar lo que deje el Tribunal
Constitucional del Nuevo Estatuto.