Sé quien no va a estar. Podré mirar y remirar, pero no va a estar.
Quizás porque yo misma así lo elegí.
Pero cuando estoy mal él vuelve, el de siempre,
el que no está pero que no se va.
Debería estar triste por otro, que me dejó sin empezar,
sin embargo, para ser sincera, lo que siento es que tú no estás.
Supongo que me acostumbraré con el tiempo a mirar
y sentir que te fuiste,
que hasta yo misma te eché, que me aburrí de pensar en ti.
Igual cuando me quiera dar cuenta miraré sin verte,
sin recordar que tú estabas y que ya no estás.
Simplemente porque la vida es así, porque es cruel,
porque el tiempo no perdona, porque todo lo borra,
porque desaparece con el pasar de las horas y los días,
porque lo que hoy es pena mañana es alegría.
No estás y me duele, él no está y me da pena que todo sea igual,
lo de siempre.
Lo siento por mí, ni por ti ni por él,
lo siento porque pienso que siempre se repetirá lo mismo,
lo siento por mi desatino, por mi destino,
el que uno piensa que no existe y el otro que está todo escrito.
Y yo, en medio de los dos, sintiendo que uno es rojo, el otro negro,
entremedias del gris marengo.