LA GUERRA DE LAS BRUJAS, de Maite Carranza “Unas brujas muy singulares”
A continuación hablaremos de un fenómeno editorial, el
que ha originado la publicación de la trilogía “La Guerra de las
Brujas”, de Maite Carranza, que recrea un universo muy singular,
netamente femenino, y con unos valores literarios innegables.
En otras ocasiones, como figura en la nota final, ya nos hemos
ocupado de la trilogía que está siendo traducida a distintos
idiomas y merece la pena que volvamos a ella.
Esta vez nos centraremos en los tres libros, siguiendo sus
fechas de publicación.
I. EL CLAN DE LA LOBA, EDEBÉ, 2005
La
trilogía que hoy reseñamos se inicia con “El clan de la loba” y
esta inquietante profecía, la “Profecía de O”:
“Y un día llegará la elegida, descendiente de Om.
Tendrá fuego en el cabello,
alas y escamas en la piel,
un aullido en la garganta
y la muerte en la retina.
Cabalgará el sol
y blandirá la luna”
Maite Carranza (Barcelona, 1958) acude a sus conocimientos en
Antropología para organizar el primer libro que forma la
trilogía de “La guerra de las brujas”. “El clan de la loba” nos
sitúa frente al punto de partida y nos desgrana, poco a poco,
las sombras y los claros de un grupo de mujeres que son brujas,
aunque no unas brujas cualquiera, sino personas normales, que
tienen su vida, sus hijos, su formación, pero que se deben a su
clan, que se deben a sus matriarcas y tienen el poder de la
magia en sus manos.
Maite Carranza nos habla de dos bandos enfrentados, las brujas
Omar que son, por así decirlo, las normales, las comadronas, las
que creen en el poder de la vida y en la tierra y las brujas
Odish que responden más al prototipo de bruja sanguinaria que
conocemos por los cuentos, aunque son hermosas, pero también
malvadas e inmortales. Todas esperan la llegada de la elegida y
todas quieren tener el poder del cetro, aunque no todas
pretenden utilizarlo del mismo modo.
En un pueblo apartado del Pirineo, una niña de 14 años, Anaíd,
ha vivido la experiencia brutal de la muerte de su abuela,
Deméter, y la desaparición de su madre, Selene y todo en un
espacio muy corto de tiempo. Anaíd es una niña escuchimizada,
poco popular, con muchos complejos y terriblemente desvalida;
pero, poco a poco, va a ir penetrando en los secretos de su
familia para descubrir que no es una niña normal, sino una bruja
Om, del Clan de la Loba, de ahí el título del relato.
El lector, al principio, andará un tanto desorientado porque son
muchos los personajes y la novela empieza in media res, pero se
irá ubicando a medida que transcurra la acción. El hilo
argumental se centra en los descubrimientos de Anaíd y en el
presumible abandono de Selene, su madre, su excéntrica madre.
No obstante, nada en la vida de Anaíd es lo que parece y ha de
enfrentarse a terribles verdades que la conmocionarán y, pese a
todo, seguirá siendo una chica insegura, una adolescente y ese
es uno de los méritos de la novela: las brujas son
extraordinarias, sí, pero revestidas de total normalidad.
La novela se divide en 23 capítulos que se van entreverando de
textos sagrados para los Om extraídos de distintas profecías o
tratados. Todo añade magia y elementos maravillosos al relato,
aunque sin perder de vista la situación geográfica ni, como
decíamos antes, la normalidad.
II. EL DESIERTO DE HIELO, EDEBÉ, 2006
“El
desierto del hielo” es la segunda parte de la trilogía de “La
guerra de las brujas”. Habíamos dejado a Aníd llena de dudas y
de zozobras acerca de las intenciones de su madre, Selene, quien
no buscaba otra cosa que protegerla de la Profecía que la
señalaba como la verdadera elegida. Selene había intentado
suplantarla, pero ya no puede hacerlo porque la verdad es más
evidente que los engaños.
En “El desierto del hielo”, Selene se sincera con su hija en una
larga conversación, salpicada de contratiempos, y la pone en
antecedentes de su propia historia. Anaíd descubre su pasado y
su presente, pero no sabe muy bien qué hacer porque en realidad
sólo tiene 15 años, es una adolescente inexperta, sólo quiere
que la amen y no entiende muchas de las cosas que se vaticinan
sobre ella. Ése es otro acierto de Maite Carranza quien va
barajando continuamente aspectos mágicos o maravillosos con
otros normales para facilitar que el lector se introduzca en la
historia.
Las Omar esperan de Anaíd acabe con las Odish porque es la
elegida, pero no es tan fácil y, con Selene, emprenden una huida
para tratar de reorientar su destino. Es en ese viaje
disparatado cuando Anaíd descubre quién es.
Selene, la bruja rebelde y emotiva, vivió una juventud difícil,
puesto que estaba harta de estar sujeta a los dictámenes de la
matriarca del Clan de las Lobas, Deméter, e hizo todo lo posible
por romper con las reglas, aunque jugó con fuego y se quemó. Osó
e invocar a la sanguinaria Balaat y ése fue su error gravísimo.
Selene se enamoró de Gunnar, cuya verdadera personalidad no
descubrimos hasta el final del relato, aunque anticipamos que es
un hombre del Norte, de los fríos, acostumbrado a la aventura.
Con él, Selene viajará hacia el Polo Norte y vivirá una aventura
escalofriante, ayudada por la Osa. En esos momentos nacerá Anaíd,
hija del frío y de la nieve. Anaíd cuyo verdadero nombre es
Diana, aunque su madre se lo disfrazó para que nadie la
descubriera, ya que, desde el principio, supo que era la
elegida. Ella y la Omar inuit quien la vinculó con la que luego
será s hermana de leche, Sarmik.
“El desierto del hielo” de alguna manera reconcilia a Anaíd con
su madre y le hace entender algunas verdades que ella ignoraba,
aunque la pone en una situación muy difícil: ella es la elegida
y se encuentra entre dos grandes damas, contrarias, una Om, su
abuela fallecida, y una Odish, la dama del hielo, la madre de
Gunnar, la terrible Odish inmortal de gran belleza quien
reclama, una y otra vez, a la elegida. Ella y Balaat la
sanguinaria, de quienes huyen y la propia Condesa, otra Odish
que ya apareció en la primera parte de la Trilogía y que volverá
a adquirir protagonismo más adelante.
La novela, dividida en 17 capítulos, es una larga aventura que
nos lleva de Barcelona al Polo Norte y a escenarios imaginarios
y que nos permite entender un poco más la gran guerra que se
avecina. Los diálogos son vivaces y las descripciones están
llenas de belleza.
III. LA MALDICIÓN DE ODI, EDEBÉ, 2007
Con
“La maldición de Odi” llegamos al final de la esperada “La
guerra de las brujas”, de Maite Carranza. El lector, con el
corazón encogido y tomando el aliento a cada paso, ve como todo
se va reorganizando para llevarnos a la eclosión final, al gran
momento.
La novela se divide en tres partes, los sentimientos, los
errores y la guerra, organizados en 30 capítulos. Cada una de
las partes viene presidida por un fragmento de alguna profecía o
tratado que se van cumpliendo inexorablemente. Las brujas Omar
que siempre se han escondido y que usaban su magia para buenos
fines se ven desbordadas ante el empuje de Anaíd quien, sin
quererlo, va cumpliendo cada uno de los presagios funestos que
sobre ella se habían tejido. Hay que hablar de algunos objetos
mágicos que acompañan a estas brujas como su característico
cuchillo, el atame o también de los clanes en los que se
organizan. Todos estos clanes con sus matriarcas a la cabeza
reprueban la actitud de Anaíd, quien acaba desechando los
consejos de su madre por el amor que siente hacia Roc, un amigo
suyo de la infancia y por la conmoción que vive al conocer a su
padre, el apuesto Gunnar quien ha renunciado a la inmortalidad.
Anaíd se alía son su abuela Odish en la que cree encontrar
ternura y afecto, pero incumple todas las normas de las Omar.
Acaba viajando al pasado y destruye a la maléfica Condesa
(inspirada en un personaje real), pero bebe de la copa llena con
sangre humana y eso la hace inmortal y, por lo tanto Odish.
Todas se alejan de ella, excepto la pequeña Dácil, la Om guanche
que ha ido a la península para indicarle el camino hacia el
mundo de Om, el mundo de los muertos por el que Anaíd ha de
pasar si quiere destruir a su otra gran enemiga, Balaat.
“La maldición de Odi” se cumple, pero también la profecía
porque, al lado de los errores, de las ansías de poder, aparece
la energía de una madre, Selene, harta ya de la pasividad de las
Omar, el amor de un muchacho, Roc y el afecto de dos amigas,
Dácil y Clodia. El amor es el antídoto más poderos contra el
mal.
Maite Carranza se traslada a México para acabar, al lado de las
brujas Om mexicanas, su trilogía con una guerra que, por
siempre, pondrá paz entre las Om hará recular a las Odish.
“La maldición Odi” es el libro más mágico de toda la trilogía,
está lleno de elementos maravillosos y sobrecogedores como es el
camino que nos lleva hacia el mundo de los muertos y que Anaíd
recorre.
Maite Carranza se ha documentado muy bien para escribir estos
libros protagonizados por mujeres que conectan, íntimamente, con
los misterios de la tierra, con la creación y con la vida. Son,
insistimos, tres novelas llenas de aventura, de elementos reales
que se van uniendo a otros imaginarios o inspirados en leyendas
o en creencias que Maite Carranza, como antropóloga, conoce muy
bien.
Las brujas de Maite Carranza no tienen nada que ver con Harry
Potter, situado en otras latitudes, y sí con la cultura
mediterránea y esas primeras religiosas que adoraban a la madre
como símbolo de prosperidad.
Nota:
Este estudio es una aproximación breve de otros dos ya
publicados por quien esto firma en CLIJ y Primeras Noticias:
-. “Cautivadora y rompedora. Análisis de la obra de Maite
Carranza”, CLIJ, año 21, número 212, febrero 2008, pp. 7-24.
-“Yo creo que todos escribimos las páginas de nuestro libro”
(Análisis de La guerra de las brujas, de Maite Carranza),
“Primeras Noticias”, 2008, nº 232, pp. 63-78.
-Las reseñas han aparecido, de manera individual, en “El Faro de
Salou”, www.elfarodesalou.com y en “Pizca de papel”,
www.pizcadepapel.com.