Hasta ahora no había dicho en voz alta uno de mis peores
vicios. O enfermedad, o manía. En fin, tengo insomnio. Sí,
desde que tengo unos 16 años me llevo bastante mal con
Morfeo. Viene a visitarme cuando peor me viene: por la
mañana, cuando tengo que trabajar. Así, me paso las noches
contando ovejitas, bomberos buenorros que vienen a salvarme,
escribiendo o meditando. Hago de todo, menos cerrar los ojos
y dejar que me venza el sueño.
Lo peor de no dormir casi nada, que tengo sueño durante todo
el día; lo mejor, que por las mañanas mi querida amiga Pax
está en el messenger dispuesta a darme conversación durante
varias horas. Cuando consigo despertarme a una hora decente
y ella no tiene nada que hacer en el trabajo (a veces pienso
que no deberían pagarle por trabajar allí), entre labores
domésticas y búsquedas de trabajo, mantenemos varias charlas
paralelas a través de la red. Y digo paralelas porque ella
habla de una cosa y yo de otra, ella va por un lado y yo por
el otro, eso sí, somos muy listas porque nunca nos perdemos
y siempre nos enteramos de todo....
En lo único que coincidimos es en el ya famoso 'Hola,
bonita', lo demás es una puñetera locura de conversación,
entretenida pero un caos, como somos nosotras dos. Que si
ella me pregunta que qué tal estoy, yo respondo que me estoy
tomando un café, a lo que ella responde que el fin de semana
pasado estuvo en Guadalajara de ruta turística y yo le
contesto que estoy buscando restaurantes para la cena que
estamos organizando para el día 20.
Pero lo mejor de todo es cuando las dos tenemos algo
importante que contarnos. Entonces las frases se entrecruzan
y se mezclan unas con otras, aún así, ella se entera de lo
que yo digo y yo me aclaro perfectamente con lo que estoy
leyendo. Esta mañana nos reíamos porque nos hemos dado
cuenta de este proceso que se repite cada día sin darnos
cuenta. Es curioso, desde luego, los días sin conversación
con la Paxeca, Toledo-Madrid vía internet, no son iguales...
También es curioso descubrir, tras seis meses de intensas
charlas unidireccionales con ella, que cuando me pone tlfno
en realidad no es que esté hablando utilizando el invento de
Graham Bell sino que le resulta más fácil poner eso que
decir que está hablando con su jefa... Ahora cuando dice que
está hablando por teléfono y se tira tres horas sin
escribirme ya empiezo a pensar que todo es muy sospechoso...
Quizás lo mejor de todo es cuando nos echamos de menos y
llevamos un tiempo sin hablar porque o bien ella está de
vacaciones o bien lo estoy yo. Entonces se ha liado una
buena porque cuando volvemos a coincidir no paramos con la
charleta, aunque tampoco tengamos muy claro de lo que
hablamos, cada una vaya a lo que más le interesa y
mantengamos tres charlas paralelas a la vez. Ya como haya
alguien más conectado es mi perdición, no sé por dónde
empezar, a quien hacer caso o qué es lo que estoy hablando
con cada cual...
Y por si no tuviéramos suficiente, a veces, cuando ella va a
la oficina por la tarde, me llama por teléfono, para ver qué
estoy haciendo. El caso es que siempre tenemos algo que
decirnos, aunque hayamos estado pegadas al messenger toda la
mañana...
En fin, me lo paso bomba hablando con Pax, preguntándole por
el tiempo y recibiendo como respuesta ‘he ido al oculista
porque estoy medio ciega’... Como digo, siempre me acabo
enterando de todo y en tiempo récord. ¡Claro!, como no nos
respondemos a lo que nos preguntamos y vamos directas al
grano...