A lo largo de este 2009 se cumplen 80 años del descubrimiento de
las tres primeras Flores de Bach. Todas éstas y las siguientes
hasta llegar a las 38, fueron descubiertas y desarrolladas por
el médico británico Edward Bach, nacido en 1886 y fallecido en
1936.
Durante su infancia ya destacaba por su compenetración con la
naturaleza. Pronto aprendió a distinguir flores en sus primeros
estados de crecimiento. Comenzó a trabajar en la latonería de su
padre a los 17 años. Allí intuyó que las enfermedades de los
trabajadores eran debidas al estrés psíquico.
Inició sus estudios de medicina en 1906 y una vez finalizada la
carrera se dedicó a la investigación. En 1918 comenzó a trabajar
en un hospital donde se empleaban métodos homeopáticos y se
relacionó con la doctrina de Hahnemann el creador de la
homeopatía.
Comenzó a preparar tratamientos homeopáticos a través de sus
vacunas, que se comenzaron a tomar, en lugar de a inyectar. Se
orientaba más por los estados de ánimo que por los síntomas,
clasificando sus medicamentos y aplicándolos según los
determinados estados de ánimo.
Le molestaba que los medicamentos procediesen de cepas
bacterianas y es por lo que inició la búsqueda de plantas que
actuaran sobre los estados de animo de sus pacientes.
En 1929 encontró los tres primeras plantas en el País de Gales y
las utilizó en el tratamiento de sus enfermos. En 1930 abandonó
su trabajo en Londres para irse al País de Gales en busca de más
plantas.
En la selección de las plantas se guiaba por la intuición
bastándole tocar una flor para sentir el estado de ánimo sobre
el cual la planta podía tener un efecto positivo. Encontró 37
plantas y agua de roca con lo que era posible tratar los
diferentes estados de animo que había observado.
Para Bach el verdadero origen de nuestras enfermedades se
encuentra en nuestro interior, en las actitudes negativas frente
a nosotros y a la vida y en las debilidades de carácter y de
animo.
Su concepto del hombre venía de una profunda religiosidad y era
por ello el ser humano es un ser de Dios, perfecto, feliz,
contento y sano pero que debido a las circunstancias de la vida
se olvida de que es un ser único y querido, que no tiene ninguna
razón para estar angustiado, desanimado, desesperado y
descontento y que posee cualidades irrepetibles e incomparables.
No por ello ha perdido el origen divino sino que no puede
recordarlo y ese olvido produce cualidades como egoísmo,
descontento, falta de animo, sugestión o tristeza que Bach las
denominó Estados de ánimo negativo.
Cuando comenzamos a adquirir conocimientos sobre nosotros mismos
sólo sabemos que nuestra vida interior está determinada por
estados de ánimo que se repiten con frecuencia.
Cuántas veces nos olvidamos de nuestra individualidad y nos
sentimos inferiores a los demás; cuántas veces perdemos de vista
nuestros objetivos y nos dejamos persuadir por tareas que no
corresponden a nuestras habilidades; cuántas veces nos
desanimamos y amargamos porque no se cumplen nuestros deseos;
cuántas veces insistimos en hacer las cosas a nuestra manera y
al final nos sentimos solos o incomprendidos.
Estos síntomas nos indican que algo no está en orden pero al
mismo tiempo nos muestran el camino que debemos tomar para
trabajar en nuestro desarrollo personal.
Partiendo de nuestros sentimientos actuales podemos llegar a
nuestros estados interiores bajo los cuáles sufrimos hasta
descubrir las cualidades negativas de nuestro carácter que son
la raíz de nuestros conflictos. Cuando comenzamos a desarrollar
las cualidades de carácter que nos hacen falta, nuestros estados
de ánimo y sentimientos cambiarán también.
Este concepto de Bach puede parecer complejo y múltiple aunque
este resumen ayudará a comprender los diferentes aspectos del
concepto del hombre que tenía Bach:
- Todos somos de origen divino.
- Debido a las circunstancias de la vida desarrollamos
cualidades de carácter negativo.
- Los estados de carácter negativo producen síntomas como
angustia, irritación o desesperación.
- Estos síntomas se manifiestan en nuestro estado de ánimo y en
nuestros sentimientos.
Los estados de ánimo negativos eran la causa de las enfermedades
físicas para Bach. Los sentimientos continuos de angustia
producen tensiones y convulsiones que alteran el desarrollo
normal de las funciones orgánicas y que pueden producir una
úlcera, problemas digestivos o cualquier otro tipo de dolores.
No debemos esperar hasta que ocurra esto porque la enfermedad
puede llegar a tardar en aparecer, aunque su semilla está
sembrada y crecerá si no superamos el estado de ánimo negativo.
Nuestro desarrollo personal nos permite prevenir las
enfermedades físicas.
El deseo de Bach era encontrar remedios naturales para tratar el
estado de ánimo de los individuos. Descubrió 37 flores que
correspondían a determinados estados de ánimo y podían curarlos.
Estas esencias florales pueden ayudar a superar los síntomas de
los estados de ánimo actuales o los que persisten por largo
tiempo.
Las 38 flores, con algunas características muy resumidas, son:
Agrimony. Para cuando cuesta abrirse a la gente porque se teme
ser despreciado o discriminado.
Aspen. Para superar miedos y ganar en seguridad.
Beech. Para cuando se ven defectos constantes en los demás y
ganar en tolerancia.
Centaura. Para cuando se es incapaz de decir no.
Cerato. Para cuando uno es incapaz de decidirse por una cosa por
si mismo.
Cherry Plum. Para cuando no se es capaz de superar los propios
sentimientos.
Chicory. Para las relaciones entre padres e hijos y evitar la
excesiva preocupación y protección hacia el hijo.
Clematis. Para las personas que huyen de sus problemas
imaginándose un mundo mejor.
Crab Apple. Para los obsesionados con la limpieza y el orden.
Elm. Para las personas que no se ven capaces de realizar
objetivos poseyendo cualidades para ello.
Gentian. Para las personas pesimistas y que se desaniman
fácilmente.
Gorse. Para los que piensan que su situación no tiene salida.
Heather. Para los que quieren llamar la atención.
Holly. Para las personas que sufren cambios en su estado de
ánimo.
Honeysuckle. Para los que tienen puestos sus pensamientos en el
pasado.
Hornbeam. Para las personas que se agobian ante el trabajo que
tienen que hacer.
Impatiens. Para la gente impaciente.
Larch. Para las personas que tienen miedo de fracasar o de hacer
el ridículo.
Mimulus. Para superar unos miedos concretos.
Mustard. Para las personas que padecen melancolía y tristeza.
Oak. Para las personas que se creen imprescindibles.
Olive. Para la gente con excesivo agotamiento mental.
Pine. Para las personas que piensan que no hacen bien las cosas.
Red Chestnut. Para las personas que tienen miedo por los demás.
Rock Rose. Para las personas que padecen pánico.
Rock Water. Para la gente que se exige demasiado.
Scleranthus. Para las personas que tienen miedo a tomar
decisiones.
Star of Bethlehem. Para la gente excesivamente bloqueada.
Sweet Chestnut. Para la gente desesperada.
Verbain. Para las personas que se sienten demasiado obligadas.
Vine. Para las personas demasiado exigentes.
Walnut. Para las personas que les cuesta romper vínculos.
Water Violet. Para la gente a la cuál su orgullo le impide
contar sus problemas.
White Chestnut. Para las personas que se aislan con sus
pensamientos.
Wild Oat. Para las personas indecisas.
Wild Rose. Para los infelices sin motivo.
Willow. Para las personas que piensan que tienen mala suerte.
Para ampliar:
- Schmidt, Sigrid: “Flores de Bach”, Barcelona, Integral, 2000.
- Cañellas, Jordi: “Cuaderno botánico de flores de Bach”,
Barcelona, RBA libros, 2008.