Se
han cumplido dos años y medio -treinta meses- desde que aquel
mes de diciembre de 2006 me llegaran las primeras noticias de
que un médico francés, el Dr. Seignalet, llevaba años
investigando sobre las causas de la Artritis Reumatoide y
publicado todas sus experiencias y estudios en un libro,
La alimentación. La tercera Medicina.
Recuerdo los 8 ó 10 folios -fotocopiados del mismo- que me
enviara mi primo Pedro Jesús por e-mail y las
enormes ansias que se fueron apoderando de mí apenas comenzara a
leerlos. Unos minutos de lectura me bastaron para saber que en
aquel libro, en unos pocos cientos de páginas, se encontraba
encerrado un milagro, todo ese conocimiento que yo, guiado por mi
condición autodidacta y la enorme fuerza a que obliga la
necesidad, llevaba años intentando descubrir y aplicando
-bastante mínimamente, aunque con resultados muy positivos- a mi
cuerpo dolorido.
Aquel libro era la fuente mágica, la piedra filosofal, el
artúrico Grial, la voz todopoderosa capaz de cambiar en sonrisas
las muecas de dolor de un rostro afligido por la enfermedad.
Aquel libro era el fruto de muchos años de esfuerzos de un genio
de la Medicina, de un investigador tenaz, de un científico
brillante en ideas y en lógica, de un médico profundamente
enamorado de su profesión, de una persona capaz de anteponer el
bien de sus semejantes a todo interés particular. Y lo digo,
convencido, porque así nos lo ha demostrado con su proceder y
manifiesta humildad, cuando, siendo dueño único de una
herramienta poderosa, de una varita mágica en el rentabilísimo
terreno de la salud, nos la ha regalado.
Naturalmente, con mis investigaciones sobre la Artritis y,
principalmente, sobre la alimentación -en el período que va de
2000 a 2006-, ya había conseguido que mis dolores remitieran en
buena parte. Las crisis o ataques, que hasta entonces eran continuos y
casi a diario, se habían espaciado hasta uno cada dos o tres
meses. Los dolores de las manos, que no me permitían cosas tan
sencillas como asir una sartén, abrir un grifo o subir una
persiana -o incluso, peinarme-, fueron remitiendo hasta que, en
los últimos años, podía hacer todas las actividades diarias casi
sin problemas. Los nódulos subcutáneos de los nudillos fueron
disminuyendo, e, incluso, uno bastante grande que tenía en el
antebrazo izquierdo -en la región del olécranon-, desapareció
por completo. Mi vida de afectado por la Artritis Reumatoide
-aún cuando todavía seguía tomando 15 mg. de Deflazacort cada
día-, había cambiado bastante con mis pequeños descubrimientos
en la alimentación.
Sin embargo, no fue hasta que me llegara todos aquellos
conocimientos de Seignalet cuando vi sin ningún género de dudas
la enorme importancia de la alimentación en la aparición y
desarrollo de la Artritis Reumatoide. Apenas comencé a aplicar
en mi dieta sus consejos y prohibiciones, se fueron potenciando
todas las mejorías que ya venía obteniendo con los resultados de
mis investigaciones desapareciendo casi por completo todos los
dolores. Y definitivamente las crisis.
Pues, eso. Que ya nos vamos acercando a los tres años sin crisis
ni dolores de ningún tipo. Aún no quiero afirmar ni pregonar que
esté totalmente curado, pues me quedan unas secuelas después de
15 años tomando todo tipo de potingues, pero sí puedo certificar la bondad de una alimentación
cuidada para vencer a la enfermedad.
Las secuelas que refiero son causadas por la ingesta continuada
de corticoides durante muchos años. Concretamente desde que se
me diagnosticó la enfermedad en 1994, hasta el año 2000, pues
tomaba entonces hasta 30 mg. diarios. En el 2000, cuando decidí
dejar a los especialistas y sus tratamientos y curarme por mi
cuenta, ya noté -y lo sabía- que no podría dejar definitivamente
los corticoides. Así que los continué tomando, pero sólo 15 mg.
(no podía bajar de esa cantidad sin que se agudizaran algunos
dolores y un gran malestar general).
En la actualidad, y desde finales del año 2006 en que comenzara
a aplicar el Régimen, por lo que les cuento a continuación, tan
sólo me tomo 7.5 mg. Y muchos días nada, pues sigo probando si
es posible recuperarse de la insuficiencia adrenal consecuente a
la toma de corticoides.
Ya he contado en otras ocasiones que la ingesta continuada de
corticoides hace que se bloquee la producción endógena de
glucocorticoides, principalmente, cortisol. Esta hormona la
produce la corteza suprarrenal (el eje hipotalámico estimula la
secreción de la hormona ACTH que, a su vez, estimula el córtex
adrenal) y es indispensable para diversas funciones del
metabolismo. La ingesta de corticoides reduce o inhibe
totalmente su producción ocasionando lo que se llama
insuficiencia corticoadrenal secundaria. Y esta insuficiencia,
aunque quizás con el tiempo pueda recuperarse (no se sabe con
total certeza, pues ni médicos ni investigadores se ponen de
acuerdo) hace indispensable la continuidad en la toma de
corticoides. En realidad, dejarlos totalmente es lo único que me
falta para poder decir con total propiedad que estoy curado.
Les mantendré al corriente en estas mismas páginas de cuanto
vaya consiguiendo.
* * * * *
Nota:
En La Web de la Artritis Reumatoide, además de
un consultorio on line, dispone de infinidad de
artículos sobre los alimentos, pruebas realizadas sobre estos,
el Régimen Ancestral estudiado y comentado por Alfonso Estudillo
y descripciones de
muchas patologías comprendidas entre las reumatológicas,
neurológicas y autoinmunes en general.