James Nachtwey estudió, en los años 60, historia del arte y
ciencias políticas en la Universidad de Dartmouth en Hanover
(New Hampshire, USA). Desde joven se impresionó por el efecto
que tienen las fotografías en la conciencia de los seres
humanos. En su caso, las fotografías de la Guerra de Vietnam,
que rodaban en los medios de comunicación, y diferentes retratos
de los movimientos sociales de Estados Unidos; fueron el
disparador para que incursione en el campo de la fotografía.
Nachtwey es un fotógrafo autodidacta que en 1976 empezó a
trabajar en diferentes periódicos y revistas como Time Magazine,
Black Star, National Geographic etc. Pero a partir de 1980, y
gracias a su sensibilidad, inicia una nueva faceta en su carrera
fotográfica, dedicándose a la fotografía documental. Sin lugar a
dudas es uno de los fotógrafos más importantes de nuestro tiempo
y con muchos premios en su haber.
Ha viajado por todas partes del mundo, con su cámara bajo el
brazo, para presenciar una serie de conflictos sociales y
entregarnos testimonios que ha captado con sus propios ojos. Sus
fotografías, ajustadas a una realidad y a un contexto muy
especial, han tocado hasta lo más profundo de ese universo
interior que él intuía en sus años mozos. Es decir, la
conciencia de los seres humanos.
A finales del año pasado estuvo en Estocolmo para inaugurar la
exposición de sus fotografías denominada "Offering"
(Contribución). El dueño del Hotel Lydmar le facilitó un lugar
en la sala de espera del hotel: "Me impresiona mucho lo que veo
y trato de canalizar mis sentimientos por medio de la
fotografía. Soy una persona sensible, amplia y consciente de las
cosas que pasan en el mundo. Soy testigo de muchos
acontecimientos y mis fotografías son un testimonio de ello.
Tienen un valor social, ya que la gente comenta sobre estos
hechos. Son parte de un proceso de cambio.", comentó en el
momento de la inauguración.
Nachtwey es el fotógrafo al servicio de los desposeídos y en su
obra refleja las injusticias sociales de un mundo cada vez más
cruel. Ha documentado crudas realidades de un hospital de
Sudáfrica, de las cárceles de Siberia, de las guerras en Irak,
en Bosnia y en Afganistán. Sus fotografías son un testimonio de
enfermos con sida, de ciudades en ruinas después de haber sido
bombardeadas, de seres humanos mutilados, de bocas hambrientas,
de manos desesperadas, de niños enfermos, de gritos de guerra,
de los desastres del medio ambiente, de cementerios olvidados,
de la injusta pobreza en ciertas partes del mundo y de la
degradación del hombre.
Es también autor de una serie de fotografías sobre el ataque a
las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001.
Ese mismo año fundó la Agencia Fotográfica Vii, especializándose
en fotos de guerra. Entonces no es casual que el director de
cine, Christian Freis, haya hecho un film documental acerca del
trabajo de Nachtwey, titulándolo "War photographer" (fotógrafo
de guerra) y, además, nominado al Premio Oscar 2002.
No exageran al decir que se arriesga mucho para conseguir sus
famosas fotografías. Y algunos van más lejos comentando que
quizá, en su fuero interno, "lleva unas ansias de morir". En el
año 2003 fue herido gravemente en Irak, pero este hecho no le
asustó para seguir documentando los atropellos a los Derechos
Humanos.
A veces no es adecuado fotografiar a personas que están
sufriendo o están al borde de la muerte. Quizá por eso, algunos
críticos han dicho que Nachtwey pone mucha belleza a situaciones
extremadamente tristes, complicadas y difíciles, pero al mismo
tiempo es una inspiración para este tipo de retratos.
James Nachtwey cuando se refiere a la belleza dice: "la belleza
no está necesariamente excluida del dolor. La persona que sufre
tiene dignidad. Sí hay belleza en mis fotografías, es porque esa
belleza estaba ahí, y yo la he recreado por medio de mis
fotografías. Pero no es que yo haya puesto un grado de belleza
intencionalmente".
Sea lo que sea, las fotografías de Nachtwey tienen un gran
impacto porque están cargadas de historia de nuestra época
moderna; y de ese dolor que persiste en el tiempo. Y todos
debemos recordar lo que este famoso fotógrafo de guerra recalca:
"los acontecimientos que he documentado no se deben olvidar ni
se deben repetir".