Principalmente, para conocimiento de aquellos pacientes que
comienzan el Régimen y no lo hacen con la debida atención, es
decir, que comen tal o cual cosa prohibida en la creencia de que
no les va a hacer ningún daño porque "es poquito" o es "sólo de
vez en cuando", quiero contarles una experiencia que viene a
demostrar la extraordinaria importancia de seguir el Régimen a
rajatabla y sin concesiones a pequeños caprichos más o menos
continuados. En este caso he elegido la leche para la prueba
porque hay muchos estudios sobre su alta nocividad, pero igual
podía suceder con el pan y los cereales, con cualquiera de los
muchos producto elaborados industrialmente o con alimentos
sometidos a un cocinado prolongado y altas temperaturas.
Como ya en este año 2009 había superado los dos años sin que
volvieran a aparecer los terribles e invalidantes dolores en las
manos, y, lo más importante, absolutamente ninguna crisis o
ataques en el resto de las articulaciones (o lo que es lo mismo,
lo más parecido a estar curado) creí llegado el momento de
probar si era posible dejar de observar ciertas normas y tomar
siquiera un poco de algunos de los alimentos prohibidos. Me
decidí por la leche por lo ya dicho.
Comencé a principios de mayo por echarle algo de leche (unos 50
ó 60 ml.) al café del desayuno. Al acabar el mes no había notado
nada, por lo que decidí ampliar su ingesta con un trozo de queso
manchego (entre 50 y 80 g.) cada dos días en la cena. Así lo
hice durante todo el mes de junio. Pero seguíamos igual, no
aparecían síntomas de la enfermedad. Fue entonces, a primeros de
julio, cuando se me ocurrió, ampliar aún más la dosis de lácteos
con la inclusión de unos helados, lo que, sin duda, provocaría
la aparición de la Artritis.
La primera noche -10 de julio- tomé de postre una tarrina de
helado Stracciatella de unos 200 g. Amanecí bien, perfectamente,
por lo que, llegada la noche, volví a repetir la misma operación
y me comí otra tarrina igual. Y hasta aquí llegó la cosa. Al día
siguiente -día 12- amanecí con hinchazón en la muñeca izquierda
y el codo derecho. Esta última, bastante pronunciada y con todo
el aspecto de una bursitis. Sin embargo, a pesar de ser muy
ostensible la inflamación, apenas mostraban dolor en la
inactividad, y muy leve en cualquier acción.
Pero a partir del siguiente día la hinchazón, las molestias y el
dolor funcional se fueron acentuando en muñeca y codo. También,
al andar, notaba un ligero dolor en los tobillos. Decidí
entonces tomar las oportunas medidas: antiinflamatorios
(Ibuprofeno de 600 mg.), uno por la mañana y otro a la tarde
(junto con una cápsula de Omeprazol como protector gástrico) y
por supuesto -conseguido el objetivo-, abandonar ya la prueba,
es decir, no continuar tomando leche ni lácteos de ningún tipo.
Pasados unos días todo seguía igual: hinchazón, inflamación y
dolor, todo bastante más acentuado al levantarme por las
mañanas. Sin embargo, como estos síntomas no se correspondían
totalmente con los de la Artritis que había sufrido durante 12
años, y, además, faltaba el más clásico en mí, o sea el dolor en
las manos (no me dolían en absoluto), llegué a alarmarme
pensando que, en lugar de mi artritis, pudiera ser alguna
desconocida consecuencia de la más que previsible insuficiencia
adrenal secundaria (consecuente a la toma de corticoides durante
largos años). Por otro lado, atendiendo a que había más
hinchazón de lo que se podría entender como normal, sobre todo
en el codo, llegué a pensar en la posibilidad de una
insuficiencia renal y su consecuente retención de líquidos. Para
averiguarlo no había otra forma que analítica de la creatinina y
el nitrógeno uréico... Pero, como no pensaba pisar un hospital
ni someterme a posibles pruebas de todo tipo apenas hablara de
mi historial de Artritis y de la remisión de ésta durante los
últimos años, decidí reconsiderar todo lo que había y sacar las
conclusiones más lógicas.
Lo primero, descartar la insuficiencia renal. Uno de los
síntomas más acusados en las afecciones de los riñones es la
escasa producción de orina. Y esta circunstancia no se daba en
absoluto. Y en segundo lugar, entender que la bursitis del codo,
aunque antes jamás la había padecido, era algo relativamente
frecuente en enfermos de Artritis. Por otra parte, no debía
sorprenderme, cuando es habitual que me lleve cada día muchas
horas manejando el ratón del ordenador y justo con esa parte del
codo apoyada y rozando continuamente contra la mesa.
Entendí que con el Ibuprofeno y la continuidad del Régimen
normal era suficiente. Efectivamente. Unos días más tarde -día
26- comencé a notar que la hinchazón y el dolor, mucho más
severos al levantarme, iban remitiendo, quedando sólo en ligeras
molestias a medida que transcurría el día. La alimentación
descrita en el Régimen Ancestral (y la supresión de la leche y
lácteos que sirvieron de prueba), volvía a ser efectiva.
Pero no crean que la cosa era así de sencilla, porque la
recuperación total está tardando algo más de lo que esperaba. De
hecho, ahora, mientras escribo estas líneas, finalizando el mes
de agosto, tanto el dolor como la hinchazón han remitido
bastante, pero no del todo. Se advierte, por tanto, que esta
particular y provocada recaída, no es una simple crisis o
episodio agudo de la enfermedad que ya creíamos vencida, sino
una reactivación de la misma en toda regla. Posiblemente,
porque, aunque lo que activara la crisis fueran los helados
(gran concentración de leche y sus elementos nocivos), las
pequeñas, pero continuadas, tomas de leche y queso durante los
meses anteriores, iban cooperando solapadamente en el
ensuciamiento celular para, cuando el organismo no pudiera
aguantar más, aparecer de nuevo la enfermedad con todas sus
consecuencias.
En fin, que sigo observando el Régimen y mejorando poco a poco.
Calculo que aún me faltará de 15 a 30 días para recuperar la
normalidad de antes de comenzar la prueba. Por supuesto, creo
que hubiera conseguido que remitiera mucho antes la inflamación
con tan sólo tomar corticoides y una dosis más altas de
antiinflamatorio, pero, no he querido hacerlo. Me sirve así para
recordar mejor y con más fuerza que padecí Artritis Reumatoide,
y que, aunque ya la vencí una vez -y ahora continúo
venciéndola-, dentro de mí aún se esconde el monstruo de la
enfermedad esperando a que vuelva a alimentarla con cualquiera
de las muchos venenos que nos venden en tiendas y supermercados
para enseñarme de nuevo sus malditas garras.
Y me gustaría que esta experiencia sirviera de aviso a todos los
que sufren Artritis o cualquier otra de las muchas enfermedades
que se pueden curar con una alimentación adecuada, para que les
conste que no seguir a rajatabla el Régimen Ancestral o consumir
de manera continuada cualquier alimento de los que se prohíben,
puede hacer que la enfermedad no remita adecuadamente o, si ya
está gozando de una buena remisión, que aparezcan de nuevo los
dolores y vuelva a sentirse enfermo como si nunca se hubieran
curado.
Realmente, cuesta trabajo admitir que la leche, ese maravilloso
alimento que tanto nos ha gustado siempre -porque nos
acostumbraron desde niños-, del que toda la publicidad y
literatura no habla otra cosa que bondades y virtudes -y no sólo
proveniente de las industrias lácteas sino hasta de muchos
médicos y personal relacionado con la alimentación y la salud-,
no sea otra cosa que un problemático alimento para la mayoría de
los humanos (un 80% de la población presenta alergias o
intolerancia) o un potencial tóxico activador de enfermedades
para quienes, genéticamente o por las alteraciones hormonales y
metabólicas propias de la edad, presentan mayor incapacidad para
salir indemne de su continuada ingesta.
Tomen conciencia. Lean y repasen todo lo publicado y sigan el
Régimen al pie de la letra. Por favor. Yo seguiré aquí con mis
pruebas y experimentos -incluso tan desagradables como éste que
hoy les cuento- para aportar experiencias e intentar ayudarles
en todo cuanto pueda.
* * * * *
Nota:
En La Web de la Artritis Reumatoide, además de
un consultorio on line, dispone de infinidad de
artículos sobre los alimentos, pruebas realizadas sobre estos,
el Régimen Ancestral estudiado y comentado por Alfonso Estudillo
y descripciones de
muchas patologías comprendidas entre las reumatológicas,
neurológicas y autoinmunes en general.