Me voy al país de las sombras quietas. Parece un lugar tranquilo
donde reina la hospitalidad. Convengamos lo siguiente: si
resulta desagradable, volveré a contarlo para que estén
prevenidos. Si, como les decía, y todo parece indicarlo, resulta
un lugar agradable, no tendrá caso mi viaje de regreso, allá los
espero con té caliente y cookies.
En realidad, no pensaba viajar tan pronto. Pero esta mañana tuve
un descuido, en lugar de salir por la puerta, lo hice por la
ventana. Vivo en... No, mejor será escribir vivía en un octavo
piso.
Nos vemos.
¿OK?
Estoy cansado de oír a los estadounidenses emplear la expresión
ok. Allá ellos, son dueños de hablar como quieran. Pero,
nosotros ¿por qué vamos a seguir los pasos de los
estadounidenses? En consecuencia, propongo no usar nunca más el
ok y, en su lugar, emplear el all right.
QUEDAMOS EN SILENCIO
Hay que aprender a ser paciente, me dije, y lo dejé hablar todo
lo que quiso, a cada momento refrenándome en mis deseos de
interrumpirlo. Hay que saber escuchar, me dije, vistiéndome de
amplia sonrisa comprensiva, a cada momento ahogando un bostezo.
Finalmente, quedó en silencio. Y yo también.