El secuestro del atunero vasco Alakrana, y su reciente
liberación tras 47 días de pesadilla para los 36 hombres que
componían su tripulación, continuación del sufrido por
pescadores españoles cuando en abril del pasado año ocurrió lo
mismo con el también atunero Playa de Bakio, a los que hay que
sumar otras varias decenas de secuestros de barcos de diferentes
banderas y nacionalidades, a la vista de cómo se desarrollan las
acciones y se resuelven los secuestros -pago de un rescate y con
Dios, muy buenas- viene a confirmarnos que ni los dirigentes
españoles ni los de los demás países tienen, ni soluciones para
que no sigan ocurriendo tan afrentosas situaciones para las
personas y los Estados ni proyectos para su definitiva solución.
Por reducción al absurdo, sacamos la conclusión de que tampoco
tienen ni pajolera idea de qué es y para qué sirve el bastón y
la espada que le dimos con sus tomas de posesión.
Es ostensible que los piratas son cada vez más numerosos y cada
día nos ofrecen mayores muestras de su crecimiento. No sólo en
las costas de Somalia, sino en una larga lista de costas y
puertos orientales y occidentales: golfo de Adén, océano Índico,
estrecho de Malaca, Sumatra, la isla malaya de Tioman, la bahía
de Manila en las Filipinas, estrecho de Singapur, aguas de
Vietnam del Sur, el mar de Omán, aguas próximas a Tanzania, el
puerto de Dar es Salaam, las costas de Ghana, el puerto de Lagos
en Nigeria, costas del golfo de Guinea, aguas caribeñas y
venezolanas, puerto de Santos en Brasil, el del Callao en Perú,
el de Santiago de Guayaquil en Ecuador, etc., etc. Y no sólo son
los barcos pesqueros los que están sufriendo estos desmanes,
sino que les acompañan en suerte mercantes, petroleros,
cruceros, yates privados, etc., o sea, todo lo que huela a
dinero y se les ponga a tiro.
Y es que pagar el rescate a los piratas y dejar que el mundo
siga girando como si tal cosa no es la solución. Tengo que decir
que soy acérrimo enemigo de toda violencia, que estoy en contra
de toda guerra y de todo cuanto implique muerte o sufrimiento,
no sólo a los humanos, sino a todo ser vivo, pero, me duele
mucho más las vejaciones a los marineros o la violación a una
niña de 11 años en el también capturado buque griego Ariana
-entre otras muchas barbaridades-, por lo que, a la vista del
daño físico y psíquico que estos individuos están causando a una
cada vez mayor parte de la sociedad, no tengo más remedio que
admitir la necesidad de que las naciones implicadas, bien a
través de los organismos internacionales existentes (que a la
fecha ni han hecho ni están haciendo nada resolutorio) o bien
mediante nuevos y específicos criterios de colaboración, obren
con la necesaria contundencia.
Suena terrible, ya lo sé, pero, si no es posible de otro modo,
si ni la diplomacia ni la política consiguen que los gobiernos
de los países originarios de bandas y acciones obren con la
debida eficacia, la solución viene dada por la fuerza, por las
armas, por la unión y el consenso de todas las naciones y la
lógica y justificada persecución de los piratas con todas sus
consecuencias.
Hemos de admitir que las causas de la existencia de estas bandas
de malhechores son, en ocasiones, una mera reacción ante las
desigualdades generadas por el hambre y la pobreza, pero también
son generadas por otros intereses como el tráfico de armas,
contrabando de alimentos, comercio de seres humanos, la
compraventa de drogas o, simplemente, por la falta de escrúpulos
de determinados individuos que se une a la necesidad de tener
una forma fácil y productiva de asegurarse sustento y vicios.
Son, en resumen, ese brazo podrido del que nos habla Santo Tomás
en su Sunma Teológica del que dice "que es lícito y necesario
amputarlo para preservar la vida en el resto del cuerpo".
En el caso de España, si bien no difiere mucho de las
actuaciones llevadas a cabo por otros países, hay que hacer
notar un par de incisos.
El primero, que, pese a que todos los miembros del Gobierno
niegan o dicen desconocer que se haya pagado rescate, como el
pago del mismo es algo obvio, aunque tan sólo hayan colaborado
prestando el dinero a los armadores, debemos suponer que han
sido colaboradores de un ilícito penal que, si no ha sido
cambiado o derogado el artículo que lo contemplaba, prohibía y
calificaba como delito el pago de extorsiones (para el que no
contaba ni se tenía en cuenta el aquí y ahora llamado "estado de
necesidad"). Y a este posible delito habría que añadirle el de
la dejación de funciones al no haberse intentado en ningún
momento la detención de los delincuentes.
Y, segundo, el traerse a España o dos piratas capturados en la
citada acción del Alakrana y divulgarlo de inmediato por todos
los medios a los cuatro vientos. Con independencia de la
obligatoriedad de detener a los delincuentes, hasta un niño de
colegio entendería que actuando de ese modo pasaría lo que pasó,
que el resto de los piratas, allí fuertes y seguros en su feudo,
añadirían una extorsión más a la del rescate pidiendo la
devolución de sus compinches so pena de muerte para todos o
algunos de los marineros secuestrados. No llegó a mayores, pero
el susto y el sufrimiento que les causaron a los familiares de
los secuestrados -y a todos los españoles en general- fue de
órdago a la grande. La prudencia, la capacidad de raciocinio, y
creo que hasta la humildad, brilló por su ausencia.
Es bochornoso, ridículo, vergonzoso, que unas decenas de
desharrapados sin patria ni rey portando unas cuantas armas
prosternen y dejen a la altura de una boñiga de vaca a toda una
nación. O a muchas como vemos. Naciones, esas de los grandes
desfiles de los 12 de Octubre y los 4 de Julio, las de la foto
de las Azores -aunque aquí el asunto no huela a petróleo-, las
de los G-8 y los G-20 y todas esas cosas que nos muestra la tele
como las más punteras de la Tierra, que debían estar desde hace
tiempo acercando el esportón de dólares y la caña de pescar con
una mano y llevando en la otra una buena tranca de quejigo, o un
G36KV o un Exocet MM.40, según se tercie, por si lo del pan y
los peces no les convence.
Que para eso sirve el bastón y la espada, Excelencias...