401. A un presente triste viene a veces, y a deshora, un pasado
feliz, como un borracho que canta todavía cuando ya nadie queda
en la fiesta.
402. Antes que buscar la felicidad en la travesía por la vida,
hay que pertrechar el barco con toda la cabuyería de la
resignación por si no se la encuentra, o bien, si se encuentra,
se nos pierde.
403. Los impulsos irreflexivos son tan inútiles como la tromba
de agua que no encuentra acequia.
404. Vivir es resistir; no hay otra opción antes de morir.
405. El trono de la injusticia reinante se asienta sobre el
temor de ser derrocado y en la sospecha de que lo será de un
momento a otro.
406. ¡Todo el año con la puerta abierta a ver si entra la
felicidad en nuestra casa!... ¡Todo el año vigilando para que no
entre el dolor!...
407. Aun con el pretexto de recriminarse, ¿quién no se ha
sorprendido in fragranti mirándose de paso en una fotografía
favorecida de sus propios actos?
408. El amor se regocija solitario, pero el dolor se consuela
solidario.
409. Pasados los años, miramos el pasado con benevolencia, de la
misma manera que el ejército vencedor mira con simpatía a los
vencidos ya desarmados y seguros de su inocuidad.
410. Lo intuido es el relámpago que garabatea fugazmente un
signo en nuestra imaginación, mientras que el concepto es una
escala de luz solar por la que descienden como en peldaños las
ideas.
411. Pequeña es la copa de la vida para escanciar demasiada
esperanza.
412. La felicidad es una invitada de mal asiento y está poco
tiempo en la casa de nuestra vida.
413. Llamamos tonterías a aquellas otras tonterías de los demás
que en nada se parecen a las nuestras.
414. En la pantalla de nuestras actuales frivolidades hay
hombres ilustres que necesitan ser vulgarmente famosos para ser
conocidos.
415. Filósofos y poetas viven en continuo estado de alerta con
respecto a la línea fronteriza que separan sus imaginarias
fronteras entre la verdad y la fantasía.
416. Los pensamientos más profundos o los más prohibidos salen a
la superficie de la conciencia en el silencio del insomnio, como
los insectos salen de sus agujeros en la quietud de la
nocturnidad.
417. La inspiración o la buena suerte en la vida, no espera que
la busquemos, sino, cuando ella quiere, se adelanta a nuestra
necesidad como una madre solícita que surge del umbral de su
insomne cuidado por su hijo.
418. Justicia y compasión: difícil maridaje en el que la misma
justicia tiene que delimitar los derechos de su cónyuge.
419. Los últimos mártires son los que mueren a causa de la
verdad en el gran mercado de los intereses.
420. La libertad echa sus semillas sobre los surcos de nuestros
deseos, pero su cosecha depende del arado de nuestra voluntad.
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