Rincón de la Poesía
Rolando Revagliatti
Buenos Aires - Argentina
Shadows and fog
—Nosotras
cuando reímos
desenfundamos
cuando nos
prostituimos
y hacemos esto por nuestra
enorme falta de estilo
para llorar
—Nosotras enfundamos a los destripadores
equipamos las calles con escalofríos
extremamos el patrullaje de esas mismas calles extremadas
claro
por el equipamiento
—Nosotras, las traga sables
desenfundamos las precisiones
desconocidas
desenfundadas de siempre
—Nosotras enfundamos a quienes pernoctan en nuestras recovas
estacionarias
fraternas
vocacionales
no como vosotras:
las
profesionales.
“Shadows and fog” (“Sombras y niebla”)
filme dirigido por Woody Allen.
EPÍLOGO de Simón S. Esain
para el poemario “Ardua”, de Rolando Revagliatti.
Ese poliedro.
Ella y la manzana, pero a solas.
Escasamente ridícula, nunca cómica.
De las históricas cualidades y defectos, síntomas que compaginan la
mujer deseable.
Para la que es tan importante hacerse desear como desear. Que se exhibe
y desnuda también para rechazar. La pendiente. La que es a cuenta de lo
que serían.
Y cómo será de sintomática que ha dado o dará el sí a pesar de las
contrariedades.
ARDUA es, en mi opinión, la mejor serie poética parida por Revagliatti.
Me remite a una función mediumnice, del dentro fuera y del dentro
dentro. Y duplica (no doblega) su mérito haber, con palabra y lenguaje,
traspasado un quicio: el del género. Y haber apenas levantado el ropaje
aquí y allá en un rebuscado streap tease, más diseño puro que homenaje.
Y con levedad de mariposa tardía, propia de la erotización femenina,
alude sin calumniar a la cómoda muchedumbre opuesta mediante perros y
caballos y tal vez hambrientos, no otra cosa, que ladran o se
desenfrenan, como a las puertas de una provincia romana.
Sometida a contingencias tan carnívoras como la menstruación, la
penetración, el embarazo, el aborto, el parto, el amamantamiento y hasta
el maquillaje, pareciera obligarse la mujer a elaborar y mantener una
condición en pugna permanente consigo, los apetitos y el mundo, en tanto
el hombre da por sentado que el mundo es sólo su creación, su alimento
o, en el peor caso, su enemigo.
Una mujer se desdobla para no enfrentar al hombre sola, y de ser
necesario acude a sus dobles de ayer y de mañana. Porque con ese hombre
termina sabiendo quién es, algo tan inapropiado a lo que no es su
cuerpo.
Lo planteado en HOMBRES TAN, donde el ser hombre pasa por el cuerpo de
la víctima y su terror absolutamente femenino, puede serle planteado a
la mujer, y no pasara ella por ningún cuerpo sino por sus efectos: lo
indeseable.
De lo que la MULTI reniega sin acabar de convencerse, y con tanta
vehemencia diferente expresa VIUDA, la mujer recobrada de la esposa,
cuyo horizonte no concita al hombre sino a la que fue antes. Como si
ser, fuera para la mujer, también un no hacer imperioso. Ardua empresa
íntima cuya contraparte tanto empecina al erecto foráneo. Hombre en
mejores condiciones de meter mujer en la mujer, con y por lo mismo que
de mujer le sale a ella.
Si a mi entender, esta poética culmina en A UN PAÍS, al poemario culmina
una imagen criolla y wagneriana, diametral y extraordinaria: una viuda
que camina por el campo, acompañada de sus perros.
Adelante, alrededor, sobre menta o trébol, trota la melancólica
profundidad ardiente, de lo desnudo e invisible, de lo evocado siempre
ajeno, aún en sí, como el cuerpo mismo del deseo.
Simón Esain