Renacimiento del arte tipográfico en el siglo XVIII: el libro en
la Europa de la Ilustración
El siglo XVIII es una de las etapas más brillantes de la
historia del libro. Las portadas son más ligeras, con menos
grabados. La mancha de tinta tiene márgenes más anchos y tinta
de mejor calidad. Se utiliza papel más liso.
Se normalizan los tamaños de los tipos y se generan las viñetas
tipográficas. Los libros religiosos se reducen a un tercio y
también desciende la edición en latín.
En Francia se desarrolla el comercio del libro debido al aumento
de los lectores. Se editan libros de contenido científico y
filosófico y los clásicos franceses se editan en bellas
ediciones.
También tuvo los mejores ilustradores gracias al movimiento
rococó. Destacamos a la familia Fournier. En la segunda mitad
del siglo XVIII destaca la familia Didot. Cabe recordar a
Francisco Ambrosio Didot que realizó diversas ediciones de
clásicos franceses.
El libro en Italia sigue tendencias europeas. Su impresor más
importante fue Giovanni Battista Bodoni que consiguió gran
belleza en el aspecto del libro. Trabajó en la Imprenta
Pontificia.
La imprenta en Gran Bretaña se desarrolló gracias a que se
suprimieron las restricciones legales que permitieron que todas
las ciudades del país pudiesen tener su imprenta. Se desarrolló
el libre comercio de librerías y en 1709 se promulgó el Acta del
Copyright para proteger la propiedad intelectual.
Destacó John Baskerville que consiguió que sus impresiones
aparecieran con una tinta negra muy brillante e imprimió una
colección de autores clásicos. Se desarrollaron imprentas
privadas que dieron origen a la bibliofilia.
El libro en España en el siglo XVIII. La importancia del rey
Carlos III
Durante la primera mitad del siglo XVIII se arrastró la
decadencia de la imprenta. En la segunda mitad del siglo XVIII
fue mejorando el aspecto tipográfico, la belleza de las
ilustraciones y la calidad del papel. Todos estos cambios se
debieron a la protección y al impulso de Carlos III. En 1764
confirmó los derechos de autor declarando que el privilegio no
se extendía con la muerte del autor.
La Inquisición perdió prerrogativas con Felipe V y Carlos III,
que concedieron a los autores derechos que antes no tenían.
Carlos III insistió en que todo tipo de impresos llevara el pie
de imprenta para evitar falsificaciones.
Eudaldo Paradell fue uno de los impresores más importantes de la
época. Abrió cuatro talleres en Barcelona. Carlos III comprobó
que las impresiones eran más bellas que las de Madrid y le
invitó a instalarse en la Corte.
Otro importante impresor fue Joaquín Ibarra que se estableció en
Madrid y fue uno de los artífices de la Real Compañía de
Impresores y Libreros del Reino. Utilizó papel satinado e
inventó una tinta brillante cuya composición mantuvo en secreto.
Realizó la impresión de dos Quijotes una en 1771 y otra en 1881.
Editó más de 2000 obras. Fue impresor de cámara del Rey, del
Arzobispado Primado, de la Real Academia Española y del
Ayuntamiento de Madrid.
Benito Monfort se instaló en Valencia y fue el impresor de las
instituciones más relevantes de la ciudad. Destaca por la
Crónica de Juan II y por la Crónica de los Retes Católicos.
Las bibliotecas en el siglo XVIII
En el siglo XVIII la cultura secular se impuso sobre la
religiosa. Los centros intelectuales salieron de la Universidad
y se desplazaron a las Academias. Continúan creándose las
Bibliotecas Nacionales.
En Gran Bretaña surgen las Bibliotecas Parroquiales y los Clubs
del Libro. El Museo Británico albergó la Biblioteca Nacional
desde 1753. Originalmente contaba con 3488 manuscritos y 40000
impresos. En 1973 la biblioteca se desligó del museo.
En Italia existen ocho Bibliotecas Nacionales y tres de ellas,
la Biblioteca National Florentina, la de Vittorio Emmanuel III
en Nápoles y la Braidense se crean en el siglo XVIII.
La Biblioteca Nacional de Portugal se crea en 1796 como
Biblioteca Pública. La denominación de Nacional la obtuvo en
1836.
En España la Biblioteca Real se convierte en Nacional con la
llegada de los Borbones. El propio rey donó cerca de 8.000
volúmenes.
Influencia de la Revolución Industrial del siglo XIX en la
producción del libro
A consecuencia de la Revolución Francesa y de la Revolución
Industrial se desarrolla la ideología liberal y se dinamiza la
economía.
La concentración de la población en las ciudades y el aumento de
los centros de enseñanza favoreció la industria del libro. El
perfeccionamiento de la maquinaria trajo como consecuencia el
aumento de la producción. El libro se acerca a otros sectores de
la sociedad lo que obliga al abaratamiento.
Se comienza a fabricar el papel continuo, que se enrollaba en
una bobina y una vez impreso se cortaba a medida. Producía mil
quilos en lugar de los cien manuales.
También se comenzó a fabricar en pasta de madera. Las prensas
pasaron a ser de hierro. Con ello se pasaba a imprimir 800
ejemplares a la hora. En Francia se construyó la primera
rotativa con bobinas de papel continuo para imprimir periódicos.
Mergenthaler inventó la linotipia que fabricaba líneas completas
de texto. El fotograbado imprimía dibujos en plancha metálica.
Surge la figura del representante de libros. Se generaliza el
sistema de suscripción que proporciona al editor ingresos
previos a la edición.
El texto se vuelve a disponer a dos columnas. A España, como ya
sabemos, la Revolución Industrial llegó más tarde.
José Espasa y Manuel Salvat amplían el mercado del libro.
Saturnino Calleja destaca por sus ediciones de cuentos para
niños.
A partir de 1820 surgen las revistas del exilio y la aparición
de los diarios La Gaceta y El Diario de Madrid.
En 1879 se aprueba la Ley de Propiedad Intelectual y en 1880 el
reglamento que la desarrollaba. En 1883 se aprueba la Ley de
Imprenta.
Las bibliotecas en el siglo XIX
Aparecen y se generalizan las bibliotecas públicas en los países
anglosajones para proporcionar formación a las clases más
desfavorecidas. Dieron lugar a las grandes tiradas de
periódicos.
En Estados Unidos fueron consideradas instituciones educativas.
Gracias a los benefactores como Andrew Carnegie se pudieron
construir 2.409 bibliotecas. También se creó la ALA.
Boston fue la primera biblioteca pública americana y la
Biblioteca del Congreso tomó carácter de Nacional.
Las bibliotecas públicas en Francia nacieron para guardar fondos
incautados a la Iglesia y a los Nobles. La Biblioteca Nacional
Francesa organiza sus fondos y comienza a publicar catálogos. Se
crea L´Ecole de Chartres para formar a bibliotecarios y
archiveros.
En España se funda la Biblioteca de las Cortes. En 1836 la
Biblioteca Real se convierte en Nacional y pasa a depender del
Gobierno. En 1856 se crea la Escuela de Diplomática que expide
el título de Archivero-Bibliotecario.
Se promulga la Ley de Instrucción Pública que contempla la
creación de bibliotecas públicas. Así surgen bibliotecas como la
del Ateneo de Madrid, Ateneo de Gijón o de Sociedades de Amigos
del País.
La industria librera en el siglo XX
Las técnicas industriales y las nuevas formas de mercado
alcanzan a la totalidad de la industria librera. Las tiradas de
prensa diaria se amplían gracias a la demanda y a la utilización
de medios cada vez más rápidos.
Se generalizan las ediciones de bolsillo. Su contenido es
variado. En Estados Unidos surgen los clubs del libro en los
años 20 y se desarrollan en Europa a partir de los años 50.
Consisten en vender por correo por medio de catálogo.
Una variante es la venta por correo por parte del editor o
librero. También podemos hablar de la venta a plazos y la venta
por fascículos.
A principios de siglo la industria bibliográfica era escasa en
España. Las campañas de alfabetización aumentaron el número de
lectores.
En 1925 Calpe y Espasa se fusionan dando lugar a Espasa-Calpe.
José Ortega y Gasset funda la Revista de Occidente. Barcelona se
pone a la cabeza del mundo editorial. Debido a la Guerra Civil,
el empobrecimiento de las editoriales fue alarmante. Surge una
poderosa industria latinoamericana sobre todo en México y en
Argentina.
En este siglo se desarrollan las publicaciones periódicas.
Suecia y Gran Bretaña son los países con mayor número de
lectores de prensa. Alemania y Francia tienen periódicos que
superan el millón de ejemplares diarios.
Las revistas de contenido variable y científico también tienen
un importante desarrollo. Actualmente se está viviendo una
revolución parecida a la que se vivió cuando se inventó la
imprenta.
Si el papel sustituyó al pergamino, los nuevos soportes están
ganando terreno al papel. La composición del libro y de la
prensa dependen del ordenador. Las nuevas tecnologías están
creando un nuevo tipo de libro.
Las bibliotecas en el siglo XX
Están concebidas como un servicio público cuya función es la
difusión de la cultura. El crecimiento del nivel de vida ha
aumentado el número de lectores. El desarrollo de las
bibliotecas se ha debido a la voluntad de las asociaciones
profesionales como ALA, IFLA o la UNESCO.
Las dos Guerras Mundiales han supuesto la desaparición de
bibliotecas importantes en países como Polonia. Las bibliotecas
de Lovaina y Sofía fueron destruidas, en Checoslovaquia, se
destruyeron más de tres millones de libros y las bibliotecas de
Múnich y Berlín quedaron arrasadas.
Para ampliar:
- Dahl, Sven: “Historia del libro”, Madrid: Alianza, 1972.
- Escolar, Hipólito: “Historia del libro”, Madrid: Fundación
Germán Sánchez Ruipérez, 1985.
- Escolar, Hipólito: “Historia de las bibliotecas”, Madrid:
Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1990.
- Haebler, Conrad: “Introducción al estudio de los incunables”,
Madrid: Ollero y Ramos, 1995.
- Millares Carlo, Agustín: “Introducción a la historia del libro
y de las bibliotecas”, México D.F, Fondo de Cultura Económica,
1971.
- Simón Díaz, José: “El libro español antiguo”, Kassel:
Reichemberger, 1983.
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