Rincón de la Poesía
Manuel Mejía Sánchez
Ciudad Real
A TODAS LAS MADRES EN GENERAL, A LAS QUE SE SIENTAN MADRES AUN SIN SERLO POR NATURALEZA, A LA MÍA QUE YA NO ESTÁ ENTRE NOSOTROS Y ESPECIALMENTE A MI ESPOSA, MADRE DE MIS TRES HIJOS.
MADRE
Eres pedestal de aguante
en donde el mundo descansa,
cimiento en el que después
se va formando la tapia
a través de los tapiales,
que con tierra remojada
dentro de su cuadratura
con pisones bien se aplasta;
y unas unidas con otras
configuran la muralla
que va formando la cerca,
que una vez que está techada
y provista cual merece
de puertas y de ventanas,
sirve para la familia,
como anhelada morada.
Eres raíz del plantón
que admitió injerto sin trabas,
que prendió y luego dio hijos
que fue transformando en ramas;
y al ir pasando los días
éstas al cielo levantas
bajo ese techo de añil,
del mundo donde te alzas,
donde vives y convives
y en el cual tus pies descansas.
Eres grano que al barbecho
vas a dormir en su cama,
en la hendedura del surco
que el arado luego tapa
una vez que raja el lomo
que conforma la besana.
Después ya con la humedad
se hincha el germen de tu entraña
y va empujando a la tierra
hasta lograr agrietarla;
y por las grietas salir
el tallo, que luego en encaña
se convierte y echa espiga,
que al final de mayo grana;
y con la fiebre de Junio
ésta se vuelve dorada
con sus granos bien preñados
de excelente harina blanca,
que después el panadero
lo transformará en hogaza
para erradicar el hambre
del mundo, que libre campa.
Eres la rueda motriz
del reloj que la hora marca,
gracias a ti, al engranaje
el ritmo nunca le falla;
y el tictac acompasado
que rítmicamente canta
con la voz de su trinquete
cuando del diente resbala,
es agradable al oído,
de oír ésta nunca te cansas;
y de ti tampoco, ¡madre!,
ni de oír esta palabra
que sus cinco letras forman
las líneas de un pentagrama,
donde escrita está la vida
de los seres y las plantas
y todo aquello que late
bajo el resplandor del Alba;
y del inmenso hemisferio
donde viven las galaxias;
y todo cuanto remueve
al ritmo que el tiempo pasa.
Eres corriente sanguínea,
manantial de la fontana
que vida vas regalando
sin que la tuya decaiga,
aunque la pones en riesgo
para que otros seres nazcan
y el mundo se multiplique
porque es algo que hace falta,
de lo contrario la especie
se vería muy menguada
y esta mengua llevaría
a una catástrofe humana.
Ante todo eres mujer
descendiente de una rama
de iguales características,
que en su día fue injertada;
y una madre le dio vida
en sus profundas entrañas
y más tarde te parió,
te amamantó con sus mamas,
creciste, te hiciste niña,
después doncella o muchacha
y luego más tarde madre
porque fuiste fecundada;
y viva Dios, que lo hiciste,
el mundo hoy te da las gracias
madre, por tu valentía,
por no poner nunca trabas,
por ser en sí lo más grande
de lo que en la tierra campa.
La palabra madre tiene
cinco letras que resaltan,
merecen un pedestal
que en altura sobresalga
de todos los rascacielos,
de las colinas más altas;
y cual ¡Torre de Babel
las nubes pueda tocarlas
e incluso rozar el Cielo,
lo mereces por tu casta…!