Para los que no somos economistas ni expertos en los tejemanejes
del mundo financiero nos cuesta trabajo entender dónde están las
claves por las que unos pocos granujas, manejando capitales
propios o ajenos, son capaces de tirar por los suelos la
economía de un país, la fortaleza de una moneda como el euro o
el dólar o, incluso, causar un descalabro o colapso económico a
nivel mundial.
En cambio, no cuesta mucho percatarse de que han convertido el
mundo de las altas finanzas y la economía global en un garito
donde, especuladores sin el menor sentido de la ética, tahúres
profesionales a los que la vida y el futuro de los demás les
importa tres carajos, manteniendo como ujieres, correveidiles,
porteros, alcahuetes y mamporreros de su timba a los Gobiernos y
altos cargos políticos, se juegan cada día el capital producido
por millones de personas en los tajos de todo el mundo.
Y, para más inri, algunos graciocillos indigentes intelectuales
de los apesebrados en la prensa británica y estadounidense,
jugando con el acrónimo de cuatro de los países más débiles en
cuanto a capacidad productiva, Portugal, Irlanda, Grecia y
España (Spain), se permiten el recochineo de llamarnos PIGS
(cerdos en inglés) o Flyings Pigs (cerdos que vuelan) por la
bonanza de los últimos años. El periódico británico Financial
Times -en referencia a este último apelativo-, escribe: "Hace
ocho años, los cerdos llegaron realmente a volar. Sus economías
se dispararon después de unirse a la eurozona. (...) Ahora los
cerdos están cayendo de nuevo a tierra...".
Sutil ironía la de estos hijos de la Gran Bretaña (sic) y
homónimos del otro lado del charco para regocijar a sus
señoritos. Saben que, realmente, sus amos, los barandas, los
dueños del capital y del tugurio, piensan que todo aquel país
que no tenga caudales a espuertas para esquilmar, no son otra
cosa que una puñetera mierda. Así lo dicen los amos y así lo
reflejan sus fieles vasallos.
Sobre el tema de las altas finanzas y la especulación que llevan
a cabo determinados gestores de los llamados Hedge Funds (fondos
de inversión libre o de alto riesgo), entre los que se cuentan
los más grandes especuladores de la historia reciente, George
Soros, James Simons, Ken Griffin, John Paulson, Philip Falcone,
Julián Robertson, etc. (aunque en el campo de la especulación
hay otros muchos amos y personajes de los que nunca sabremos sus
nombres), apenas se conoce nada por parte del gran público. Ni
la prensa ni otros medios de información masiva se hacen eco de
las "hazañas" de estos siniestros personajes (reconocen que
ciertas cosas que hacen no son éticas, pero sí legal),
auténticos peligros de las finanzas y responsables -o con mucho
que ver- con quiebras de gigantes financieros, como la de Lehman
Brothers en 2008, crisis mundiales, como la del petróleo de 1973
o el estallido de la burbuja tecnológica en 2000-2001, caídas
bursátiles mundiales como las de agosto de 2007 o las de
septiembre de 2008, o ataques a divisas, como a la libra
esterlina en 1992 o, más reciente, la iniciada en febrero de
2010 contra el euro (con ataques directos a Grecia y España).
En EE.UU., ya desde los 90, se dieron cuenta del enorme riesgo
que corrían sus bolsas, su economía e, incluso, el dólar y
comenzaron a corregir aparentes fallos legales (en 1999
revocarían la ley Glass Steagall). Naturalmente, eso no era
suficiente. En la actualidad, la deuda estadounidense es tan
grande e insostenible que el presidente Obama -ya desde su toma
de posesión lo anunció- está llevando a cabo drásticas medidas
contra la gran Banca y los especuladores financieros
(posiblemente dentro de estas nuevas leyes se contemple la ley
derogada). Algo similar ocurre en Gran Bretaña, con una economía
al mismo nivel -o incluso peor- que la Eurozona, si bien, los
súbditos financieros de Su Graciosa Majestad (que no pertenece
al Euro) parecen estar a la espera de lo que hagan los
responsables de la Unión Europea y los países adscritos (y de
los resultados de sus campañas de descalificaciones y
desprestigios a sus convecinos) para ver qué camino tomar.
En España, percatados del enorme riesgo que han estado corriendo
(y que subsiste), parece ser que el Gobierno está tomando
medidas conjuntas con los demás países de la Europa comunitaria
-y otras particulares, como la creación de un nuevo servicio
secreto de inteligencia en finanzas- para la evitación de crisis
provenientes de especulaciones en el Mercado Financiero.
Y, a propósito de ello -no me resisto a recordar esta pseudo
utopía-, como bien saben todos, una de las más eficaces
herramientas para la lucha contra la especulación (y contra el
enorme fraude fiscal que sufre nuestro país y otros
económicamente débiles), sería la erradicación de todos los
paraísos fiscales que existen en el mundo (actualmente, más de
70), así como otras mucha ventajas fiscales que proporcionan
algunos países (caso de Inglaterra) a extranjeros y personajes
de gran capital que se establecen en sus tierras. Es de suponer
que ahí es donde -en todo o en parte- se ocultan los arsenales y
baterías, las enormes sumas de cientos de miles de millones de
euros, o dólares, o libras, que disparan sus misiles contra las
economías de los más débiles.
Claro, que... Para ello haría falta tener una honradez ingénita,
disponer de rectitud, decencia, dignidad, sinceridad,
integridad, honestidad, moralidad, desinterés, conciencia,
honorabilidad... y, además, un par de huevos como los del
caballo del Espartero para luchar contra una mayoría de
dirigentes, de colegas de sonrisas anchas y evasiva al canto,
que no tienen ni lo uno ni lo otro.
Derogación de beneficios fiscales para los más poderosos,
tratados, imposiciones u otras fórmulas coordinadas para la
erradicación de paraísos fiscales, leyes menos permisivas y
vigilancias efectivas para la Bolsa, la Banca y todo lo
relacionado con las altas finanzas, eliminación y prohibición de
todas las trampas legales, medidas generales coordinadas por
toda la comunidad global... Sólo así Gobiernos y pueblo llano
dejaríamos de ser lacayos de esos todopoderosos tahúres que
manejan el capital.
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