501. De joven contemplamos el techo artesonado de nuestras
ilusiones. De viejo le ponemos puntales de desengaño.
502. A cierta distancia de lo vivido, el pasado nos va
pareciendo extraño y menos nuestro, pero el futuro no nos
asegura que vaya a ser más halagüeño y seguro.
503. Hay alegrías súbitas que desaparecen pronto como un aroma
fugaz del que tampoco nos queda el recuerdo de su olor.
504. Lo que carece de sentido se conoce porque carece de
finalidad.
505. Solamente la utopía imposible ha hecho posible la exigencia
necesaria.
506. Se juzga el azar tan superficialmente como se ve un árbol:
las causas que lo mueven quedan ocultas como las raíces de éste.
507. Una semilla necesita buena tierra para agarrar, pero una
palabra sólo necesita un oído atento para que rápidamente dé
buenos o malos frutos.
508. Incluso un amor poco correspondido es un cabo que amarra
firmemente una barca al muelle que le da seguridad ante las
marejadas de la vida.
509. Para algunas personas guardar secretos es como quedarse
encerradas durante largo rato en un ascensor.
510. En la madurez, con los escombros de las ilusiones que nos
arrima la experiencia, nos construimos una muralla aislante, en
vez de otra torre, como hicimos en los años jóvenes.
511. La desgracia nos parece más temerosa cuando vemos que
también lloran los que considerábamos modelos de felicidad.
512. Procuremos que el puente que tienden los medios hacia los
fines pueda resistir el peso de las dificultades.
513. Hay desconocidos grandes hombres que no tienen más pedestal
que el elogio de los que lo han rodeado ni más gloria que el
recuerdo que ha dejado entre los suyos.
514. Más que un acta notarial del corazón, el amor es la
historia de nuestro instinto escrita con la letra gótica de la
fantasía.
515. La buena y la mala suerte entran y salen por el escenario
del teatro de la humanidad sin que los teloneros puedan
evitarlo.
516. Los pasados felices sobreviven cuando los presentes nunca
son mejores.
517. La vida es una bandera que ondea gracias al viento que
levanta nuestro coraje de vivir.
518. No hay felicidad mayor que la que sigue a la desgracia.
519. ¿No sabes que la felicidad es un cuenco que te alivia la
sed y no un pozo que nunca se llena de satisfacciones?
520. Si no calafateamos con recuerdos agradables nuestra
soledad, harán agua por todas partes las zozobras que traemos de
la vida.
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