521. Entre el de dónde venimos y el adónde vamos, está el qué
hemos de hacer entretanto para olvidarnos de esas dos preguntas.
522. Nacer y morir se parecen en la nada que precede y la nada
que continúa.
523. Los pasos maravillosos y enigmáticos de la vida quedan
ensordecidos por el estruendo del paso de los acontecimientos y
las multitudes.
524. La cordialidad es la primera puerta que abre la confianza
de los que nos tratan.
525. La soledad nos agranda los ecos de nuestros peores y
mejores pensamientos.
526. Los grandes sufrimientos son los verdaderos domadores de
nuestros apetitos.
527. Antes de vivir, deberíamos aprender a morir.
528. Puedes ser feliz ocupándote de los demás. ¿No es buen
recurso para olvidarte de ti mismo?
529. Un héroe es el que sale vencedor todos los días de su
guerra consigo mismo y, además, limpia el campo de batalla de su
rostro de todos los gestos violentos y los muertos de sus
decepciones.
530. La desconfianza nos evita llorar la muerte de las
ilusiones.
531. La ignorancia cede terreno a costa de una moneda sangrante:
la experiencia.
532. La envidia es una moneda sucia y manoseada que no deja ver
en sus caras cuándo es admiración y cuándo odio.
533. Entre el reír y el llorar hay una distancia mínima, pero
suficiente para que la casualidad meta los dedos e intercambie
los papeles a su gusto.
534. Si nos parásemos a mirar el río de la vida, nos quedaríamos
en un remanso, desde el que veríamos como a insensatos a quienes
reman eufóricos en sus barcas de oro sin percatarse de que se
aprestan a su desembocadura mortal.
535. Si se merece o no vivir la vida no lo sabemos hasta que el
dolor o la alegría nos proporcionan razones suficientes.
536. No hay piel más vulnerable que la ignorancia: todo la puede
herir, menos la comprensión.
537. Amar mucho nos da miedo; amar poco nos avergüenza; no amar
nada nos hace libre, pero en mitad de un desierto.
538. El hombre genial deja una memoria que se queda en la
vitrina de la admiración. El hombre bondadoso deja una memoria
que se queda en los corazones.
539. No envidiéis la lucidez de las inteligencias mediocres y
pragmáticas: su luz, como los días de invierno, es corta y da
poco calor.
540. Algunas veces queremos estar estrictamente solos, pero nos
lo impide la memoria.
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