• Juan R. Mena

    Contraluz

    Mis registros poéticos

    por Juan R. Mena


(I) POESÍA CONVENCIONAL. Texto 1

Llamo poesía convencional a la que no se preocupa nada más que por el mensaje, el texto como significado, con el empeño en comunicar ideas o sentimientos, utilizando un estilo poético sin sorpresas expresivas y sin preocupación innovadora de imágenes, desvío y otros recursos que le supriman el automatismo a ese lenguaje oxidado por adjetivaciones y sintagmas ya empleados por otros autores.


ÓLEO DE BARRIO

Sale enero a tomar el sol. La calle
por donde antes pasara el mediodía
llorando, se ha secado. Suenan gritos
de niños, como piedras que cayeran
dentro de un pozo. Ladra un perro y cruza
un sol enfermo por las azoteas.
Abajo, como siempre, el cierro donde
hilvana su nostalgia la soltera
(«el pretendiente aquel que era bajito,
pero amable, Dios sabe a quién corteja»...)
Cotidiana, invernal fuga del tiempo
en la pasividad de la alhucema.
Las cinco de la tarde. Se levanta
un vientecillo sobre las almenas
donde lloran las sábanas con sordos
rumores el blancor de su pureza.
Desde las azoteas se ve el pueblo
tendido en la quietud de la marea
que le da un verde abrazo y la clausura :
geografía celosa y centinela
¿de qué ?,¿de sus salinas, sus esteros,
su puente, sus acacias, sus palmeras,
su paraíso de dormido tiempo,
retiro luminoso de la tierra ?

De Tierra escondida (1972)


(I) POESÍA CONVENCIONAL. Texto 2

Este poema incluye ciertas imágenes de que carece el texto anterior. En aquél predomina el realismo descriptivo sin apenas recurrir a ellas. Ahora se impone la intención de colorear, buscando un equilibrio de la forma con el tema y como huyendo del motivo escueto para que el poema no sea estrictamente realista y cubra su tema con una enumeración a base de metáforas, pero sin perder de vista el drama del contenido.


DICHO DE LA POBREZA DE RUTEBEUF

Heraldo y pregonera de mi llanto,
lágrima mía, escarcha de tristeza,
moneda mía única, oxidada
que saco del hondón de mi penuria,
del fondo de un bolsillo de mi pena.
Cuando llueves fluvial por mi mejilla
le pido a Dios que seas manso arroyo,
pequeña urna del sol, vidrioso estuche
donde va un historial desposeído
que disimula un triste contrabando
y se guarda el lamento tras los dientes,
reja y prisión de gritos y verdades.
Lágrima mía, débil patrimonio,
riqueza personal e intransferible,
agua de un manadero de vergüenza,
diurno y clandestino Guadiana
diminuta tormenta que me azota
en mi islote de yermo y soledades,
enamorada esposa, fiel amigo.

Sirve de estrella a reyes y poetas
e indícales que nada hay tan privado,
tan sincero quizás, tan perdurable
como tú, lenta lágrima elocuente,
desnuda identidad, frágil sustancia
que en la piel pone rúbrica nerviosa
y apresurada de lo más humano.

De Un resplandor antiguo enciende hoy mi memoria (1987)

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