Muchas veces se lee en la prensa las vidas desvencijadas de algunos individuos que, por dar rienda suelta a sus impulsos, han cometido una serie de fechorías.

Los miembros de la Casa Real Sueca, también tienen la vida desvencijada y, a veces, mucho más que cualquier otro ciudadano común y corriente. El rey Carlos Gustavo, la reina Silvia y sus hijos pudieran ser perfectamente los protagonistas de una tragicomedia. La escandalosa ruptura sentimental de la princesa Magdalena con su novio Jonas Bergström, las aventuras automovilísticas del príncipe Carlos Felipe y su nueva relación con una supuesta stripper, la luna de miel, de la princesa Victoria con su flamante esposo Daniel, encubierta por actos de corrupción; y la reciente publicación del libro “El monarca reticente” que trata de los supuestos amoríos del rey Carlos Gustavo con diferentes mujeres, prostitutas y visitas a clubes de striptease; son algunos ingredientes de un circo que va rodando por los medios de comunicación suecos.

Ciertas agencias de noticias y algunos periodistas son, en muchos casos, sirvientes de una clase dominante con mucho poder económico. Y la información de esas fuentes, no son sino una falsedad. O como diría Eduardo Galeano al referirse a este mundo mentiroso:

Hace mil años, dijo el sultán de Persia:

- Qué rica.

El nunca había probado la berenjena, y la estaba comiendo en rodajas aderezadas con jengibre y hierbas del Nilo. Entonces el poeta de la corte exaltó a la berenjena, que da placer a la boca y en el lecho hace milagros, porque para las proezas del amor es más poderosa que el polvo de diente de tigre o el cuerno rallado de rinoceronte.

Un par de bocados después, el sultán dijo:

- Qué porquería.

Y entonces el poeta de la corte maldijo a la engañosa berenjena, que castiga la digestión, llena la cabeza de malos pensamientos y empuja a los hombres virtuosos al abismo del delirio y la locura.

Un insidioso, de esos que nunca faltan, comentó:

- Recién llevaste a la berenjena al Paraíso, y ahora la estás echando al infierno.

Y el poeta, que era un profeta de los medios masivos de comunicación, puso las cosas en su lugar:

- Yo soy cortesano del sultán. No soy cortesano de la berenjena.

Dicen que no hay mentira que dure cien años. Tres valientes periodistas, Thomas Sjöberg, Deanne Rauscher y Tove Meyer, que no son cortesanos de la Casa Real Sueca, pusieron al descubierto las aventuras sucias e infidelidades del monarca sueco cometidas hace muchos años. La noticia fue la confirmación de muchas especulaciones acerca de la secreta y desvencijada vida del rey Carlos Gustavo. Un hombre, sin lugar a dudas como muchos suecos, de doble moral. Por un lado, se esfuerza por dar la apariencia de ser un padre correcto, abnegado, hogareño y un marido cariñoso y fiel. Por otro lado, fue -y pienso que debe seguir siendo- amante del sexo duro, fiestas con mucho alcohol, comida, mujeres jóvenes y orgías sexuales.

Según los autores del libro, el rey Carlos Gustavo y una pandilla de personas adineradas, solían juntarse en torno a lujosas fiestas que, muchas veces, terminaban en tremendas orgías sexuales. Uno de los clubes nocturnos a los que asistían, estos mafiosos de guante blanco, pertenecía a la mafia yugoslava. Además, el regente sueco gozaba de un cafiche que le conseguía mujeres atractivas conquistándolas con alcohol, comidas lujosas, regalos y quién sabe hasta con droga y dinero. Cuando las integrantes del grupo estaban ebrias y calientes, gracias a un ambiente de prostíbulo pomposo, empezaban a desnudarse. Y ya se pueden imaginar ustedes, lo que esos pandilleros hambrientos de esas bellas muchachitas, hacían con ellas. Los tres periodistas aún no han publicados las partes más íntimas de esta depravada historia, y aseguran que en caso de que el rey inicie un juicio por difamación, pues ellos la publicarán y, además, estarán presentes en el juicio, como testigos, mujeres con las que el rey tuvo relaciones sexuales.

Muchas mujeres, que fueron víctimas de esos malhechores, no quieren salir a luz con su nombre, ya que dicen “no estar orgullosas” de esos incidentes negros cometidos en un período de sus vidas. Sin embargo, la ex modelo y cantante del grupo “Army of Lovers”, Camilla Henemark, ha declarado a la prensa la relación que tenía con el rey. Sin entrar en detalles íntimos, ha dicho que tenía temor de que alguien le apuntara con el dedo señalándole como la amante del rey. La reina Silvia, sabía de nuestra relación, acotó.

Lo mas cómico de esta infame historia, es que agentes de la policía secreta sueca (SÄPO), sabían de los amoríos extramatrimoniales del rey. Y fueron cómplices porque lo protegieron en sus juergas sexuales, y hasta aseguran que un par de veces lo llevaron en coche hasta el palacio.

Cabe aclarar que en el círculo social del rey, se aceptaban solamente mujeres guapas y jóvenes. Es decir, una mujer que, según esos corruptos hombres, estaba a punto de perder su “belleza física”, la echaban del grupo. El mismo destino corrían aquellas mujeres que eran consideradas un peligro. Los periodistas, arriba mencionados, comentan que el rey Carlos Gustavo tiene un concepto vulgar de las mujeres: “las mujeres jóvenes son un medio de relajación, así como el café”. Esta forma denigrante de ver a las mujeres solamente como objetos sexuales, ha repugnado, naturalmente, a muchas damas. Según el periódico “Noticias del Día” (Dagens Nyheter, 27 nov. De 2010), el apoyo a la monarquía, cada vez, disminuye. Y son precisamente las mujeres y las personas de 18 a 45 años que quieren una cambio radical. Solamente el 51 por ciento de la población sueca quiere que el rey siga en el trono. Mientras que la demás gente son de la opinión de que su Majestad, Carlos Gustavo, debería ceder el trono a su hija mayor: la princesa Victoria.

Nadie duda que el soberano sueco es un viejo verde, tan verde que no ha podido desmentir absolutamente nada de lo que se escribe en el libro “El monarca reticente ”. A los pocos días de su publicación durante una rueda de prensa, fue bombardeado con preguntas respecto a sus jaranas extramatrimoniales. Extremadamente nervioso, y apretando la parte superior de un bolígrafo mil veces por minuto, dijo que aún no había leído el libro y, por lo tanto, no podía hacer un comentario. Y añadió que había hablado con la reina y sus hijos; y pues daba vuelta a la página de la historia para seguir adelante. Así, más o menos, como uno da vuelta a la página de un periódico. De esos simples análisis parece estar hecho el regente sueco que se hace bien al sueco. O sea, según la ingenua y estúpida filosofía del monarca Carlos Gustavo, podríamos cometer cualquier fechoría y dar vuelta a la página para emprender un camino hacia adelante. Pero cuando uno comete actos ilícitos, como él y su pandilla, pues deberían ser juzgados por la ley, ¿no es cierto? Sabemos por demás que la monarquía sueca, como sistema político, es injusta, corrupta y anti-democrática. En consecuencia, el rey Carlos Gustavo, gracias a su inmunidad, saldrá una vez más libre de sus pecados. Sus acomodados compinches, de caras cortadas por el destino, quedarán también libres gracias a sus contactos y dinero. Así funciona la clase adinerada en todas partes del mundo.

Para ser más exacto: Si yo, hombre mayor de edad, viejo zorro y cabeza negra; utilizo, igual que el rey y su pandilla, mi astucia y experiencia para llevar mujeres jóvenes a mi casa. Y luego les invito comida y mucho alcohol de manera que se arme un ambiente propicio para una orgía sexual. Lo más probable es que cuando les suba el alcohol a la cabeza, y por insinuación mía, empiecen a quitarse la ropa. Y yo ahí feliz aprovechándome de ellas. Entonces también estoy seguro que me denunciarían a la policía y, pues, sería juzgado ante la ley. Este mismo camino tendría que seguir don Carlos Gustavo y sus mañosos amigos por depravados sexuales.

Ver Curriculum