LA VOZ DEL REALISMO SOCIAL
“No critiques a tus enemigos,
que a lo mejor aprenden.”
Juan Goytisolo

Juan Goytisolo, importante también como teórico de la literatura, es, a la vista del conjunto de su obra, el novelista más importante de la generación del medio siglo y autor de una de las novelas más
singulares de toda la postguerra, Reivindicaciones del Conde don Julián. Dado a conocer en 1954 con Juegos de manos, su obra progresa con una gran regularidad y constancia, y sobre todo en un camino de
perfeccionamiento que le sitúa, por el momento, en un privilegiadísimo puesto dentro de nuestra novelística.
Goytisolo es una de las figuras más estimadas de la narrativa actual, considerada como representativa de la literatura comprometida social y política, y en su momento uno de los escritores más importantes
del realismo crítico o realismo social. Su obra fue prohibida por la censura franquista desde 1963 hasta la muerte del dictador. Fino intérprete de la actualidad y de los países de cultura islámica, es
una de las más relevantes figuras intelectuales del momento.
Juan Goytisolo Gay nace en Barcelona el 6 de enero de 1931, hermano de José Agustín y de Luis Goytisolo. En su ciudad natal estudia el bachillerato y la carrera de derecho. En 1957 se marcha a París,
ciudad en la que reside habitualmente y donde desarrolla una intensa actividad editorial como asesor de la editorial Gallimard. Entre 1969 y 1975 fue profesor de literatura en las universidades de
California, Boston y Nueva York. Desde la muerte de su esposa, Monique Lange (1996) ha fijado su residencia en Marrakech. Ha sido galardonado con el premio Europalia (1985), en 1993 se le ha otorgado el
premio Nelly Sachs y en 2002 ha obtenido en México el premio Octavio Paz. Desde abril de 2007 la biblioteca del Instituto Cervantes de Tánger se denomina Biblioteca Juan Goytisolo.
Sus mejores críticos han reconocido en su obra varias etapas. La primera vendría marcada por una todavía fuerte presencia del subjetivismo narrativo y una interpretación lúdica y evasiva de la realidad. A
ella pertenecen
Juegos de manos y
Duelo del Paraíso (1959). Una segunda etapa viene marcada por la acentuación de la temática crítico-política y por la utilización de una técnica más objetiva. Está
formada por la trilogía “El mañana efímero”:
El circo (1957),
Fiestas (1958) y
La resaca (1958). A partir de La resaca se suele admitir una nueva época en el autor, que se inicia con
La isla (1961),
novela ya de una implacable técnica objetiva y de crítica antiburguesa. Esta crítica aparece también en
Fin de fiesta (1962). Habría que señalar, finalmente, una nueva época, formada por
Señas de
identidad (1966) y
Reivindicación del Conde don Julián (1970) y
Juan sin tierra (1975), tal vez, sus obras más celebradas. En
Makbara (1980) y
Paisajes después de la batalla, se refleja una nueva actitud
narrativa, cada vez más experimental y destructiva de las formas tradicionales, próxima a los cánones del “nouveau roman”. En las
Virtudes del pájaro solitario (1988) intenta conjugar la mística sufí y la
poesía de san Juan de la Cruz. Su última novela ha sido
Carajicomedia (2000). Ha escrito libros de viajes,
Campos de Níjar (1959) y
La Chanca (1962); la autobiografía
Coto vedado (1985) y
En los reinos de
taifa (1986), también de carácter autobiográfico; y los ensayos
Problemas de la novela (1959), toma de posición sobre el quehacer narrativo,
El furgón de cola (1968),
Disidencias (1977),
Libertad,
libertad (1978),
El problema del Sáhara (1979),
Crónicas sarracinas (1981),
Estambul otomano (1989),
Crónicas de Sarajevo (1994),
Argelia en el vendaval (1994),
El bosque de las letras (1995),
Cogitus
interruptus (1999) y
Pájaro que ensucia su propio nido (2001). Ha publicados también la Obra inglesa (1972) de Blanco White, así como algunos guiones documentales para la televisión como Al-Qibla.
La constante superación estilística y formal y la ampliación temática hasta unos asuntos realmente ambiciosos son muestra de la sinceridad del hacer de este escritor que, a través de inseguridades, ha
llegado al alcanzar una auténtica cima. Y como nos ha dicho el escritor catalán: “Yo no busco un gran número de lectores, sino un cierto número de relectores”.
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