MALDIGO
Maldigo aquella noche
la primera
y todas las demás
en las que te veía sigiloso entrar
en aquella habitación
donde estaba mi hija
siendo yo tu compañera.
Princesa callada y triste
nunca supe leer tus labios
apretados
ni interpretar tus gestos
cansados
Es caprichosa chiquilla
no la supe educar
quizás es la pubertad
que en sus ojos brilla
cuando veía una lágrima resbalar
por tus mejillas.
Razón y locura cabalgaron juntas
estrecharon sus lazos
y se fundieron en la delgada línea
que las separaba
de ese abismo de horror
donde habitaba tu corazón.
Y se atrevió a mancillar
ese pequeño cuerpo
convirtiéndolo en un lodazal
de sentimientos
Tu mirada a hurtadillas
con la cara enrojeciendo
tus arcadas matutinas
no eran caprichos de niña
porque estabas envejeciendo.
Mi alma quiero romper en jirones
para poder vestir tu piel
y sanar tus heridas
aunque se me vaya la vida
merezco beber esta hiel
por no haberte comprendido
por haber creído en él.
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