• Dean Simpson

    Letras en el horizonte

    Las novelas de Carlos Ruiz Zafón

    por Dean Simpson (Boston)


Siendo profesor de lengua y literatura, tengo que pensar en qué libros quiero leer cada semestre con mis estudiantes. Para variar y mantener el curso al día, casi nunca repito la selección de textos. En las clases de escritura usamos los textos como eje central para lo que hacemos en clase, con lo cual es menester elegir libros con acción y, si es posible, con alguna transcendencia cultural o simbólica. Como la mayoría de los estudiantes es estadounidense y lee en un idioma que no es el suyo, no suelo empezar el semestre in medias res y echarles despiadadamente a las páginas de Bolaño o Delibes, así que busco libros más accesibles, de intriga muchas veces, para engancharles y arrancar con suavidad. Últimamente he escogido las novelas juveniles del escritor español, Carlos Ruiz Zafón.

Aunque Zafón sea más conocido por su novela de fama internacional La sombra del viento (2001) y la que salió después, El juego del ángel (2008), no se debe subestimar la calidad de las cuatro novelas juveniles que escribió antes. Éstos comparten las mismas características y temática: el amor, la muerte, los fantasmas, el misterio, la amistad, ritos de pasaje, etc., todo impregnado de un ambiente gótico y oscuro. En El príncipe de la niebla (1993) hay incendios, ahogos, un demonio cobrador de almas, neblina, y payasos y estatuas que se mueven en la noche. El palacio de la medianoche (1994) tiene como trasfondo un orfanato en Calcuta y una abandonada estación de trenes. Hay constantes referencias a locomotoras fuera de control, el fuego y la muerte. El tercero, Las luces de septiembre (1995), está repleto de sombras, juguetes metalizados, ahogos, nostalgia y terror. El último es Marina (1999), cuyo formato y contenido son similares a la novela anterior, pero con incluso más elementos macabros: muñecas de metal, hueso y piel, hechos de cadáveres en las cloacas de una Barcelona gótica, seres enfermizos de piel traslúcida que viven en mansiones antiguas en ruinas y sin electricidad.

A decir verdad, muchas veces me pregunto ¿cómo pueden clasificarse estas novelas como 'juveniles'? Huelga decir que mis estudiantes me hacen la misma pregunta. Algunos escriben en sus redacciones "que les infunde un verdadero terror leer estas páginas a las dos de la mañana, que si hubieran leído estas páginas a los trece años (el supuesto público en mente), habrían acabado en el manicomio, que si el libro juvenil es así, no se atreverán a acercarse a los géneros destinados a los adultos", etc.

Creo que lo que aparece en estas novelas de Zafón está fuera de su manera de entender la literatura. Con un concepto muchas veces vago de los que es el realismo mágico, los estudiantes ven la literatura zafoniana como semejante fenómeno, y en parte lo es, pero cuando el texto llega a su clímax y la saturación de magia traspasa su “zona de confort”, se preguntan por qué los protagonistas no tienen también poderes mágicos para combatir el mal. Quizás tanta lectura de Harry Potter influyera en este desengaño, porque el bien triunfa sobre el mal, precisamente porque hay magia en los dos lados del conflicto. Los personajes en las novelas zafonianas, sin embargo, solamente tienen los pies para correr y la astucia para escabullirse.

A pesar de todos los detalles tétricos y macabros que penetran las páginas de estas novelas, me da la impresión de que por lo general les gusta leer estas novelas, precisamente porque la novedad les incita a pensar en una manera diferente. Son bellamente góticas y felizmente trágicas. Cuando salga la próxima novela de él, la meteré de inmediato en la lista de libros para el semestre siguiente.

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