Ahora sí que ha llegado la ruina a España, una nación de
naciones mal avenidas, donde sus jóvenes investigadores, tanto
del mundo de la ciencia como de las letras, han de emigrar en
busca de mejores espacios para desarrollarse, en aquello para lo
que han sido formados en su propio país. Multitud de
científicos, con una hoja de servicios impecable, se quedan en
la calle, a pesar de su alta formación. Lo peor que le puede
pasar a un Estado es caer en la estupidez de lo mediocre.
Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia
y la tecnología, que ha de avanzar hacia una economía sostenible
e innovadora. Si me lo permiten, los recortes presupuestarios
han de darse en el ámbito político, jamás en lo que acrecienta
la cultura de un pueblo. Hoy, más que en otro tiempo, nos
interesan estos jóvenes científicos, para avanzar y salir de la
crisis. Sin embargo, sobran aquellos políticos que han hecho de
una vocación de servicio el mayor negocio y la mayor corrupción
de todas las épocas.
No entiendo porque han de irse estos jóvenes formados en España,
lejos de su tierra, cuando más los necesitamos aquí. Se
confunden los políticos españoles, se engaña el gobierno
español, utilizando las tijeras en lo que es el alma de la
prosperidad de las naciones y el manantial de luz de todo
progreso, la ciencia. Un pueblo que no cuida y protege a sus
artistas o a sus científicos, es un pueblo que camina hacia la
miseria y la necedad. Hemos vuelto a una situación
verdaderamente alarmante, justo en un tiempo en el que es
esencial adaptar y mejorar los medios y los métodos de vida,
fruto de la observación de la complejidad de los fenómenos que a
diario se producen en nosotros y en lo que nos rodea. Sin duda,
todos los enfoques científicos demandan del apoyo social, no en
vano trabajan al servicio del bien de las personas y de toda la
humanidad, atentos a la dignidad de todo ser humano y al respeto
de la creación.
Hay que cuidar al ser humano, pero también a su hábitat. A
medida que la economía verde progrese, alentada por una
verdadera escuela de moral que es lo que ha de ser la ciencia,
todos ganaremos. Ya lo dijo el eterno y siempre actual, Miguel
de Cervantes Saavedra, "ninguna ciencia, en cuanto ciencia,
engaña; el engaño está en quien no lo sabe". Por consiguiente,
un país que no estimula la investigación científica es un país
que tiende a la ruina de sus ciudadanos, y a la decadencia
social. Con esta huida de científicos, España, tiene todas las
papeletas para el desastre. Las sociedades venideras deben ser
sociedades del conocimiento, capaces de utilizar la ciencia para
salvar vidas humanas y para discernir los nuevos problemas. Por
tanto, este país va en sentido contrario; puesto que, es más
preciso que nunca, movilizar hombres de cultura y de ciencia,
para injertar de manera integradora la ciencia a la vida.
Devaluar el mundo científico es como insultar a la naturaleza en
primavera. Una nación puede vivir sin políticos, pero el papel
de la ciencia y los científicos es insustituible para
evolucionar hacia sociedades sostenibles y sustentables. La
ciencia es el motor que no puede pararse, el carburante para los
nuevos tiempos, la luz para el aprovechamiento de los recursos.
Habida cuenta de la importancia que tienen las ciencias en
relación con las cuestiones del medio ambiente y el desarrollo,
en lugar de recortar presupuesto, hay que fortalecer la
capacidad científica y tecnológica; es más, habría que
fortalecer la infraestructura científica en escuelas,
universidades e instituciones de investigación. Hace mal, muy
mal el gobierno español, recortando en la formación científica.
Olvida que la economía global depende cada vez más del impulso
del sapiencia y requiere una fuerza laboral instruida en
ciencias y tecnologías para combatir desde la pobreza al cambio
climático.
Las ideas científicas hay que propagarlas, no pueden permanecer
en un cajón, dormitando en el silencio, vivimos una época en la
que las naciones avanzan en la medida que promueven la actividad
investigadora. El caso de España, es un monumento a la idiotez y
una ofensa al investigador. La cifra global asignada a la I+D+I
es de 6.397,63 millones de Euros, lo que supone 2.192,16
millones menos de lo aprobado para el 2011, es decir, un 25,52%
menos. El descenso es generalizado por tipo de actividad y de
operaciones y es claramente superior al porcentaje de reducción
que se ha aplicado al conjunto de los Presupuestos. La comunidad
científica, al igual que los pobres, no pueden pagar las malas
gestiones de gobiernos. La cuestión de la corrupción política,
en este país, ha hecho un daño enorme en los caudales públicos.
El día que los condenados por este tipo de hechos, devuelvan
todo lo robado, con sus intereses incluidos, o abonen con
trabajos a la sociedad lo que se han llevado gratuitamente,
mientras otras familias subsistían, tendremos presupuesto
suficiente para estas gentes de ciencia y de arte.
Es una lástima que la creatividad sufra mermas económicas cuando
más se requiere. La documentación sistemática de países punteros
en investigaciones científicas, como USA, demuestra que la
investigación académica más útil para los profesionales de las
empresas es la financiada por el Estado, realizada en
Universidades de investigación y publicada en revistas
científicas. Además, los políticos españoles deberían saber que
la mayoría de los avances científicos se realizan con
investigación básica financiada por el Estado. Por otra parte,
nuestros dirigentes han de considerar que el crecimiento
económico depende cada vez más de la investigación. En
consecuencia, el tijeretazo en estos recursos no es de recibo,
como bien decían en su programa electoral, con el que ganaron
las elecciones y hoy forman gobierno: "apoyaremos decididamente
los centros tecnológicos, los centros de apoyo a la innovación
tecnológica y los parques científicos... Ofreceremos a la
sociedad un mapa nacional de recursos científicos y
tecnológicos... " Desde luego, las palabras que no van seguidas
de hechos, no valen nada. Por mi parte, subrayo otra vez: la
ruina de España está servida; le falta el activo rodaje del
mundo científico y tecnológico. Rectificar es de sabios.
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