La esperanza es un hilo tan áureo como frágil.
La alegría perfuma por poco tiempo el alma,
pero el dolor le deja la señal de su garfio.
Aunque de mi te alejes, mis ecos te acarician.
Aunque de mí te olvides, mi sombra te acompaña.
Casi siempre los sueños se colocan
sobre un castillo efímero de naipes.
Del recuerdo al olvido, la distancia más corta.
Realidad, aduana para sueños.
Burlar esa aduana pocos pueden.
Vivir es empujar el tiempo cuesta abajo.
Creer es empujar el tiempo cuesta arriba.
Desde la otra acera el ayer nos saluda.
Sin poder corregirse, nos dice adiós con pena.
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