POR FAVOR
Te pido por favor que me prestes tu sonrisa. Sé que es insólito,
que no va a ser fácil complacerme, pero quiero y necesito saber
qué se siente al sonreír.
Te veo con esa sonrisa clara, diáfana, alegre y entonces me
pregunto ¿qué se sentirá cuando el rostro se distiende de esa
manera, cuando los ojos se prenden de luces que chisporrotean
por doquier, cuando la boca se pone más rosada, más tibia, más
hermosa mostrando los dientes que se ven blancos e inmaculados
por el brillo del contexto?
¿Qué se sentirá cuando el alma canta a través del sonido de la
risa, o cuando el aleteo de la nariz semeja alas que vuelan al
viento, o la frente se contrae y se mueve rítmicamente al compás
de los suaves vaivenes de los hombros?
¿Qué se siente al reír?... ¡no lo sé!... por eso te pido que por
favor me prestes tu sonrisa.
Me la pondré sobre la cara para sentir ese brillo, ese calor,
esa alegría, ese placer que se nota en las personas que ríen.
Pero no temas, te la devolveré pronto, sólo quiero saberlo para
estar preparada, para darme cuenta que si algún día mi corazón
se inflama de alegría, mi cara se prende de rubores y dulzuras,
mis ojos se encienden e iluminan y mis hombros bailan suave, es
solamente porque estoy riendo, nada más y nada menos…¡porque
estoy riendo!, ¡porque soy feliz!
HOY TE NECESITO
No me sueltes la mano. Hoy te necesito.
Nunca como hoy quiero tenerte a mi lado. Sentir el calor de tus
labios sobre mi piel. De tus manos recorriendo mis ríos; de tu
esencia explotando en mí con sus sabores y aromas.
No me sueltes la mano. Hoy te necesito.
Deseo me abraces, y en silencio ver cómo explota la luna en mil
estrellas y con ellas me formes un racimo donde enlaces el calor
de tu mirada, el sabor de tus besos, la suavidad de tus manos,
la belleza de tu cuerpo.
Por eso amor, no me sueltes la mano. Hoy te necesito.
EL DÍA QUE TE VAYAS
El día que te vayas esconderé mi sombra para que no siga tus
huellas;
Opacaré mis sentidos para no extrañarte;
Ataré mi andar para que no parta hacia tu encuentro;
Vendaré mis ojos para que no indaguen dentro de mi alma;
Taparé mi boca para que no pueda susurrar tu nombre;
Fijaré mis pies para que no vuelen a tu nido;
Adormeceré mis manos para que no extrañen la ausencia de tu
cuerpo.
Y así, rota, deshecha, transformada, reinventaré una historia
donde mi lógica quizá no entienda, pero seguro me llevará a la
paz de la locura, sacándome del infierno de tu ausencia.
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