ROMANCERO CONSTITUCIONAL DE LA ISLA DE LEÓN 1810-CÁDIZ 1812

Como dice el autor en A MODO DE PRÓLOGO, este poemario que
“representa el intento de homenajear a una época y a unos
hombres y mujeres que vislumbraron un futuro sin las ataduras
del poder absoluto…”, se edita en un tiempo en que la
sensibilidad ciudadana está más preparada que nunca para
escuchar de boca del poeta, como si fuera un romance de ciegos,
esta proclamación de la libertad del pueblo para modernizarse a
través de sus representantes políticos.
Por medio de un romancero de aproximadamente 600 versos
octosílabos fragmentado en romances con diversas rimas, el autor
nos va contando la historia de la resistencia de las dos ínsulas
gaditanas ante los franceses, empezando por el dos de mayo en
Madrid, así como la inquietud esperanzada del embarazo de la
Constitución en la mente de aquellos en quienes el pueblo confió
su destino.
Licenciado en Geografía e Historia y profesor de esta misma
disciplina, el autor ahonda en las esencias de la libertad
vinculada a esa etapa histórica que canta mucho más allá de un
pregonero de plaza: “Vino gente de Castilla, / de Aragón y las
Américas, / las Filipinas también / levantaron su bandera. / Se
trataba de encontrar / nuevos proyectos e ideas / que alejaron al
francés / de nuestra bendita tierra…”
A tenor de su licenciatura en Historia, hemos de decir que Ramón
Luque, por una experiencia pedagógica añadida a su propósito de
narrar en verso estos acontecimientos ya bicentenarios, se nos
presenta como un español de aquellos tiempos, y como jienense
que tiene en su oído genético los rumores de la batalla de
Bailén, pone su alma en esta labor casi docente de enseñar
deleitando, como querían los clásicos: “Sin darle tregua al
descanso se construyeron defensas / utilizando ilusiones / y las
piedras ostioneras. / El gran Diego de Alvear, / buen militar y
estratega, / hizo de la Isla y Cádiz / una recia fortaleza…”
Su comienzo tiene sabor de plaza en la que se despliega la
emoción juglaresca: “Escuchen con atención, / que venga el alma
festiva / para saber de una historia / ocurrida en la Bahía. / Vengan
los hombres de bien, / mujeres de valentía, / que los hechos que
aquí narro / orgullo son y alegría / de un Cádiz trimilenario / cuna
de paz y justicia…/
Por esta misma razón, el autor va narrando hechos
trascendentales acaecidos en la península -con énfasis en la
famosa Batalla de Bailén, tan decisiva para la futura derrota de
los galos- y en Cádiz y su entorno, muy especialmente -por
ejemplo, la Batalla del Portazgo-. Rememora algo del pasado de
Cádiz, como el saqueo de los ingleses, así como su anecdotario
callejero, donde no faltan “los duros antiguos” ni el
inolvidable “Tío de la tiza”.
Escrito en clave de épica popular, Ramón Luque, compañero de la
Tertulia Río Arillo e inquieto colaborador de Radio la Isla, en
compañía de miembros de la Tertulia, nos ha dejado, como si se
tratara de un testamento que nos llegara de aquel dramático
entonces, un memorial de los antecedentes, circunstancias y
contenido parafraseado de la Constitución de Cádiz, la famosa
”Pepa”. Ilustrado con fotos de la Isla y de Cádiz que sirven de
referencia inexcusable, este romancero queda como testimonio de
un hecho histórico que en estos dos años presentes emerge como
un iceberg de gozo y seña de identidad de un pueblo que quiso
ser libre y gobernarse con sus propias leyes, porque ”No puede
callar el pueblo / lo que grita el corazón, / un coro con sus
latidos / pletóricos de ilusión”.