No quiero hacer apología de este extraño Reino de Dinamarca.
Yo, un socialista de corazón, debo aceptar con profundo dolor
del alma que este sistema danés de derecha, socialista y
monárquico, me cae bien.
Estado de la Unión Europea y miembro fiel de OTAN.
Y además lo dirigen las mujeres.
Este Estado es tan matriarcal que yo acostumbro a llamarla LA
ESTADA DANESA.
Hoy me vino a visitar Charlotte, la enfermera. Por ley, todos
nosotros los
ancianos tenemos derecho a una visita semanal de una enfermera
que viene
a ver si aún estamos vivos. Y gratis.
A pesar de este servicio del Estado, aun mueren muchos viejitos
y viejitas solos en sus departamentos.
Charlotte (traducido al español sería Carlota) es una jovencita
de cuarenta
años de edad, hermosa como un amanecer y parlanchina cuan
urraca.
Le sirvo una taza de café y conversamos acerca de la vida, el
dinero, la
política, el football, y el tiempo. Constata en su agenda que
aún estoy vivo
envía su informe electrónicamente a LA ESTADA DANESA
y se va saltando cuan colegiala a visitar al próximo súbdito
Todos la esperamos con ansias. Y nos flirtea y ríe a
carcajadas.
Ay Charlotte...
Antes de su visita tuve que ir al dentista, mejor dicho a la
dentista.
Una de mis muelas chilenas se decidió a entregar las
herramientas.
Helene (Helena en español) es una niñita de veinticinco años de
edad, rubia
como la era en un campo chileno y de ojos tan azules que te
hacen llorar.
Con una destreza de gasfíter hizo zíp y zap y salió la pobre
muela, gritando
y gimiendo y pataleando, cuan pez sacado de sus aguas. Y ahí
quedó
en el consultorio de la diestra dentista, agonizando y
suspirando por ella.
Y toda esta linda experiencia controlada y pagada por LA
ESTADA.
Luego vi un debate en la televisión. La dirigente del Partido
Popular Danés, de
ultra derecha y base primordial del gobierno conservador
liberal, se agarró a
encontronazos con la dirigenta del Partido Radical de
Izquierda, partido de derecha
moderada en realidad, pero pieza indispensable de la oposición.
No importa lo que debatían. Ambas son diestras políticas,
audaces y atrevidas.
Ambas son las mandamases de la situación política del Reino.
Ambas son opositoras de este socialismo de ultra derecha.
Pero son pagadas por LA ESTADA y viven una vida de lujo gracias
a ELLA.
Ay, Dinamarca...
Conversé con mi vecina congolesa, Rachel. Hablamos sobre la
situación de
nosotros los extranjeros en Dinamarca. Rachel, también una niña
muy joven y
hermosa como una noche de primavera en el continente negro,
piensa que
los daneses nos dividen entre "claros" y "oscuros". No blancos
y negros.
(Cuando los extranjeros nos encontramos, la conversación
obligatoria es La Integración).
A los oscuros los tratan mal y a los claros nos tratan más o
menos no más.
Yo estuve muy de acuerdo con ella y me miró con ojos de pantera
negra.
Su marido, Jean-Deniss, trabaja en el Centro de Planificaciones
del Tercer Mundo,
una institución estatal que hace proyectos de desarrollo en
Irak, toda África y
Pakistán e India.
Sus dos hijitos de tres y cinco años de edad van a un jardín
infantil estatala gratis. Son dos
chiquititos alegres y sus grandes sonrisas me hacen pensar en
el sol.
En fin, mi querida novia Jakeline me sonríe desde su balcón en
el edificio del frente.
Vivimos todos en un condominio estatala llamado El Caballo que
Mató a la Vieja
(en danés Horse de Kild de Vej) a dos pasos de la famosa y
milagrera Calle Larga de
Valby. Me juntaré con mi deliciosa Jakeline esta tarde. Me
murmura con sus dulces
labios "estás escribiendo un milagro, mi amor", mientras tiende
su ropa recién lavada.
Voy a dar una vuelta por La Calle Larga de Valby y me encuentro
con la chilena Rosa
Sandoval. Una viejita astuta y ágil que trabaja en la Real
Comuna de Copenhague en
un proyecto llamado REDEN (EL Nido). Miles de adolecentes y
niños drogadictos, alcohólicos,
prostituidos y criminales son rescatados por esta institución
estatala que Rosa dirige.
Llegó a Dinamarca a comienzos de la década de los ochenta y
comenzó su
vida danesa haciendo aseo en Los Reales Correos Daneses.
Muchas veces nos juntamos en el Café Ciré a tomar cerveza y
arreglar el mundo.
Ella iba un poco apurada a conversar con una familia palestina
cuya hija Amida de
trece años de edad fue apaleada y violada por una banda de
niños iraquíes mientras
estaba bajo la influencia de heroína.
Como yo tenía casi todo el día por delante resolví ir a
consultar a mi médica acerca del
insistente dolor de mis rodillas, que me ha atormentado durante
ya muchas semanas.
Tomé un taxi manejado por una paquistana tan parlanchina como
Charlotte, y en menos
de quince minutos me dejó frente a la puerta de mi doctora Lise
Johansen.
Lise es una mujer de aproximadamente setenta años de edad y ha
sido mi médica
desde que llegué a Dinamarca en 1975. Recién llegado, me
enfermé con una extraña
alergia en la piel y cual no sería mi sorpresa cuando me
encontré con una mujer mandándome a sacarme la ropa! Yo me negué, protesté, zapateé
y ella me
dijo "SI NO TE SACAS LA ROPA DE VOY A DAR DOS CACHETADAS EN EL
POTO!"
Bueno, Lise me revisó y muy tranquila me dijo: Ian, lo que pasa
es que estás muy guatón
y tus rodillas no aguantan tu peso. Tienes que adelgazar, viejo
flojo!
Me recetó analgésicos y me despidió con un alegre abrazo.
Y debo añadir que todo es sistema danés de salud es gratis. No
hay gente que
quede marginada de él.
Bueno, debo confesar que tan gratis no es. Todos contribuimos
con altos impuestos.
De regreso en mi casa vi a la Reina Margrette II defendiendo la
distribución gratis de heroína a los narcómanos. Qué mujer, dios mío... Qué mujer!
Y como ya llegó la tarde, voy a casa de Jakeline, la más bella,
inteligente y talentosa de todas.
Åh, Jakeline... ¡Viva LA ESTADA DANESA!
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