
Me dedica mi amigo Guillermo Portillo (Cádiz, 1930) un libro de
sonetos. El poeta es autor de una larga andadura que, como dice
Antonio Murciano, estuvo junto a otros poetas y amigos del Grupo
gaditano Platero, empeñado en esos “trotes” para sacar adelante
la poesía en los tiempos de plenitud de la llamada generación de
los años cincuenta.
En la primera solapa del libro hay referencias críticas acerca
del poeta por parte de Manuel Martínez Alfonso, de Pilar Paz, de
Antonio Murciano, de Antonio García Morilla y de Jorge Portillo.
Se abre el poemario con un soneto, sigue con una introducción de
Silverio J. de la Yeza Chico, un prólogo de Juan José López
Rubio y un preámbulo del autor. El sonetario en sí consta de
diez partes en las que se intercala grabados históricos alusivos
a los temas. Todo él está traspasado de esa luz y de ese mar que
nos anuncia en su título. El sentimiento lírico es como hilo
conductor que lleva a los lectores a símbolos y lugares de esa
ciudad y su entorno, como si fuese un cicerone entusiasmado con
lo que muestra, pero también tiene caracteres de rasgos épicos,
si con esto entendemos que hay un afán por cantar lo que es
patrimonio de todos los ceutíes, como el Foso, el Hacho, la
Muralla de Ceuta y la pesca con los peces característicos de sus
aguas, las canciones al tercio de la Bandera vieja, el puerto y
el cabotaje, los amigos…
Todo el libro es un testimonio de amor a Ceuta en lo
concerniente a esa ciudad dentro de una singladura poética en la
que el soneto, bien medido y airoso, va configurando una
exposición pictórica como para visitar a través de la lectura,
como vemos en este soneto, uno de los más notables de la
colección con que Guillermo Portillo demuestra su amor a la
histórica ciudad africana y española.
CEUTA
Ceuta española y antes portuguesa.
Y don Julián, el conde visigodo.
Y fenicia y romana, y, de otro modo
navegante de Enrique y de su empresa.
Calipso estuvo entre sus aguas presa.
Y en el Hacho refugio y acomodo
hábil buscó. Con Hércules fue todo,
más que dintel, columna con sorpresa.
Ceuta que en el furor de las pasiones
de los hombres sufriste los desmanes
y sus cortejos enamoramientos.
Que te adueñaste de los corazones
de los cristianos y los musulmanes…
Ceuta perenne, mito de los vientos.
Hemos de considerar que este libro de sonetos puede ser para los
ceutíes como un “clásico” en la bibliografía local dedicada a
enaltecer los distintos valores de la ciudad. Un acierto del
Instituto de Estudios Ceutíes a la hora de editar este libro de
sonetos como si fuese una trayectoria que nos guía por los
valores físicos y sociales de la ciudad cantada y sus
alrededores.