LA VOZ DEL TINAJERO DE GUAREÑA
"-Quién te jizo campesino, desgraciao?
¿Quién te trujo pa estos cerros?
Güervete pa tu Sanroque deseguía,
güervete pa tus tinajas, tinajero?"
Luis Chamizo

Luis
Chamizo -como nos decía el académico Ortega Munilla en
el prólogo de El miajón de los castúos- es ocasionalmente
poeta y fundamentalmente tinajero. Es decir, que su
verdadero oficio en la sociedad, es construir, allá en sus
talleres de Guareña, recipientes para el aceite y para el
vino. El poeta tinajero ha querido contar cosas de su raza,
en el estilo de su raza, con el decir de los rudos
extremeños.
Luis Florencio Chamizo Trigueros nace en Guareña, provincia
de Badajoz, el 7 de noviembre de 1894. El padre de Chamizo
comenzó su vida pobremente y trabajó porque la tinaja
ventruda se estilizase. El padre de Chamizo, el inventor de
la tinaja cilíndrica, fue un revolucionario de la alfarería.
A muy temprana edad Chamizo compone sus primeros versos. El
poeta de Extremadura se traslada a Madrid, donde cursa el
bachillerato, que finaliza en Sevilla, donde prosigue los
estudios de Perito Mercantil. En los veranos de estudiante
frecuenta Guareña y realiza visitas a la finca de su padre
en Valdearenales. También visita la finca de Valdelapeña,
donde se relaciona con varias familias de pastores. A los
veinticuatro años termina la licenciatura en Derecho y
vuelve a su pueblo natal y se dedica a la venta de tinajas,
especialmente en la provincia de Ciudad Real. Posteriormente
se colocó de pasante en la notaría de Victoriano Rosado
Munilla.
En 1913 escribe la poesía "En el remanso", en lengua
castellana, que es la primera de la que se tiene noticia del
poeta. Posteriormente escribe Vibraciones, libro que
permanece inédito, y en el que se aprecia la influencia de
Rubén Darío y de otros poetas modernistas. Colabora en el
periódico La Semana en Don Benito.
En 1921 marcha a Guadalcanal, provincia de Sevilla, donde
conoce a Virtudes Cordo Nogales, con quien contrae
matrimonio al año siguiente. Tuvieron cinco hijas. En 1924
es elegido, circunstancialmente, alcalde de Guadalcanal, en
ese mismo año, es designado miembro de la Real Academia
Sevillana de Buenas Letras.
Durante los primeros meses de la guerra civil Chamizo estuvo
escondido en Guareña en uno de los hornos de cocer conos,
protegido por los obreros de su alfarería, y pasó el resto
del periodo de la guerra en Guadalcanal con su familia.
Terminada la guerra civil marcha a Madrid y trabaja en el
Sindicato de Espectáculos. Luis Chamizo muere en Madrid, el
25 de diciembre de 1945. El cadáver fue trasladado al
cementerio de Guareña, conforme al deseo expresado por el
poeta.
Chamizo contactó con el movimiento modernista a través de
Salvador Rueda, Villaespesa, Carrere, Amado Nervo, etc.
Coetáneo de la generación del 27, Chamizo siguiendo la línea
de Gabriel y Galán y de Vicente Medina, cultivó el localismo
en dialecto popularista.
Su obra poética dedicada a cantar el terruño materno
comprende
Poemas extremeños y
El miajón de los castúos
(Rapsodias extremeñas) (1921). En 1942 apareció su poema
épico Extremadura. También es autor como hemos dicho de un
drama rural,
Las brujas (1932). En 1967 se editó en Madrid
una antología poética con el título de
Obra Poética
Completa. Todavía permanecen inéditas una zarzuela andaluza,
Gloria, y una zarzuela extremeña,
Flor de Luna.
El feliz tinajero de Guareña posee dos cualidades eminentes
y dominadoras: la originalidad y la vehemencia expresiva. Y
ha acertado recogiendo del ámbito extremeño sus dos
modalidades: la energía y la delicadeza. En unos poemas de
extrema sencillez, Chamizo supo captar el espíritu extremeño
y, en frase de Zamora Vicente, representa para la región
extremeña "la mejor voz del terruño".
Según un estudio de José Luis del Barco, profesor de la
Universidad de Málaga, la autenticidad es para Chamizo el
rasgo antropológico fundamental como se desprende del título
de su obra más conocida, El miajón de los castúos. Luis
Chamizo utiliza frecuentemente el término "castúo". Así, en
Compuerta, habla del "miajón que llevan los castúo por bajo
e la corteza". En Consejos del tío Perico, de "una raza / de
castúos labraores extremeños". En El porqué de la cosa, una
mujer dice a su esposo, llena de alegría que habrá de darle
un hijo que "será campusino mú castúo". En El Chiriveje se
refiere a los "muchachos castúos de tu tierra".
Luis Chamizo nos ha enseñado que en las montaneras
extremeñas hay un hálito espiritual maravilloso. Y él nos lo
ha entregado. La queja extremeña late en la profundidad de
su poesía. "Semos probes, hija mía, porque icen / que son
probes los que no tienen dinero: / semos probes, semos
probes, ¡que sé yo! / eso icen de nusotros, icen eso". Pero
también está convencido de que el hombre puede sobreponerse
a las circunstancias: "Era sangre d’otras épocas su sangre;
/ sus agallas parecían d’otros tiempos; / era un hijo de
estas tierras, de la raza / de castúos veteranos extremeños.
/ Y trunfó de lo que tanto se burlaron, / y triunfó de los
que tanto se riyeron, / y las cepas dieron uvas / remojás
con el süor del tinajero". Y es que, como dijo el poeta "mú
castúo": "¡Qué saben d’estas cosas / los señores aquellos!"
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