LA VOZ DE LA CLARIDAD POÉTICA
"Fue aquella vida falsa paz con hambre
ametrallada paz, desvalimiento
de niños que sufrieron con nosotros.
Agobiadoramente sucedíanse
los días con bombillas que se apagan
sobre la mesa familiar sin padres,
sin amor, sin ayuda, sin sol nunca
en aquel cielo sucio que cubría
de anocheceres largos nuestro pueblo."
Eladio Cabañero

"En poesía -escribía Eladio Cabañero-, en todo buen hacer
literario, la claridad es, más que un prurito de veracidad,
un decidido afán de profundidad y sencillez. Ser sencillo,
por tanto, vale lo que pueda valer el ser exacto y preciso.
No exactitud matemática ni precisión mecánica. La claridad
es algo que empieza en la adecuación del diagnóstico con los
síntomas, y termina por cumplirse y verificarse en todo
cuanto hay de expreso en nuestro colectivo sentimiento". Y
añadía: "Deseo ser de esos que de lo oscuro hacia lo claro
aspiran".
La inspiración no puede ser sólo ganas de escribir, sino una
vertical gana de descifrar los poderosos mensajes de la vida
y sus señales verdaderas. "Escribo al calor de estas
temperaturas para que nadie, equivocado -decía Cabañero-,
piense que escribo poemas misteriosos, sino de protestas y
de amor. Escribo casi siempre de los que nadie defiende:
ellos me inspiran y en ellos sólo creo".
Eladio Cabañero nace en Tomelloso, provincia de Ciudad Real,
el 6 de diciembre de 1930. Autodidacta íntegro -sólo asistió
una semana a un colegio-, trabajó en el campo desde los
nueve a los catorce años, en que fue aprendiz de albañil y
oficial después. En 1956 se trasladó a Madrid, ayudado por
los amigos, luego de recibir el Premio Juventud por su poema
El pan. Trabajó doce años en la Biblioteca Nacional y diez
en la editorial Taurus. También ejerció como redactor-jefe
de la Estafeta Literaria durante once años. En 1957 obtuvo
el accésit al Premio Adonais por su libro
Una señal de amor;
en 1963 recibió el Premio Nacional de Literatura por
Marisa
Sabia, y en 1971 el Premio de la Crítica por la recopilación
de su obra
Poesía. 1956-1970.
Colaborador de diarios, revistas y emisoras de radio,
participó habitualmente en los noventa como miembro del
jurado del Premio de Poesía Vicente Aleixandre. En febrero
de este año el Ayuntamiento de Tomelloso le concedió la
medalla de oro de la ciudad. Eladio Cabañero murió en Madrid
el 22 de julio de 2000.
Eladio Cabañero ha publicado:
Desde el sol y la anchura,
Una
señal de amor,
Recordatorio,
Marisa Sabia y otros poemas,
Poesía. 1956-1970.
Eladio Cabañero es uno de los más importantes poetas de la
generación del cincuenta. "Poeta social sin aspavientos
-escribía Manuel Ríos Ruiz-, sino con profundidad y poeta
amoroso de primera magnitud". Juan Pedro Quiñonero decía:
"Eladio comenzó a escribir poemas con las manos untadas de
tierra, con las manos manchadas de cal y de mosto, en los
campos, las obras y las bodegas de su pueblo" Y añadía: "La
obra de Eladio, en su pureza magistral, olía a tierra y pan
recién salido del horno, con la bondad de las palabras
dichas por los hombres buenos en el buen sentido de la
palabra". Eladio Cabañero fue siempre, en efecto, un gran
poeta y una gran persona.
Cabañero ha deseado ser defensor acérrimo de lo
estrictamente humano. "La vida justa y solidaria -injusta e
insolidaria-, ese es el amor que me enamora y la música de
mi cantar", nos decía el poeta de Tomelloso. En su caminar
poético sigue el camino de Antonio Machado, César Vallejo,
Quevedo, por sólo citar a algunos de los que en su poesía y
en su vida son poetas ejemplares.
Para este verdadero poeta, la poesía social es alta razón de
eterna actualidad. "Por eso creo -decía-, y muchos
compañeros míos comparten estas mismas ideas, que nuestro
tiempo necesita de poetas morales, no moralistas, porque lo
auténticamente social en poesía está empezando, siempre está
empezando". Y como dijo nuestro poeta: "Como el olvido es
malo, nunca olvido; / han pasado estos años... Ahora veo /
que es necesario hablar de despedirnos, / de un documento
extraño que se firma / para dejar de ver a los que amamos".
