
El mes pasado hacíamos un comentario a GÜICHIS, ULTRAMARINOS
Y OTRAS HISTORIAS COTIDIANAS DE LA ISLA y en este mes nos
ocupamos de este otro libro de los dos editados por EL
GÜICHI DE CARLOS, cuyo fin es dar a conocer a las
generaciones actuales cómo era nuestra ciudad en su día a
día con sus tiendas, bares, patios, costumbres, personajes y
otros caracteres que configuran la idiosincrasia de un
pueblo.
En este segundo libro colaboran isleños cuyos recuerdos
valen su peso en imprenta para recordatorio que no se ha de
perder.
El libro va precedido de unas palabras de los que han
sentido la curiosidad de llevar a cabo este hermoso gesto de
autenticidad cañaílla. En efecto, es un variado mosaico de
escritos de diferente observación, pero todos coinciden en
el recuento emocional de unos perfiles definitorios de este
rincón del sur andaluz.
Sigue una semblanza de EL GÜICHI DE CARLOS, con los nombres
y la tarea llevada a cabo por este grupo de isleños
interesados en que la identidad de la Isla no se difumine en
los avances técnicos de la modernidad. Una web y unos
programas de radio y televisión, celosos por todo aquello
que puede difundir los valores locales, están de guardia
para mantener vivos los elementos populares de esa identidad
isleña.
Viene luego un prólogo de José Loaiza García, alcalde actual
de la Isla, en la que evoca recuerdos de una Isla que vive
aún en la memoria de los que la vivieron en otros tiempos,
ajenos a los cambios de costumbres y de estructuras urbanas
debido al ineludible progreso.
Le sucede una introducción final de El Gúichi de Carlos,
desde la que se avizora ya la temática central del libro,
haciendo mención de elementos y lugares, sobre los que
versarán los artículos de los colaboradores, que hilvanan un
tapiz del sentimiento isleñista, un tapiz que representa lo
vivencial y espontáneo, sin afán de testimonio, sino de
memorándum de una historia colectiva determinada por épocas,
sitios y anécdotas. Si a este muestrario de experiencias
añadimos las fotos que acompañan a los textos, hemos de
destacar la necesidad de leer que tiene la gente joven este
libro que El Güichi de Carlos ha tenido la generosidad de
presentar al público de la Isla, que lo debería recibir como
una herencia del pasado y también como un testamento de lo
que no desaparece del todo, si el sentimiento lo retiene con
su fidelidad a lo que ha sido.