Aclaración:
Quiero aclarar que este artículo, aunque fue publicado en
La Web de la Artritis Reumatoide en el mes de febrero, considerando que
también tiene seguidores en la
Revista Arena y Cal, he
creído
oportuno publicarlo en estas páginas con el objetivo de hacer llegar
información y experiencias a todos aquellos que pudiera
sufrir alguna patología reumática o autoinmune y quiera
curarse de la misma. Sólo debe entrar en la web -cuyo
enlace está al final de esta página- y contarme su
problemática en el
Consultorio.
Enero-Junio 2013
Al terminar diciembre de 2012 se cumplieron seis años desde que considerara remitida
mi Artritis Reumatoide y, aunque a lo largo del año he hecho pruebas que me han
traído
crisis y manifestaciones diversas, tengo que reconocer que la
remisión continúa con éxito. Considero lógico, pues, dedicar este resumen anual a
analizar y explicar, siquiera someramente, cómo se ha desarrollado todo.
La primera de las pruebas, pensando en la problemática que contaban
muchos lectores por ciertos excesos en las fiestas de Navidad y fin de
año -todos ellos relacionados con los dulces y chucherías que se suelen
comer-, fue con el azúcar refinado -causante del problema-.
Así, pues, en los últimos diez días del mes de diciembre de 2011 estuve
comiendo tras la cena un alfajor y algunas figuritas de mazapán (casi
todo azúcar). El
resultado no se hizo esperar y antes de la fiesta de Reyes ya notaba
dolor en manos, muñecas y ambos pies. Podemos decir que no muy
fuertes y, además, sólo funcionales, pero fastidiosos y que limitaban a la hora de hacer
cualquier cosa.
Antes de seguir les quiero aclarar un concepto para que vean cómo pueden
afectarnos alimentos que compramos como de buena calidad y que no lo son tanto. Me refiero a los alfajores. Éstos
exquisitos dulces -aclaro que los andaluces, concretamente los de Medina
Sidonia- de acuerdo a su
fórmula de siempre, deben estar hechos de almendras molidas y miel
-aceptados por el Régimen-
(aunque pueden llevar algunas avellanas, un poco de pan rayado o harina
y algo de especias). Pues, puedo asegurar que estos que comí este año
(los compré sabiendo que eran simple imitación de los auténticos de Medina,
que son los que compro siempre), en lugar de miel llevaban
azúcar blanquilla. Y en una proporción que, al igual que las figuritas
de mazapán, podemos estimar en más de la mitad de su peso.
Al llegar Reyes dejé de comerlos esperando que las inflamaciones
remitirían en una o dos semanas. Pues, no. Las inflamaciones, aunque
disminuyendo progresivamente, se mantuvieron durante varios meses.
Además, me obligaron a tomar corticoides durante las primeras semanas.
Tengo que añadir que, tras considerar que la crisis había remitido, y a
pesar de continuar el Régimen de la forma habitual, he seguido observando
manifestaciones que, sin razón aparente, se han ido repitiendo a lo
largo de todo el año 2012 (y aún continúan). Algunas, además de raras,
no han sido tan leves, como, por ejemplo, una severa inflamación de ambos dedos
índices (interfalángicas proximales) que se mantuvieron durante un par
de meses, remitieron luego hasta una completa funcionalidad,
para, por extraño que parezca, reaparecer a final de año y continuando a
la fecha (aunque disminuyendo). Otra "rareza" fue una "caída del pie" izquierdo (plantillazo
al andar e imposibilidad de andar con el talón, todo sin dolor alguno).
Estuve varias semanas intentando ejercitar los músculos y nervios implicados
(ciático poplíteo, tibial y peroneo) sin apenas conseguir reactivar la
función. Sin embargo, muy lentamente, comenzó a recuperarse y hoy
-varios meses después- funciona con total normalidad.
Desde esa excesiva ingesta de azúcar no he hecho más pruebas que
implicaran crisis seguras. Tras considerarla acabada, durante todo el
año he estado comiendo de acuerdo al Régimen, si bien, de la forma
habitual mía, transgrediendo levemente algunas normas para conseguir
mantener la AR en un estado latente próximo a manifestarse, sin dolores
ni inflamaciones, pero que permite ver rápidamente (en los tres días
siguientes) si el alimento a prueba tiene capacidad de producir reacciones
o, por el contrario, se puede comer sin problemas. Y es por ello que me
resulta extraño, toda vez que estas inesperadas crisis parecen apartarse de los razonamientos
científicos que nos aportara Seignalet y los conocidos
mecanismos por los que opera el Régimen.
Reflexionando sobre el tema, sólo se me ocurre una hipótesis:
· Cuando un paciente afectado por AR -u otras patologías autoinmunes-
comienza el Régimen, casi de inmediato comienza a notar una mejoría que
suele convertirse en extraordinaria remisión en un plazo de más o menos
tiempo. Continuando el Régimen correctamente, esta remisión se mantiene
sin el menor problema durante años (puedo dar fe por mi magnífico estado
durante los tres años que siguieron a su comienzo, y que sólo se interrumpió por
las lógicas crisis sobrevenidas a causa de las pruebas que
efectué los siguientes años). Pero,
si volvemos a comer -durante cierto tiempo
y cantidad- alimentos de los considerados tóxicos o desconocidos, parece
ser que el sistema inmune -que conserva una memoria-,
alarmado y fuera de todo control ante el ataque de viejos enemigos a los
que ya creía vencidos para siempre,
reacciona y comienza su actividad con mayor virulencia -y durante más tiempo-
con el objetivo de acabar de una vez por todas con su pesadilla. (Un
mecanismo parecido, o que guarda cierta relación, con el de las vacunas.)
Esta teoría (expuesta en lenguaje divulgativo, porque explicarla con
términos científicos sería larga, compleja y, posiblemente,
inentendible para muchos) parece razonable porque es lo que he advertido
en cada una de las pruebas relevantes que efectué en los últimos años.
Así, en la primera prueba importante, la de la leche, efectuada en el
verano de 2009, en la que durante tres meses estuve tomando algo de
leche y un trozo de queso a diario con la cena sin que sobrevinieran
inflamaciones, cuando decidí ir a por todas y me tomé medio quilo de
helado en dos días, la crisis, no sólo sobrevino de inmediato sino que
necesité más de tres meses hasta que se extinguieron todas las
manifestaciones. Con la del pan, comenzada en marzo de 2010 con una
ingesta de pan aumentada diaria y progresivamente hasta alcanzar una
cantidad entre 200 y 400 g., ocurrió otro
tanto. Durante marzo y abril no noté absolutamente nada, pero, llegado
mayo, comenzó la crisis con manifestaciones articulares que llegaron a
ser severas (y en lugares donde nunca antes las había tenido). Terrible
durante mayo y junio, y aún necesité que pasaran julio y agosto
hasta verlas finalizadas. La siguiente, en 2011, por su poca
importancia, ni siquiera consideré exponerla en un artículo, pues
fue solamente relajarme en la alimentación diaria comiendo algunos
alimentos no recomendables o excediéndome un tanto en el cocinado. Las
manifestaciones, muy poco severas, se mantuvieron mientras
mantuve la prueba y se extinguieron poco tiempo después de retomar el
Régimen normal (la cantidad de ingesta tóxica no era suficiente). Y, la última, la del azúcar, es, sin duda, la que más
ha durado tras dejar de comer el alimento causante del problema, con una
crisis primera de tres meses y persistiendo hasta la actualidad con
crisis o mini crisis que, por lo insólito del caso, dan lugar a estas
reflexiones.
Quizás podría formularse una segunda hipótesis, que estaría relacionada
con malfunciones del sistema endocrino y del eje
hipotálamo-hipófisis-suprarrenales -por envejecimiento o trastornos
patológicos-, que implicaría deficiencias hormonales, alteración de la
capacidad de síntesis de proteínas de transporte, entre otros, y cambios en la
respuesta tisular. Pero, más que un segundo mecanismo que explicara la
persistencia recurrente y mayor durabilidad de las crisis -sin causa
aparente-, pienso que todas estas malfunciones o deficiencias estarían
implicadas y podrían ser causas complementarías de la primera.
Para intentar atajarlas
he investigado sobre los mecanismos metabólicos y probado alguna que
otra fórmula. Una de ellas, pensando en un posible aumento en la
permeabilidad intestinal, fue la de compensar las posibles deficiencias
enzimáticas -propias y de muchos alimentos- mediante la ingesta de enzimas
digestivas y pancreáticas, al tiempo que disminuir la producción ácida
con un inhibidor de la bomba de protones (Omeprazol u otro). El
resultado (hasta hoy, porque aún sigo probando), aunque mejora algo, no se puede considerar
un éxito para inhibir las recurrencias y durabilidad de las crisis. Sin
embargo, sí parece extraordinario para pacientes con diarreas frecuentes y
problemas gastrointestinales.
Por el momento sigo sin encontrar una solución definitiva, pero sigo
investigando, estudiando el tema y probando en mí mismo cuanto se me
ocurre. Hay algunas perspectivas que pudieran tener éxito, y no sólo
para esta situación especial mía (que, por lo ya explicado, sigo
transgrediendo en parte el Régimen), sino, incluso, para las pequeñas y
fastidiosas crisis que suelen sobrevenirle a personas que siguen el
Régimen correctamente, y que tienen su origen en la contaminación
química, alimentaria y medioambiental de todo cuanto comemos.
Puede que termine por encontrar adecuada solución, pero, de momento, la
única posible parecer ser la de seguir el Régimen Ancestral con la mayor
fidelidad y tratando de conseguir alimentos lo menos contaminados y más
naturales que se pueda.
Y, para terminar este resumen anual, por si lo relatado pudiera dar
lugar a equívocos, quiero dejar claro que sigo en un estado que es lo
más parecido a una curación total de mi Artritis Reumatoide, que las
pequeñas manifestaciones que les he relatado, ni de lejos tienen
parecido con aquellas otras que sufrí durante doce años, y que conseguí
atajar, primero con los resultados de mis estudios e investigaciones
sobre los efectos de la alimentación y, posterior y definitivamente, por
los aportados por el profesor Seignalet y el seguimiento del Régimen
Ancestral.
Así, pues, el Régimen -bien hecho y continuado- sigue siendo la única
medicina capaz de aportar una remisión clínica a todos los afectados por
estas enfermedades reumáticas y autoinmunes.
Sigo aquí y les tendré informado.
Añadido. Mayo 2013
Parece que, por fin, las persistentes inflamaciones de
los dedos han cesado definitivamente. Ya a últimos de
abril se advertía una lenta pero progresiva disminución
de las inflamaciones y una buena recuperación funcional
que, ahora a finales de mayo, considero como muy
aceptable. Y todo ello sin necesidad de tomar
corticoides ni ningún otro medicamento. Les seguiré
informando.
Nota:
En
La Web de la Artritis Reumatoide, además de un consultorio
on line, dispone de descripciones de
otras muchas patologías comprendidas entre las reumatológicas,
neurológicas, autoinmunes en general
y de las denominadas de
ensuciamiento y
eliminación.
URL: La Web de la Artritis Reumatoide