No cabe dudas de que la actual crisis económica española es la más larga, encarnizada y con
mayor incidencia en el plano social de la historia. Los analistas señalan que su comienzo tuvo
lugar a nivel mundial en agosto de 2007, si bien, aquí en España, el entonces presidente del
gobierno, Rodríguez Zapatero, negó rotundamente que tal cosa nos afectara y dijo que nuestro
país era "el pichichi en la Champions League de las economías". Tremendo error, pues, al año
siguiente, 2008, apenas comenzar su segunda legislatura, tuvo que invertir enormes cantidades
de dinero público en planes de choque contra la crisis, entre ellas una inyección de 100.000
millones de euros en avales para la Banca, 50.000 millones de euros en el denominado Plan-E, y
drásticas medidas económicas como la congelación de pensiones, reducción del salario de los
funcionarios y empleados públicos, retirada de medidas estrella de la legislatura anterior
(cheque-bebé, deducción de 400 euros en el IRPF, etc.), además de una inaceptable reforma
laboral que provocó tal rechazo de sindicatos y patronal que condujo a una huelga general
(29-9-2010).
Pero aún vendrían medidas mucho más duras tras la victoria del PP y la elección de Mariano
Rajoy como presidente del gobierno (20-11-2011). Entre ellas, una bestial reforma laboral
recortando derechos de los trabajadores, recortes generalizados en el sector público, recorte
en sectores como sanidad y educación, recortes en pensiones y derechos sociales, nuevos
recortes en los salarios de los funcionarios y empleados públicos (incluida supresión de las
pagas extras), subidas en los tipos impositivos en el IRPF, y, por si fuera poco, una nueva y
tremenda subida del IVA.
"Entiendo que es penoso trance para las familias aceptar las medidas a que nos vemos
obligados, pero es necesario el sacrificio de todos para superar esta crisis." Esto -más o
menos literal- es lo que le hemos escuchado decir una y otra vez al ínclito Sr. Rajoy a lo
largo de su actual mandato... Pero, aún poniendo la mejor voluntad en creer que tal aserto se
cumple en todo su enunciado, el escenario que vemos por ahí arriba es el de muchos coches
oficiales (22.500 coches, la mayoría de muy alta gama y blindados, con sus chóferes y
escoltas), muchos viajes y almuerzos "de trabajo" con todos los gastos a cargo de las arcas
públicas, y otros chorrocientos chollos de todo tipo -con Visas Oro a cargo a la misma cuenta-
cuya enumeración resultaría imposible aún contando con un numeroso equipo de expertos
investigadores (algunos de ellos acaban aflorando a la luz por su puerta natural, que suelen
ser las de los Juzgados). Pero, sobre todo, lo que nos deja estupefactos, patidifusos, es la
enorme cantidad de cargos públicos que tenemos en activo aquí en España: más de 400.000 según
estimaciones de expertos relacionados con la materia (no existe ningún informe oficial que
cifre el número exacto de cargos y políticos que hay en España cobrando una nómina de la
Administración). Entre estos, además de los miembros del gobierno con su cohorte de asesores,
cargos de confianza y demás personal multichollo (intenten imaginar), encontramos diputados,
senadores, alcaldes, concejales, miembros de los parlamentos autonómicos, de diputaciones
provinciales, de las mancomunidades, de las empresas públicas... etc., etc., etc.. Esto sitúa
a España en el primer puesto europeo en número de cargos políticos, muy por encima de Italia
que tiene la mitad, 200.000, o Francia -con un nivel algo menor-, o Alemania, con 100.000. Es
posible que muchos de ellos no estén tan bien pagados como en otros países de la Unión
Europea, pero, a poco que se fijen, comprobarán que ninguno ha tenido que prescindir del
tabaco y las copitas con los amigos, del jamoncito ibérico colgado en la cocina o dejado sin
clases de inglés y gimnasio a los niños porque no les alcanza con lo que ganan. No, por ahí
arriba el "necesario sacrificio de todos" es una abstracción metafísica que no encuentra su
universo natural y, por ende, adquiere condición plena de espiritualidad para ser inhibida de
lo material y ser sentida exclusivamente en los más profundo del alma.
Mientras tanto, por aquí abajo, 6.000.000 de parados (más de un 26 % de la población activa y
más de un 50 % de jóvenes), la mayoría sin subsidios ni ayudas de ningún tipo, familias
enteras en las que no trabaja ninguno de sus miembros pasando hambre y miserias de todo tipo,
subsistiendo con la mísera pensión del abuelo, con algunas ayudas de Cáritas, bancos de
alimentos y comedores de beneficencia, malviviendo en la calle tras ser expulsados de su casa
por no poder pagar la hipoteca, prescindiendo hasta de lo más ínfimo e imprescindible..., y
otros tantos millones de familias, las que hasta hace pocos años componían la clase media,
recortados sus sueldos y quitadas o menguadas sus pagas extras, soportando, también, los
parados familiares y comidos ya los pocos ahorros de que disponían, que no saben dónde hacer
recortes al presupuesto para poder llegar a fin de mes... y las otras tantas de jubilados y
pensionistas que ven subir los precios de todo mientras que sus míseras pensiones quedan
estancadas y disminuidas en su poder adquisitivo. No, por aquí abajo no hay abstracciones
metafísicas, aquí lo que hay es un puro y duro sacrificio soportado por todos los que menos
tuvieron que ver con la consecución de esta crisis ni con ninguno de los que la causaron o
permitieron. Puro dolor nacido de las necesidades soportadas -y de la percepción del mal
trato- habitando en millones de gentes destrozadas.
Arreglar el hundimiento del país, la ruina a que nos han precipitado la ineptitud y avaricia
de gobernantes y financieros, quitándole los recursos a los más débiles hasta dejarlos sumidos
en auténticos panoramas de hambre y miserias, me hace pensar en tiempos próximos-pasados donde
situaciones similares llevaron al pueblo a actitudes extremas en la necesaria búsqueda de
soluciones lógicas. Y, entre otros, pienso en el Zar Nicolás II de Rusia (apodado El
sanguinario) que, tras sumir al pueblo obrero ruso en la miseria y al militar en una debacle
de muertes y derrotas, fue obligado a abdicar (2-3-1917), siendo posteriormente detenido y
ejecutado junto con el príncipe heredero y toda su familia (17-7-1918). Podríamos citar aquí
una larga lista de reyes y gobernantes ajusticiados por pueblos explotados por sus regidores y
clases adineradas -incluso contemporáneos, como Benito Mussolini, Ceaucescu, Gadafi, etc.-,
pero debemos entender que rebeliones y actitudes de tal magnitud, aunque se estimen como
merecidas y justificadas, no parecen ser adecuadas para estos tiempos. Debe ser la lógica y la
inteligencia quienes impongan sus criterios para que no se viole sistemáticamente la razón y
la dignidad de los seres humanos.
Acaba 2013 con un panorama tan negro como comenzara. Sin embargo, acabado el año número 13, de
tan mala suerte, y hasta el cabalístico número 7, que se corresponde con los que llevamos de
crisis, comienza el número 8 que es el de la suerte según los chinos. Quién quita que en el ya
esperado 2014, los que rigen nuestros destinos se percaten de que necesitan al pueblo vivo y
predispuesto para la continuidad de toda esperanza y proyecto y determinen la necesidad de un
entente cordiale que permita recomponer planes e ilusiones. Si nuestro actual gobierno rescata
del olvido la buena voluntad, rectifica las cuentas y se aplica a sí mismo los obligados
recortes que le corresponden, amén de hacerles saber a los señores de la Banca cuáles son sus
obligaciones -y debiera ser su ética-, es muy posible que la crisis comience a remitir, a
brotar de una puñetera vez los tan manidos y referenciados "brotes verdes", antes de que acabe
el año que esperamos.
Yo, por mi parte, creyendo en las personas y alimentando en mi interior unas ligeras briznas
de optimismo, aprovecho el comienzo de este mes de zambombas y panderetas para desearles a
todos una felices fiestas y un nuevo año que traiga de la mano el cumplimiento de todos
nuestros sueños.
¡Felicidades a todos!
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