Se habla del ruiseñor como
modelo de canto de aves como
un tópico que empieza en la
Literatura y continúa en la
Música. Si consultamos las
antologías poéticas y las
obras individuales de los
escritores, el ruiseñor es un
recurso exquisito para decorar
la armonía y el paisaje de los
textos literarios. En muy
pocas ocasiones, por no decir
casi ninguna, aparece el
canario como un oponente o
como un sucedáneo de su
hermano de subgénero de
especie.
Juan Ramón Jiménez cantó en su
periodo modernista, en
concreto la llamada por él
etapa sensitiva, al ruiseñor.
Veamos la primera estrofa de
un poema suyo:
“Ruiseñor de la noche, ¿qué
lucero hecho trino,
qué rosa hecha armonía en tu
garganta canta?
Pájaro de la luna, ¿de qué
prado divino
es la fuente de oro que surge
de tu garganta?”
Otro poeta, Pedro de Quirós,
franciscano, (siglo XVI),
también tuvo presente al
ruiseñor en sus sonetos. Así
pues, leemos en el siguiente:
Ruiseñor amoroso cuyo canto
no hay roble que no deje
enternecido,
¡oh, si tu voz cantase mi
gemido!
¡Oh, si gimiera mi dolor tu
canto!
Esperar mi desvelo osara
tanto,
que mereciese por lo bien
sentido
ser escuchado, cuando no
creído
de la que es de mi amor
hermoso encanto.
¡Qué mal empleas tu caudal
sonoro,
cantando al alba y a las
flores bellas
cantas tú, oh, ruiseñor, lo
que yo lloro!
Acomoda en tu pico mis
querellas,
que si las dices a quien
tierno adoro,
con tu voz llegarás a las
estrellas.
Ver Curriculum
