Eso dijo Dios el primer día tras
crear el Cielo y la Tierra:
"Hágase la luz". Y la luz se hizo.
Y luego puso Dios el Sol para
señorear el día y la Luna y las
estrellas para presidir la noche.
Y los hombres, aquellas criaturas
que creara a su imagen y
semejanza, tuvieron luz y calor
para ejercer sus trabajos durante
el día y penumbras para el
descanso de las noches. Y de esta
manera, sus vidas, de forma
consustancial e indisoluble,
quedaron unidas para siempre a la
extraordinaria maravilla que Dios
creó para ellos y a la que llamó
Luz.
Pasados los años, avanzado el
hombre y evolucionado en vidas y
costumbres hasta llegar a lo que
dieron en llamar civilización, Don
Fulano, poderoso señor, cuasi
dios de los horizontes terrenos, cuya divinidad y poderes le
venían por un ingenioso invento de sus antecesores llamado dinero, en tanto contemplaba la
espléndida luz del sol destellar
sobre las aguas del río, le dijo a
su acólito más próximo y fiel: "Quillo...
¿Tú te imaginas el chollo que
tendríamos si le vendiéramos todas
estas maravillas que
tenemos aquí a tóa la caterva?
Te imaginas toda esta energía que
nos brinda el sol, las aguas y
los vientos convertía en
electricidad... y que en lugar de
velas y carburos se alumbraran por
las noches con rayos de sol metíos
por cables, y que pal trabajo en
las fábricas y talleres,
en lugar de animales de tiro y
máquinas a vapor le pusiéramos un
cacharro que convirtiera los
calambres en fuerza... Y,
además, llenarle la vida de
aparatitos como la radio, la
televisión, la lavadora, la
nevera... y no te hablo ahora del
ordenata, el móvil o la tablet
porque todavía tengo en trámites
parte del invento, pero eso lo
tenemos funcionando a toda
pastilla en menos que canta un
gallo... ¿Te imaginas tor mundo
enganchao a estos chismes y
sortando pasta por un tubo? Y,
además, a como nos sarga del
pito...
Justamente. Porque los dueños del
cotarro lumínico -sin olvidar a sus fieles
y devotos feudatarios que se encargan
de la gobernanza y de conferir santo y seña
de legalidad a todo cuanto hagan-
nos venden "la luz"
de esa manera tan explícita.
"No dudo que en muchas normas
eléctricas el sector ha tenido
influencia (...) pero ninguna de
las medidas adoptadas se ha hecho
siguiendo el interés particular
sino el interés general."
-afirmaba el ministro del ramo,
señor Soria, en declaraciones
hechas días atrás en los desayunos de TVE.
Como ven, el señor ministro de
Industria "no duda" -es decir,
reconoce- que "en muchas normas
eléctricas el sector ha tenido
influencia...", lo que es tanto
como reconocer que las eléctricas
han tenido y tienen -y seguirán
teniendo- potestad para configurar
sus indescifrables y abultadas
facturas tal y como -aludiendo a
la gran autoridad de su pito-
señala más arriba el señor Don
Fulano. Ello desvirtúa un tanto lo que continúa en su
perorata, por lo que la poco
objetiva frase de "interés
general" podría interpretarse por "los intereses
comunes de las eléctricas y del
gobierno". Lógico, por otro
lado, puesto que tanto el señor
ministro como los demás
responsables del gobierno,
conscientes de su alta
responsabilidad, están obligados a
velar por la continuidad de sector
tan esencial y valioso como el eléctrico
en la creación y mantenimiento de
puestos de trabajo. Es, sin duda,
una de las actividades más
importantes y rentables para la
actual economía nacional ...y más
prometedoras para el futuro. (Y para que no
piensen mal, observen cómo omito
aquí ex profeso la lista -enorme y
sorprendente- de ex presidentes,
ex ministros y ex altos cargos de
los diferentes gobiernos
democráticos habidos
hasta la fecha que, tras finalizar
sus cargos, han tenido o tienen
puestos extraordinariamente bien
remunerados en las plantillas de
asesores o de gestión de las
diversas empresas del sector
eléctrico. En Internet hay
muchísimos sitios -con datos bastante bien
contrastados y con indicación de
cargos y retribuciones- donde pueden
verlo. No obstante, si ya les pica
la curiosidad, pueden echar un
vistazo aquí mismo:
http://www.suelosolar.es).
Explicar todos y cada uno de los
conceptos por los que se rigen
empresas eléctricas y Gobierno
para cifrar la factura del consumo
eléctrico en España es materia que
sólo está al alcance de unos pocos
expertos. Y es verdad que a la
maraña de costes de producción y
distribución se añaden otros, como
subvenciones y
primas a las renovables, el
presupuesto de la Comisión
Nacional de la Energía, lo del
llamado déficit de tarifas,
impuestos (doble imposición:
impuesto sobre electricidad y,
luego, el IVA sobre el total), etc.,
etc., pero, aún así, podríamos tener
unas cuentas claras si las grandes
empresas eléctricas, Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa, EDP
España y E-ON España -todas ellas
integradas en Unesa-, más sus
colegas estatales -tan negados a
luz y taquígrafos como los
primeros- permitieran una
auditoría de costes;
imprescindible revisión
contable que,
según la "Plataforma por un Nuevo
Modelo Energético", que presentó
200.000 firmas ante la Comisión
Europea para solicitar una
auditoría de costes en España, fue
rechazada sin más explicaciones por el Gobierno (El
Confidencial Digital, 14-12-2013).
En el recién terminado año 2013 ha
habido cuatro subidas en el recibo
de la luz. Y comienza 2014 con un
nuevo incremento (que las eléctricas, tras repartirse el pastel de la última subasta al más puro
estilo Don Fulano, pretendían entre
el 10 y el 13 %, y que,
sorprendentemente, por intercesión del Gobierno y sin que se nos
haya explicado la increíble regla
de tres usada en los argumentos,
parece que será rebajada a sólo un 2,3
%). Una "leve" subida que, para no
quebrar el hilo de la historia,
continuará su escalada a lo largo
de todo el año.
España -como
también va
siendo parte de su historia- es el tercer país con el precio
de la electricidad más alto de la
Unión Europea, tan sólo por detrás de
Malta y Chipre (según datos de
Eurostat de 2013), y uno de los
que mayores aumentos han sufrido
en los últimos años. La razón de
esta carga energética para las
familias es, según las
asociaciones de consumidores, que
no existe competencia.
"Ni vergüenza...", añaden los
españolitos de a pie. Porque la
subida -ésta y las que le siguen- no es para todos
los usuarios, lo que
suben es la llamada Tarifa de
Último Recurso (TUR), modalidad que
afecta a hogares y pequeña y
mediana industria que suman
alrededor de
20 millones de consumidores.
Porque las grandes empresas
consumidoras de mucha energía:
siderurgia, acereras, sector del
automóvil, cementeras,
etc. (AEGE), en el supuesto de que
les pretendieran colar la
embestida, pondrán -como otras veces- el grito en el cielo,
clamarán en cámaras y
parlamentos, en los medios terrenos y en el cenáculo de
los dioses, y amenazarán con paros
e interrupciones, con cierres
y despidos masivos, con las siete plagas... y al final
conseguirán hacerle entender a sus
colegas y primos hermanos que lo
que no es, no es, y además es
imposible.
No vamos a entrar en describir las
calificaciones que nos merece tan
absoluta falta de claridad en todo
cuanto atañe a suministro tan
necesario -innecesarias por
sabidas-, pero lo que sí tenemos todos bien claro es
que el sector energético español
necesita con toda urgencia una
auténtica reforma. Una reforma que
hiciera saber con exactitud la
capacidad de generación que tiene el
país, el costo real de las
diferentes fuentes
(hidroeléctricas, nuclear, carbón,
gas y petróleo, renovables, etc.),
la dependencia energética del
exterior, el modelo energético que
se quiere seguir, etc. Y, por
supuesto, revisar el modelo de
subastas CESUR -con especial
atención a la intervención de
Banca, agentes financieros y demás intermediarios- y controlar
estrechamente cuantas operaciones
se realicen en el sector al objeto
de evitar cualquier tipo de
prácticas que hiciera pensar a los
consumidores en la existencia de
un trust o mafia y la certeza de un verdadero
y omnipotente Don Fulano que controla todo
cuanto se hace como le sale del
pito.
Que la tan privilegiada señora del César no sólo
debe parecer honrada sino, además, serlo.
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